Sigues
tu camino. Te paras. Te sientas a reflexionar. No puedes. Y decides correr, sin
mirar y sin pensar. Y te equivocas. Y rectificas. Y sigues irremisible tratando
de no rendirte como hiciste alguna vez ya.
Finalmente,
sin mirar, persigues tu instinto y te dejas llevar.
Rehúsas
lo que ves, y optas por lo que sientes. Apelas a tus emociones.
Con
los años te curtes, y caminas con mas prudencia. O al menos lo intentas.
Y
antes de dar cada paso, miras convenientemente en todas direcciones, intentando
recapacitar meticulosamente para no errar y desilusionarte.
Si
miras atrás, ya solo ves que el viento que va borrando tus pasos.
Recuerdas
tus primeros años, cuando comienzas a aprender, a explorar y sorprenderte con
el mundo (capacidad que nunca debemos perder.)
Recuerdas
cuando el boceto de la persona que eres hoy comenzó a dibujarse.
Y
cada Navidad, cada comienzo de año, nuevas intenciones.
De
alguna forma, alegres o tristes, las Navidades son los posdatas, las apostillas de cada año. El epílogo
del año que termina, pero también el prólogo del que comienza.
Quizá
sea eso lo que las hace realmente especiales.
Desde
1998, dibujo y envío por correo una postal Navideña.
Como
personaje más reiterado, “Papa Noel”.
Y
esto, no es porque yo sea más partidario de Papa Noel que de los Reyes (soy de
las generaciones de los Reyes), si no por cuestión de cantidad y simplicidad a
la hora de dibujarla; “Los Reyes son tres, y el gordito encarnado es gracioso y
solo uno”.
Desde
2010, año en el que nació mi hija, son monotemáticas apareciendo ella y como va
creciendo; Además le hace mucha gracia aparecer junto a Papa Noel.
Incluso
desde el pasado año hace ya su aportación y la dibujamos juntos...
Espero
que os guste como modo de felicitaros las Navidades a todos aquéll@s que
entráis en este humilde blog:
¡¡¡Feliz
Navidad a tod@s de todo corazón!!!
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