jueves, 27 de abril de 2017

CORAZÓN

Cuando basas solamente en la cabeza el manejo de tus impulsos, de tu motivación deportiva, te puedes sentir inseguro, y desde luego, por lo que a mí respecta, me siento del todo desequilibrado.
Porque utilizando solamente la cabeza, es muy fácil caer en influencias externas profundamente desmotivantes y paralizantes, como la clásica idea de "contra más mejor".
La cabeza siempre culminará en buscar resguardo en actividades que te parezcan "sensatas", maduras, evidentes y equilibradas. Actividades conformadas en las que té auto satisfagas, rutinarias y en las que no te arriesgues mas allá de lo estereotipado.
En cambio, el corazón te hace sentir lo contrario; que "más es menos".
El corazón siempre te encauza a buscar la pasión de las cosas, la inspiración, el entusiasmo, la satisfacción, y con ello tu destino personal, que es donde reside la verdadera acción y la fuerza. Tu acción; tu lucha, y tu fuerza.
Y aunque tu cabeza (que está sobre tus hombros desde que naciste), siempre te indicará caminos que persistentemente busquen un buen resguardo y la seguridad, tu corazón te indicará los caminos que le den verdadero sentido a todo, a tu vida, y a esa gran emoción de existir.
Muchas personas sólo viven o actúan (en la vida o en el deporte) según el dictado de su cabeza. ¿Se les hará la vida o la competición angustiosa, mientras que a otros se nos obra como una emocionante y feliz aventura?. No lo sé.
Y no creo ni pretendo tener la razón, ni establecer ningún alegato cuando escribo.
Me limito a componer líneas sobre lo que yo siento y como lo siento. Después cada cual al leerlo, es libre de sentirse identificado conmigo, o por el contrario manifestarse absolutamente discorde en todo.
Así que continúo:
¡Haz un alto! ¡Detente y reflexiona!
No te muestres por lo que dice tu etiqueta de presentación o lo que la gente espera de ti.
Escoge tu mism@. Por mi parte, escojo, registrarme como hasta ahora un ser humano que hace en determinados momentos de su vida lo que le dicta su corazón, porque si no lo hace, a la larga es profundamente infeliz.
Ser humano que desde hace muchos años en ocasiones se somete sin pretextos a esos impulsos de su corazón y... desde entonces, su vida es más dichosa y satisfecha.
Si lo pienso bien, con esta premisa, hay serenidad, alegría y entusiasmo en todo lo que se me antoja acometer.
Desde lo más pequeño como escribir estas líneas o salir a correr cada día, a los más colosales retos.
Yo recomiendo por tu propia salud física y mental, obedecer siempre a tu corazón por encima de todo; de lo contrario, las frustraciones y las incoherencias se manifestarán en tu propio carácter y en tu aptitud desanimándote e incluso deprimiéndote.
Del mismo modo que la inteligencia humana logra cosas increíbles, igualmente nuestra razón.
Y nuestro corazón puede y debe actuar para lograr alcanzar lo mejor de nosotros mismos y de nuestras vidas en todos los aspectos de la misma. 
Luego si,  está el miedo.
El miedo que nos está influyendo a actuar cobardemente y traicionar todos nuestros auténticos deseos.
Ante este estímulo, el del miedo, posiblemente deseamos rendirnos antes de intentar siquiera cualquier propósito, pero, al mismo tiempo, queremos dominarnos y superarlo, para no vivir con la eterna amargura de "y si hubiera". Que frustración.
Se presenta ante ti una doble contrariedad: Unos intereses intuitivos que nos gritan desde nuestro corazón, y unos valores madurados y recapacitados que nos claman desde nuestra cabeza.
Y ante esta disyuntiva, al final decidimos.
Y al decidir, entregamos el dominio de nuestra vida, de nuestros sueños a una u otra; a la cabeza o al corazón.
Aunque lo propio, lo racional, fuera siempre actuar de acuerdo con los dictados de tus valores recapacitados, aunque estén enfrentados funestamente a tu sentimiento y a tu instinto.
Yo me niego a creer en eso.
Ni hablar de dar primacía a la cabeza sobre el corazón, porque creo que conduce a estilos de vida, practicas frías y cerebrales.
Seguramente lo sensato y maduro sería llegar a una conciliación, e integrar cabeza y corazón.
Porque la inteligencia, si verdaderamente es inteligente, debería preocuparse de adiestrar a los sentimientos, y no dedicarse a asfixiarlos hasta ahogarlos.
Pero eso lo veo tan tan difícil (en mi caso).
Sé que una lúcida educación de nuestros sentimientos y de nuestra voluntad haría que sepamos dónde queremos ir, que queremos verdaderamente hacer, que escojamos la mejor ruta para ello, y que manejemos con pericia nuestros propios recursos para hacer frente a todo para conseguir esos "nuestros" objetivos.
Quizás cabeza y corazón pueden ir de la mano en el deporte; cabeza sola, por mi parte sé que no; Corazón solo, posiblemente hasta hoy yo siempre haya funcionado así.
Y en el futuro... preveo que seguiré igual por varias razones:
Porque pienso que la razón puede avisarnos sobre lo que conviene evitar, si, pero sólo el corazón nos dice lo que es preciso hacer; Porque lo que hoy siente tu corazón, aunque hoy no, mañana lo comprenderá tu cabeza (al final siempre lo comprende); y por otra parte, la cabeza quizás no, pero el corazón te va a durar toda tu vida.

