martes, 30 de agosto de 2016

UN HOTEL DE MAS DE MIL ESTRELLAS



Se aproxima la hora. El dia.
El diez de Septiembre, salimos hacia la India, para realizar un trekking cuyo techo rondará los cinco mil metros de altura, y nos conducirá hasta el glaciar donde nace el río sagrado Ganges.
Como cada año, han sido meses previos de tramites y preparativos con Carlos desde la agencia Modoviaje en Barbastro, pero sobre todo de mentalización, avenencia y compañerismo con el grupo.
Para mí es el aspecto más importante en este tipo de viaje; la circunstancia que garantiza el éxito del mismo. Y para promover esto, procuro irnos juntando durante el año para hacer alguna actividad en común.
La última actividad preparatoria realizada con parte de ellos, ha sido efectuar un vivac junto a la cima del Tozal de Guara (2077m).
Una deliberada experiencia, que encierra mucho mas de lo aparentemente puede vislumbrarse a primera vista. Así que voy a tratar de describirla, más que como la viví,  como yo la sentí :
Porque ascender a una cima gravado con una pesada mochila, para  cenar compartiendo incluso una botella de pacharán mientras observas la puesta de sol, después extender tu saco, y posteriormente echarse a dormir al raso, es algo que se mire por donde se mire, no tiene precio.
Es una de esas experiencias que hacen de la vida algo hermoso.
Es cierto que cuando no lo has hecho nunca, puede dar temor o parecer complejo, sin embargo no lo es.
Un grupo de diez, caminando pausadamente, marchamos el sábado tarde por Santa Cília hacia la cima del Tozal de Guara.
Como propósito, vivaquear en la pradera del  collado de Vallemona, donde el pozo de hielo (hay mas espacio, y está mas protegido del viento), para subir de madrugada hasta la cima a ver el amanecer.
Cuando llegamos al lugar donde habíamos decidimos acampar, y nos redimimos del peso de nuestras mochilas, compartimos una cena en la que ya se percibía ese ambiente de avenencia y conformidad que yo andaba buscando en este escenario.
Compartir lo de cada uno, inhibirse, participar, reír.
Todo es de todos, y todos somos uno.
Unos llevan sopa, otros embutidos, pacharán, fruta, incluso Antonio nos regala su esfuerzo en forma de empanadones de calabaza que él mismo elabora y ha traído hasta aquí, que están para chuparse los dedos.
Los veteranos asesoran a los novatos, y los  participantes noveles del viaje, se integran a la perfección con los repetidores. Todo se compone espontánea e instintivamente.
Esto es sencillo cuando se opera en la misma onda, pero esa onda hay que explorarla.
Posteriormente, una vez bien cenados y acomodados, cuando  te recuestas sobre la esterilla con las piernas embutidas en el saco de dormir, viendo cómo el sol se postra tras el piélago montañoso del horizonte, dibujando una increíble acuarela, descubres que aunque sólo fuera por este instante, ya mereció la pena venir.
Miras las caras, y lo dicen todo sin decir nada.
Pero, esto es solo el comienzo de una serie de emociones y espectaculares pátinas de colores que quedaran para siempre en nuestras retinas.
Más tarde, cuando las montañas ya dormitan, distingues las luces de ocultos pueblitos como Bara palpitando a lo lejos, mientras una leve brisa golpea los bojes junto a los que nos hemos apostado que distingues irradiados por la luna llena. Y tus sentidos se agudizan tanto, que puedes escuchar incluso como las briznas de hierba se agitan con un vaivén acompasado.
Y acurrucado en tu saco miras arriba al cielo, y te sobrecoges al  contemplar el majestuoso paramento de estrellas que te cobija.
Y aunque se releve algún que otro ronquido, lo percibes como un indicio a voces del placentero sueño de algunos.
A las cinco y media, antes del amanecer, diana.
Y lentamente comenzamos a remontar.
El camino es breve, y avanzas acompasado formando una hilera de luces, con la emoción al amparo de compartidas palpitaciones.
Y aunque vigilas cada paso con la luz de tu frontal, el suelo parece más dulce y tibio en la penumbra que a pleno dia
Y como un fonambulista que avanza con paso seguro y firme, te aquietas porque la oscuridad de la montaña hace figurar el sendero una enarbolada y resplandeciente cuerda, en la que tú caminas decidido  y firme.
Y te sientes feliz, porque los que marchan  a tu lado en silencio, comparten ese delirio matutino de ver amanecer.
Y te sientes satisfecho, porque sabes que eres parte de un grupo de gente única, unido por anhelos y voluntades.
Al llegar a la cima del Tozal de Guara, se desborda la euforia.
Todos quedamos fascinados por las luces precedentes al  amanecer.
Haces fotos increíbles, te sientas sobre una piedra, y aguardas a que el sol se abra ante tu vista con luz
tímida y lenta pero decidida.
¡Que espectáculo!
Un cielo dibujado con colores celestes, naranjas, y rosas, que lo hacen tan nostálgico y sublime, que se irradia en nuestros rostros, y eleva nuestras emociones.
Artificio, fantasía, realidad, o alucinación. No sabes bien, pero te da igual.
Un grupo de gente frente a un espectáculo donde solo recita el alba. Nadie más.
Asistimos atónitos al nacimiento de un nuevo día,
Un nuevo dia para cantar, para reír, para ser felices, o para comenzar de nuevo.
Previamente, nos habíamos alojado en un hotel de mil estrellas que el dinero no puede pagar.
Vinimos con incertidumbre e inquietud, y regresamos con confianza, compañerismo y renovada ilusión para buscar ese espíritu  que nos hace crecer y creer en los sueños.
Bajé muy complacido de la experiencia y el grupo.  Valió la pena.
Esto pinta bien una vez más.
La india nos espera, y deseo una vez mas, que sea un éxito de todos.
Porque el éxito es como este amanecer. Hay quienes lo esperan dormidos, mientras otros se levantan a encontrarlo.

