jueves, 29 de diciembre de 2016

SEXTA TROTADA CERVECERA Y FELIZ AÑO



Está claro; La vida es para vivirla:
Y captar corredores con o sin vínculos entre sí, reunidos para trotar unos kilómetros y después de ello tomar sin más unas cervezas, es una cátedra de vida.
Sin cuota de inscripción, sin chips, sin dorsales ni arco de meta. Solo gente, una dirección, un escenario y buen ambiente.
Esta pasada ha sido la sexta “Trotada cervecera”. Un experimento social que comenzó hace tres años.
Correr, charlar, reír, y finalizar brindando con cerveza en este caso en el restaurante Area 62.
Un evento abierto, campechano, y sincero, que se caracteriza por eso; mezclar corredores de distinto perfil, con el único objetivo de crear ambiente, camaradería, desenfado, y hacer deporte claro.
Y que gran satisfacción se siente al hacer algo sin filtrarlo con el tamiz de los intereses o los deberes.
Momentos en los que compartir cobra el principal significado.
Correr es simple, pero no sencillo, y aunque todos queremos progresar haciéndolo, también queremos divertirnos, disfrutar, conocer gente, y por supuesto, darnos igualmente a conocer. Porque todos merecemos la pena.
Y si prendes esa sensación de libertad que da correr por el campo, y lo fusionas con amigos, afinidad y concordia, el resultado nunca puede contraproducente.
El contorno de todo esto fue una bonita ruta circular desde esa gasolinera del Área 62. 15 Kilómetros de trote/paseo y charla por el monte entre el monasterio del Pueyo y Fornillos, atravesando el barranco de la Clamor y las ruinas románicas del Almerge o ciudad muerta.
Y claro, después rematado con unas cervezas, maridadas (que se diría hoy) con unas suculentas tortillas de patata y  longaniza. (Refrigerio obsequió de Antonio del restaurante
Área 62). ¡Muchísimas gracias Antonio!
Ha sido la sexta propuesta de realizar esta “Trotada Cervecera” (por llamarlo de algún modo), y acudieron “24 personas”.
Y soy consciente que como otras veces, faltaron por imprevistos o compromisos de ese mismo día, muchos cercanos con nombres y apellidos.
Una inocente receta de sociabilidad cuyos principales ingredientes son  el compañerismo y la convivencia entre corredores de toda condición y filosofía, mancomunados no por la distancia, ni por la velocidad, si no por el trato y el acuerdo.
Objetivos pasar un buen rato, mejorar el ánimo, la autoestima, la amistad, y muchos aspectos con los que después sentirte bien.
La ruta gustó. O al menos eso me dijeron.
Muchas personas ya en estas seis quedadas. Algunos, sin figurarse capaces de correr estas distancias (confiaron en intentarlo), abrigadas por este ambiente especial lo consiguen,  disfrutando y deseando repetir.
Porque compartir te hace sentir positiv@.
Una  “carrera con final feliz”.
Gracias una vez mas a todos los que quisisteis participar en este ensayo deportivo y social, donde lo importante no es compartir una trotada, si no compartirse trotando, y emplazaros para la séptima, que espero poder preparar en primavera.


 Y aprovechando la circunstancia:
¡Feliz año 2017 a todos los lectores de este humilde blog!
Aunque este pasado año, podamos haber perdido alguna ilusión por el camino, seguro que vendrán muchas nuevas.
Por delante doce meses vírgenes, cuatro nuevas estaciones inexploradas, y un corazón que aunque a veces lo dudemos, es de complexión risueña de nacimiento y  sostiene unos ojos optimistas y soñadores.
Este próximo año para mí es especial.
Los de mi generación, 1967, cumplimos cincuenta años, y “le damos la vuelta al jamón”... ¡¡¡A por otros tantos!!!
Comenzamos una etapa inédita de nuestra vida, y al menos a mi no me falta ilusión.

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