martes, 18 de abril de 2017

EMERGER


En ese áspero y complaciente cometido que es vivir, si no pierdes la pasión y el ánimo y sigues
adelante, el éxito, los momentos buenos, los hallarás en el camino que está entre fracaso y fracaso, entre frustración y frustración.
Un viaje familiar a Roma durante unos días, me ha permitido realizar una de las práctica que mas me gusta practicar cuando viajo: Madrugar y salir a correr deleitándome del paisaje urbano o no, cuando no hay casi nadie en él; cuando la ciudad está aún adormecida y callada.
En momentos así, me absuelvo e inspiro. Y en estos días heridos preciso esa autonomía e inspiración.
Hablando de inspirar, que era de lo que trataba uno de mis anteriores post. Corriendo esas alboradas por Roma, buscando aseveración o dogma, me acordé de algo que me sucedió hace poco.
¿Qué pensarías si alguien te pidiera aprobación para inventar una poesía inspirada en ti?. Pues eso me sucedió no hace mucho.
Fue Paul; un chico de Madrid al que le gustaron tanto mis videos sobre los barrancos de Guara, que el pasado año contactó conmigo para manifestármelo, y posteriormente además, en verano, no dudó en organizar un viaje con varios amigos suyos para realizar su primer descenso de barranco en la Sierra de Guara. Por estar ocupado no pude acompañarlos personalmente, pero si saqué un ratito para conversar y compartir una cerveza con ellos. Me parecieron gente muy honesta y entusiasta.
Pues bien, hace unas semanas Paul me escribió contándome que se había inscrito a un concurso de recitales de poesía, y pedía mi consentimiento, ya que en una de las que había compuesto se había inspirado en mí.
Inmediatamente recordé que hace unos cuantos años, pasé por este mismo ¿brete? de la mano de una cantautora llamada Krisenka Finley.
Ella al leer en mi blog los relatos sobre el maratón de Sables, la Yukon y la Jungle Marathón, también se había inspirado para componer una canción, y con este motivo contactó igualmente conmigo.
Este tipo de circunstancias reconozco que me ruborizan.
¿Inspirarse en mi? ; ¿Y quién soy yo para merecer semejante consideración?.
Pero pensé: -¡Que coño!... ¿Hay algo más bonito que inspirar “algo”, (mejor sí es bueno) en los demás?. A mí hay mucha gente que me inspira. 

Javier.

Al miedo recién dormido,
aventurero recién nacido.
Cuantas historias en precipicios;
Cuántas vidas en sus caminos;
Él, dispuesto siempre a viajar,
deja su corazón a cada lugar.
Javier, que gran maestro sin libros,
también poeta, pero de los sentidos.
Pasea por la montaña con su permiso.
Me enseñó a amar y a respetar su paraíso.
Años lleva Javier deslizándose por el agua,
en el paisaje natural de los cañones de Guara.
El verde de las laderas en su palabra,
acantilados y cascadas en su mirada,
hablan de aguas turquesas de espuma perlada,
de pasos estrechos, saltos y pureza helada.
Tantas ganas daban de sumergirse hasta los pies…
Javier siempre dice que Uno es lo que cree que es.
Quizá piense que entre todos puede ser;
me mostró su tesoro pudiendo perder.
Siento pena por quien no cree ni quiere ser.
No por ellos, si no por lo que pueda perecer.
La montaña muere ante la ignorancia,
el humano hace su ocio sin importancia.
Gracias Javier, amigo, por tu arte
Brindemos a la vida como baluarte
Por las montañas y ríos que acariciar
Por los saltos realizados y por realizar.
                                                                                       (De Paul Lara)


                                                                                  (De Krisenka Finley )


En la vida cualquiera se enfrenta a los problemas que surjan: enfermedades, enfrentamientos personales, problemas laborales, fracasos, rupturas, o “pérdidas”,... Y da igual la circunstancia; para cada uno lo suyo es lo más significativo.
Y muchas veces nos ponemos antifaces con los que vemos la realidad que queremos ver, y paralizamos la  habilidad de razonar.
Por eso, mirar al frente sin miedo, llorar, estrechar un abrazo, un beso, una mano, solicitar ayuda.... en definitiva ser humilde para admitir, asumir, afrontar, para dar o recibir, es importante.
Sobrellevar; Colocarse en el lugar de otras personas y observar que lo que necesitan, muchas veces no dista mucho de lo que tu mismo necesitas.
“Las pasiones son viajes al corazón”. Y son viajes ineludibles.