martes, 23 de agosto de 2016

SALTO DE BIERGE, ASALTO DE GUARA.



La tierra no es la herencia de nuestros padres, es el préstamo de nuestros hijos.
Con todo respeto, voy a opinar sobre este tema que nos preocupa a muchos, y que el confeso cariño que le profeso a la sierra de Guara en general, los barrancos en particular, y haber sido testigo y experimentado la evolución de la misma desde hace mas de treinta años, quizás me consienta algún tipo de facultad suplementaria para dar mi apreciación. 
No sé, pero lo voy a hacer.
Si sé, que si no se toman cuanto antes unas medidas oportunas y apropiadas, lo del salto de Bierge será solo la punta de un iceberg que se nos viene encima. 
Y ójala no sea ya demasiado tarde.
Y no hablo solo de este bello salto de agua. Hablo de proteger un espacio natural único en el mundo.
¿Por qué nos obstinamos en  medir el progreso por la rapidez con la que destruimos las condiciones que sustentan nuestras vidas?.
He tenido la suerte y el honor (por edad), de conocer estos parajes de Guara casi vírgenes. De caminar por sus sendas sin ver prácticamente a nadie, y sentir un cúmulo de sensaciones que me conducían a ese sentimiento de formar parte misma de la naturaleza. Ahora aún lo sigo haciendo, aunque esquivando como puedo esa creciente masificación.
Y claro que soy sabedor del progreso.   
Y soy conocedor de que  en muchos aspectos en la Sierra de Guara se ha avanzado mucho y ademas muy bien,  tras calificarla como Parque Natural. Y que la afluencia de turistas ahora, no es la misma que por aquel entonces.
Y del mismo modo entiendo que ese turismo es un gran recurso para toda la comarca.
Pero, es un recurso que hay que aprovechar con respetabilidad y responsabilidad, y no explotar sin fin y a cualquier precio.
¿Porque siempre mientras se incrementa el capital, la naturaleza se empequeñece?. Porque somos tontos.
No nos damos cuenta, que los planes  para proteger nuestros verdaderos bienes: el aire, el agua, la vida silvestre y la naturaleza, son planes para proteger al hombre; para protegernos a nosotros mismos.
Lo que está comenzando a suceder aquí, es la horma de nuestro propio zapato. 
Es la cercana demostración de lo que estamos cometiendo globalmente en todo el planeta, anteponiendo intereses políticos y/o económicos, a la salvaguarda de un entorno natural, y con ello sufragando su amputación, la destrucción del mismo, y favoreciendo el tan nombrado tema del cambio climático.
Vamos, ayudando a cargarnos el planeta, y endosando una lamentable herencia a nuestros hijos.
Porque sí. Bierge y su entorno en particular, y la sierra de Guara en general, son parte del planeta.  Son nuestra parte. La que nosotros tenemos la responsabilidad de defender y proteger. Y no exagero.
La masificación, y el irrespetuoso acercamiento a un entorno natural, comporta graves consecuencias para un lugar. Ayuda a la aceleración de su  deterioro natura, y también a la destrucción de su fauna y flora, alterando el ecosistema local.
¿Porque en todos estos debates, olvidamos que el salto de Bierge está en un Parque Natural?. El Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara.
Y un Parque Natural, “es un espacio de relativa extensión, poco transformado por la explotación u ocupación humana, que en razón de la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas, o la singularidad de su flora, su fauna o sus formaciones geomorfológicas, posee unos valores ecológicos, estéticos, educativos y científicos, cuya conservación merece una atención preferente”.
Y esto parece olvidársenos.
Yo llevo ya varios años con sabor agridulce, observando esas incontroladas hordas de visitantes, muchos de ellos sin ningún tipo de escrúpulo, no solo en Bierge; también en otros territorios de la Sierra. 
Allí en concreto, que es mas visible quizás por su accesibilidad, de unos años a esta parte los que frecuentábamos la zona, fuimos observando como cada vez había mas gente. 
Y no solo eso, si no que cada vez la gente era mas sucia e irrespetuosa con el medio y el lugar.
Se percibía un comportamiento incívico de la gente,  no respetando, ensuciando, y haciendo un ruido insufrible: Vertidos, restos de comidas, excrementos, orines, papel higiénico o de envolver bocadillos, bolsas, botellas, etc, etc.
Ahora, es noticia porque aparecen montones de autobuses.  
Pues me alegro, si este noticiable hecho ha dado visibilidad a este tema, y puede ponerse remedio. Porque la mayor parte de los visitantes vienen en grupos grandes de amigos y/o familiares, pertrechados con mochilas, neveras portátiles, perros, canarios, sombrillas, hamacas, tumbonas, barcas hinchables, mesas, toldos, y tiendas de campaña,  formando allí un escenario desconcertante. Una desfigurada feria de despropósitos al aire libre. 
Un montón de gente que les trae sin cuidado el “Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara”, o cualquier otro lugar. 
Pero esto no es de hoy.
Desde hace unos cuantos años, cuando desciendes el barranco de la Peonera, conforme te acercas a la presa por la orilla del río, contemplas basuras y papeles, efluvios de orines recientes, excrementos, pañuelos de papel manchados con los mismos etc, etc.

¡Basta ya!
Ya hay razones objetivas para deducir que la afluencia de público en esta zona, y quizás también en otras, está rebasando la capacidad del paraje, y este se esta deteriorando irreversiblemente. Que existe la necesidad de controlar y/o prohibir.
¿Por qué hemos llegado hasta aquí?
¿Tan difícil era hace ya unos años partir de la base que estamos en eso: un “Parque Natural” protegido, y no en un parque temático, o un Aqua park?.
Todos tenemos derecho a un medio ambiente sano.
Y no lo digo yo, lo dice el artículo 45 de la Constitución:

ARTÍCULO 45.1. Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona: “ASÍ COMO EL DEBER DE CONSERVARLO”.

Y conservar un espacio natural, no radica únicamente en prohibir, también conlleva una conducta adecuada para que este o su ambiente no se deteriore:

Evitar gritos, ladridos o música a todo trapo, que devoran los sonidos naturales del lugar y la naturaleza, y lógicamente no abandonar desechos de cualquier tipo.
Vamos... un comportamiento cívico y normal.
 
Y en este relegado artículo 45, también dice lo siguiente:

ARTÍCULO 45.2: Los poderes públicos “velarán” por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de “proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio ambiente”...

Y es más, en su punto 3, establece claramente que, para quienes violen lo dispuesto en el apartado anterior, en los términos que la Ley fije, se establecerán sanciones penales, o en su caso administrativas, así como la obligación de reparar el daño causado.
 ¿Y si miramos en el plan Rector de uso y gestión del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara solo por encima?:
(BOA de 19 de Diciembre de 2014).
El Artículo 71.22ª, atribuye la competencia de dictar “Normas adicionales sobre protección del medio ambiente y del paisaje, que incluyen la planificación de la prevención, y eliminación de las fuentes de contaminación, así como el desarrollo de políticas que contribuyan a mitigar el cambio climático, etc, etc, etc.