miércoles, 5 de abril de 2017

LOS NIÑOS Y LA NATURALEZA



Hace un mes, a raíz de lo que escribí aquí tras la excursión de senderismo infantil que organizamos con Montañeros de Aragón de Barbastro en Estadilla, desde el Cruzado Aragonés, periódico local donde dibujo viñetas desde hace creo que unos veintiocho años, me ofrecieron escribir un artículo de opinión ampliando ese tema de los niños y la montaña.
Así que una vez publicado esta pasada semana, aquí os hago partícipes del mismo:


Con este escrito no pretendo sentar cátedra para nada. Faltaría más.
No soy psicólogo, y como padre soy un absoluto principiante.
Así que no quiero escribir fundamentándome en mi papel de padre, si no por el contrario en mi papel de ex niño. Y lo de ex lo pongo por edad, y no porque no siga sintiéndome como tal.
Escribo como un niño al que influyó indiscutiblemente el contacto con la naturaleza y la montaña en su educación, pasión y  personalidad.
Inicialmente gracias al por entonces grupo Scout Calasanz, y más tarde a Montañeros de Aragón de Barbastro. Porque considero un hecho probado, que lo que uno ama en su infancia se queda en el corazón para siempre.
Y doy fe, que con el paso de los años te das mas cuenta, que la auténtica hazaña no está en lo que hallas conquistado, sino en el prolongado camino que has recorrido para llegar a ello. Y ese camino comienza en tu niñez.
Para empezar debemos aceptar que la infancia es un privilegio de la vejez. Y debemos recordar como todos de niños sentíamos esa necesidad de ir más lejos, más alto, buscar lo más difícil, o ir hacia lo desconocido.
Recordar como a diario sentíamos ese ánimo que despertaba nuestra capacidad de soñar y nuestra imaginación.
Y si, hoy en dia es más difícil, y se lo ponemos igualmente más difícil a los niños. Porque vivimos inmersos en una vida estresante, vertiginosa, competitiva y subyugada a las nuevas tecnologías, en la que muchas veces no somos capaces de desconectar y tomar tiempo para nosotros mismos, y mucho menos en familia. Y arrastramos a ello a nuestros hijos a los que cargamos de cometidos, deberes y actividades extraescolares.
Sin confundir los propósitos, partiendo de la base de que nadie estamos en este mundo para realizar los sueños de nuestros padres sino los propios, los niños son unos discípulos dispuestos, curiosos y vivaces, y por ello la naturaleza y la montaña, les ofrece una experiencia sensorial plena: Ver, escuchar, olfatear, palpar, saborear.
Además aquí somos privilegiados. Tenemos la sierra y la montaña a tiro de piedra para aprovecharla, y por supuesto  existen asociaciones juveniles  o clubes de montaña como montañeros, donde se organizan excursiones o actividades de montaña para niños y en familia.
Se trata de recrear, compartir, y sobre todo delegar en ellos con unas actividades sanas y divertidas en la naturaleza.
Actividades en la naturaleza y en grupo, que no solo les empujan a compartir, les incitan a actuar con responsabilidad, y les aportan grandes dosis de adhesión, afecto, respeto, espíritu de superación y ganas de avanzar y crecer.
Las actividades en la montaña son una buena oportunidad para que nosotros los padres brindemos a nuestros hijos experiencias tan sencillas como sinceras.
Porque el juego y la actividad física al aire libre permiten que los niños sean más sociables y cooperativos.
Durante la infancia, el contacto directo con la naturaleza, las actividades lúdicas o de descubrimiento del medio natural, sirve para convertirse en adultos vigorosos, conscientes y cuidadosos del entorno que les rodea.
Y por supuesto, la naturaleza saca lo mejor de los niños; Solo tienes que observarlos, o recordarte a ti mismo cuando de niño ibas de excursión.
Inmediatamente los notas desahogados, felices, y libres para dar rienda suelta a sí mismos y su imaginación.
Respeto por el entorno, por la naturaleza y los animales, incremento de la actividad física, mejor salud mental y emocional, conocer mejor el mundo en el que viven y, sobre todo, afrontar el día a día de una manera más positiva.
¿Qué mas podemos pedir para un niño o niña?
El cuidado del entorno es algo que debe inculcar en la infancia. Porque esto forjará adultos más responsables y con mayor conciencia social y ecológica. Que falta hace en un mundo cada vez más usufructuado y achacoso.
Y nunca olvidemos que son niños y niñas.  Que correr, saltar, reír o gritar libremente, son para ellos actividades enormemente sugestivas que canalizan su indestructible energía. Y si esto lo hacemos al mismo tiempo en un entorno de naturaleza que fomenta libertad y creatividad, entonces esos beneficios se amplifican enormemente.
El contacto con la naturaleza en la primera infancia es una huella imborrable, que se posa como una semilla que germinará más adelante en forma de buenos recuerdos y valiosas lecciones.
Los niños, con su esquema físico y mental, e incluso afectivo, son aún un boceto de lo que serán, pero son bocetos llenos de energía y risas. Y si sabemos motivarlos, se convierten en una explosión de fuerza, deseos y sueños. Y disfrutando junto con ellos, todo te relega a tu propia infancia, dándote cuenta que es en la sencillez donde reside lo racional.
No siempre logramos crear un buen futuro para nuestros hijos, pero si podemos cimentar a nuestros hijos para su futuro.