Hay poco más que añadir.
Incluso en otro punto,  hay un extracto de faltas leves, sancionables con cantidades de entre 100 y 1000 €, en las que se encuentran muchas de las que allí en Bierge, o en otras partes del parque se cometen.

¿Queréis más?, pues en el BOA se especifica:
 Regulación de usos de Espacios Naturales Protegidos
Artículo 41 Usos prohibidos:
b) Abandonar, verter o depositar basuras o cualquier objeto fuera de los lugares establecidos al efecto.

 c) Verter líquidos o sólidos que puedan degradar o contaminar el dominio público hidráulico o alterar las condiciones naturales de un Espacio Natural Protegido.

d) La alteración de las condiciones naturales de un Espacio Natural Protegido o de sus recursos mediante ocupación, invasión, roturación u otras acciones, así como alterar o destruir la vegetación.

 e) La emisión de ruidos que perturben la tranquilidad en los Espacios Naturales Protegidos.

f) La persecución, captura y recolección de material biológico de Especies Amenazadas.

h) La acampada fuera de los lugares señalados al efecto.
 (¿Porque las livianas tiendas de del Decathlon, que la gente utiliza para protegerse del sol, también son tiendas de campaña no?).
Poco más que decir.


¿Que haría yo?:
Aplicar la ley por encima de cualquier interés, para preservar el medio y la naturaleza en todos los ámbitos.
En un comienzo, y atentos a la futura evolución  que comportara  regulaciones de todo tipo, (mal que me pene), para empezar prohibiría categóricamente hacer cualquier tipo de picnic, en todo el parque natural, excepto si así se decidiera, en lugares habilitados para tal cosa.
Lógicamente, picnic no es llevarse un bocata y la cantimplora en tu mochila para hacer una excursión, si no montar una lifara a mantel puesto que es lo que está sucediendo.
Eso implicaría explícitamente la prohibición de portar neveras, sombrillas, tumbonas, mesas, toldos, esterillas, colchonetas, barcas, y claro, tiendas de campaña.
Y ejecutaría férreamente y sin miramientos esas multas ya prefijadas por incumplimiento de todas estas prohibiciones, dinero que destinaría a contratar personal y acondicionar.
Cualquier comportamiento incívico que no respetara el medio natural en el que te encuentras, multa.
Y como digo, estando bien alerta de la futura evolución, de momento permitiría seguir bañándose allí, e incluso saltando, pero esto último, al igual que la reglamentación para descender un barranco, haciéndolo de manera que tu conducta no haga peligrar tu propia integridad, ni la de otros, y perfectamente provistos con el equipo adecuado para ello (traje completo de neopreno, y casco), e incluso que fuera obligatorio estar asegurado; y si no, multa al canto.
Pienso que en un par de años de mano dura para aleccionar, quizás se auto regularía solo, y nos visitarían únicamente la gente respetuosa y amante del medio natural. Que es la que interesa que venga a cualquier parque natural.
Y el resto, volverían a las piscinas, parques temáticos, aqua parks, y playas masificadas donde dar rienda suelta a su ¿desafección?...
Somos totalmente irracionales, y solo cuando no quede ni un árbol, esté contaminado el último río, y hayamos pescado el ultimo pez, nos daremos cuenta que el dinero no se puede comer.
Mi reflexión final sería una frase de Einstein:
-“El mundo es un lugar peligroso. No por causa de los que hacen el mal, si no por aquellos que no hacen nada para evitarlo”.
Por favor, tanto los que gobiernan, como los que no lo hacemos pero disfrutamos y amamos este entorno, seamos racionales y protejamos este paraíso natural que nos ha tocado en suerte, sin olvidar, como he escrito en el encabezado, que es un préstamo de nuestros hijos.
Devolvámoselo con intereses.



lunes, 8 de agosto de 2016

CORAJE


La palabra “coraje” es muy interesante. Proviene de la raíz latina, cor, que quiere decir corazón.
Por tanto, ser valiente, tener coraje, significa vivir con el corazón.
Los miedosos y sólo los miedosos viven con la cabeza; tienen miedo y se rodean de la seguridad de la razón.
Adentrarse en lo desconocido y consentir que el futuro te sorprenda. La persona que está viva, realmente viva, vital, siempre se aventurará a lo desconocido. A cada momento, el futuro se convierte en presente y el presente se convierte en pasado.
Aprovechar , tomar el sol, correr, mojarse bajo la lluvia, sacar fotos, tomarse un día libre, dormir , trabajar , comer, reír , saltar , gritar, bailar, querer, hacer realidad los planes e ideas. 
El mundo está lleno de estereotipos, o etiquetas y en el deporte ocurre lo mismo. En el montañismo, pasas de ser Montañero, a Alpinista, de Alpinista a Andinista de Andinista a Himalayista y dentro de Himalayista puedes llegar a ser ochomilista; y en las carreras de fondo, eres medio maratoniano con los “sub” tiempos correspondientes relacionados con tu marca personal, o ya maratoniano con las mismas divisiones por tiempos.
A veces el estereotipo anula a la persona y la confina a confirmar siempre ese estereotipo, sin embargo otras ocasiones superarlo, tener coraje, se convierte en el motor que guía tus pasos en el deporte o en la vida. "La persona que no se conforma con ser como los demás, es aquella que se supera".
 El coraje positivo impulsa a la persona a superarse, mientras que el negativo te limita. Algunas las llaman “las carreras a pie mas duras del mundo”. Esto es tan subjetivo... para algunos quizás lo será, pero para otros, “la carrera a pie mas dura del mundo”, es su propia carrera, bien sea su primera media maratón, o su primera maratón, superar una enfermedad o un momento de crisis . 
Las personas "debemos aprender a convertir el coraje en emoción, en el motor para salir de donde uno desee. Desde luego el deporte es una gran escuela, pero todos estamos mas cerca y mas conectados de lo que un cronómetro o una marca pueda decir. 
Vacaciones: Barrancos, excursiones y turismo.

lunes, 1 de agosto de 2016

MONOLOGO RUNNING

Hace un tiempo, modestamente escribí un monólogo sobre el running. Sobre la moda del mismo.
Monólogo que aunque lejos de, está inspirado en esos tan geniales del club de la comedia.
Así que esta semana de verano vacacional, lo he repasado, corregido, y lo reedito, sin mas ánimo que  reírnos un poco de nosotros mismos.
Espero que os guste:

EL RUNNIG:

Ahora, en las calles y los caminos hay mas gente corriendo, que en el comedor de Harry Potther.
En Barbastro, hay una carretera solitaria, en la que hasta hace poco se manifestaba la famosa chica de la curva haciendo auto stop.
Ahora, está tan transitada de gente corriendo, que la chica ha montado un punto de avituallamiento.
Encontrar un camino solitario es más difícil que rascarse el culo con los dedos de los pies, o limpiárselo con confetis.
¿Y como empieza todo?
Pasa la vida, pasan los años, y de repente te hallas en medio de esa suspicaz mediana edad. La segunda juventud dicen; La manifestación del yo no “meestoyhaciendoviejo” y los demás si, mas bien.
Aunque te sientes más inútil que el timbre de un nicho...
Es ese instante en que le das vuelta a tu vida. Antes eras apático y patético, y ahora eres patético y apático. 
Y justo, coincidiendo exactamente con esos cuarenta y pico, mientras estás indefenso y vulnerable tirado en el sofá como si hubieras caído desde un cuarto piso viendo el final de la etapa del Tour, te acomete un arrebato mezcla de adolescencia tardía, ahogo moral, e inspiradora primavera, que te posee como el espíritu cabrón de la niña del exorcista.
Y así, sin anestesiar ni nada, decides que ya estas bien de sedentarismo practicado durante años a golpe birra y mando a distancia;  que ya vale de dilatar la laxitud de tu barriga que invita a escarbar en ella buscando el ombligo, y si lo encuentras, ha hacerte una bufanda con la pelusa que almacena.
Y cual resorte brincas del sofá, sufriendo tu primer calambre en un gemelo. Pero aún así, té sombreas la cara con las acuarelas azules de tu hija frente al espejo de Ikea del recibidor, emulando a Mel Gibson en Braveheart. Y aunque en realidad pareces un Avatar malogrado, con la pata subida sobre la banqueta de la cocina, alzando tu puño en alto, exclamas:
-          “Hubo una vez un tiempo, en que había tiempo para perder el tiempo... ¡pero se acabó! ”...
Después, tras unas dos horas de buscar por el trastero, te calzas esas zapatillas que tenias guardadas para ir a coger robellones (pretexto para hacer una comilona con los amigotes), y sales a correr.
Primero a la chita callando, tímido, retraído y casi sonrojado. Con cara de por favor “cuidadín que soy pequeñín”.
Pero al poco tiempo,  alzas la cabeza y tu mirada, mas orgulloso que Fran de la Jungla tras revolver con las manos los excrementos de un elefante para comerse unas lombrices.
Y hasta embutes el abdomen como Ana Obregón en su posado veraniego cuando pasas frente al súper del barrio.
Y no solo logras correr con aparente normalidad, si no que además, a vista de los demás adelgazas, y a la tuya propia rejuveneces y te conviertes en un deseado galán, aunque seas tan feo que cuando mueras te tengan que untar con nocilla para que te coman los gusanos. ¡Eres otra vez un chavalín!.
En pocas semanas, si te preguntan por qué corres, sueltas un sempiterno rosario de argumentos:
-“Es muy sano, adelgaza, me disminuye el estrés, es bueno para mi corazón, o me ayuda a mantener el equilibrio emocional y un profundo estado de conciencia sacramentado con mi hábitat, y me conduce a una experiencia casi mística…
¡La madre que te parió!
¡Milagro! ...Veintitantos años de tapas y cañas con tus amigotes, y jamás habías hablado como un psicólogo argentino. 
Y no solo eso, en pocos meses te conviertes en un experto.
De esos que explican algo tan sencillo como el correr  de forma tan ininteligible, que te hacen preguntar porque algo tan complejo como eso no se estudia en la Universidad con una nota muy alta de selectividad para acceder.
¿Y la estética?
Por higiene, lastre o aerodinámica, te depilas hasta los entrecejos.
Después te compras, y peor aún te pones, unas mallas tan ceñidas que te marcan desde los dobladillos del escroto hasta las escobillas del ojete; una camiseta rosa bengala que atropella la vista, y aunque tengas menos pelo que los testículos de la rana Gustavo, o estés tan calvo que si caes de espaldas te golpeas la frente, te adornas con una cinta la cabeza para que el pelo no te moleste, a juego con las gafas de sol exclusivas runningfashion doradas.
Y de las mediocres zapatillas para coger robellones, pasas a unas de marca, color fresa tornasol con cordones antiestrés fucsias determinadas para asfalto terroso de grano grueso, especiales para pisada aristocrática con ligera probación a la derecha...
Y aún de esta guisa, no eres una reinona del carnaval de Tenerife venida a menos; ¡Eres un runner!.
Porque aun yendo vestido de capullo sonrosado, por dentro no pierdes esa ancestral identidad de cazador reproductor.  Es más la refuerzas.
Al correr, puedes escupir gargajos de color verdosos tan consistentes, que un perro al pisarlo quede aferrado a él agonizando durante semanas; Puedes sonarte los mocos patrás, tapándote un agujero de la nariz, girando el cuello, y aventando fuertemente el aire por el otro orificio, arrojando los mocos como un aspersor. Aprendiendo esta técnica, te has puesto el hombro como un nido de palomos, pero, ¡Eres runner!.
Puedes rascarte los huevos perceptiblemente, o si se desordenan dentro de las ajustadas mallas, colocártelos sobre la marcha. Incluso en un momento dado, sacarte la chorra y mear al canto del camino, que no pasa nada. ¡Eres runner!.
Eso si, inmediatamente tienes que darte de alta en Facebook, Google +, Twitter, Instagram, Pinterest, Vine, Snapchat y Social Media, porque si corres veinte kilómetros y no lo cuentas,  no lo has hecho, eres más soso que una sopa de saliva, o NO ¡Eres runner!.
Te sientes en la cresta de la ola. Incluso mientras corres ligas con poderío y gracejo, diciendo frases tan ingeniosas como:
- “¡Guapa!”...”Si yo fuera Superman, te llevaría volando, pero como no lo soy..., ¡te jodes y sigue trotando!”...
Y ¿que decir de esta asombrosa erudición que te llega por inspiración divina?:
De no saber ponerte un termómetro, ni mucho menos leerlo, pasas a ser erudito en medicina deportiva.
 Puedes mantener una conversación con cualquier otro corredor en la que aparecen términos como: fascitis plantar, patas de ganso, tendinitis crónicas, síndrome de espolon calcáneo,  bursitis, tuberosidad posterolateral del astrálago o tendinitis poplitea, y todo sin respirar...
¡Eres runner!, y te conviertes en un pesado de esos, que cuando alguien le pregunta cómo está, va y “contesta”.
Y cuando,  “Vengo del medico o físeo.¡No tiene ni puta idea!”, se convierte en una de las expresiones comunes en tu vocabulario, ya pasas a ser runner modo “Dios”.
¿Y la tecnología?:
Te compras reloj con cronógrafo, pulsómetro, podómetro, acelerómetro, GPS, ABS,  alcoholímetro, mp4, termomix, mp3, desfibrilador, y unas láminas adhesivas con cables de que dan rampas en los músculos, convulsionan y da gustito. Porque necesitas varios satélites que triangulen tu posición para correr por tu barrio de toda la vida, no sea que...
Y por fin estás listo, y te apuntas a tu primera carrera.
Aparecen los nervios de debutar, y te pones más tenso que los muslos de Beyoncé preparándola durante semanas. Y preguntas, acosas, a los runners mas experimentados: ¿Cómo pasta toda la semana? ¿Cuántos geles llevo?, ¿cuantas barritas?, ¿tomo sales?, ¿llevo el camelbak?.
–“ ¡Disfruta coño!. Y ponte un gorro de Papa Noel de los chinos, que es la san Silvestre de cuatro kilómetros de tu pueblo”...
Y si los nervios previos a esta tu primer carrera son tremendos, cuando ya tienes experiencia aún es peor.
Y... ¿Qué te provoca miedo, escalofríos y sudores?.
El imaginar que a mitad de prueba té entra un retortijón de tripas, suscitado por esa mixtura de geles, isostares, gominolas, barritas y plátano masticao...
¡Eres runner!, y sabes que tras el retorcijón, (que es como el ángel anunciador), llega el apretón...
Y de repente, kilómetro diez de tu media maratón, sientes como se estremecen tus intestinos, e inocentemente piensas, “Con un buen cuesco solucionao”.
Y si llevas gente corriendo al lado, disimuladamente te distancias un poquito (haces la goma), o aprovechas el paso junto al grupo de Batukada, y …¡Zaska!...
Averiguas que tu pedo no era todo lo incorpóreo que suponías.
Y de forma refleja, te palpas la entrepierna con una mano, luego la miras e incluso hueles, y empiezas a recapacitar sobre porque harías caso a aquella chica, y te compraste las mallas cortas color blanco. 
Podías haber estado corriendo solo por el monte, o en una trail por un bosque, pero no, estás en la calle más bulliciosa de una gran ciudad rodeado de 20.000 corredores y miles de espectadores.
Por dentro lloras, y por fuera te afliges e imploras para que acabe esa amargura apretando
más y más el ojete. Incluso gritas: -“Dios llevame pronto”.
Pero la urgencia del momento te lleva a ceder y perder la poca dignidad que té quedaba.
Y entre dos coches aparcados en batería, te entregas en cuclillas para soltar la argamasa, ante la atenta mirada de una niña de trenzas y su abuelo jubilao que pasaban por allí. Y les pones ojitos y cara de...”En este humilde rincón hasta el mas hombre se baja el pantalón”.
Y acto seguido te deprimes...
Toda la vida perdiendo: la virginidad, el dinero, los nervios, el control, y ahora la compostura y la dignidad.
Y todo por hacer running. ¡Mierda de running!.
¿Quién me mandaría moverme del sofá? .
Mi plan era vivir eternamente, y lo estaba cumpliendo perfectamente.
No entiendes cómo, siendo tan listo de niño, de adulto eres tan tonto.
Al final, vuelves al sofá, a los amigotes, a las birras... y de vez en cuando, sales a correr.