jueves, 18 de febrero de 2016

MI VIDA EN CUENTO

Hace unas semanas, la profesora de mi hija me pidió como a otros tantos padres antes que a mí, que un dia fuera a clase a contarles a los peques en mi caso mis aventuras.
A lo largo de los años, las he explicado, escrito, e incluso reproducido en video, pero nunca contado a unos niños de cinco años...
Estos tres últimos años tras el viaje de aventura que organizo, es Rosana la que acude a su clase, y se lo relata con sugestivas fotos de animales, niños, y lugares de esos humildes países, cautivando su fascinante curiosidad.
Tras darle vueltas de cómo hacerlo yo, he decidido intentar escribir  un cuento, y el dia que suba a verlos, por medio de fotografías reales, simplemente eso, contarles un cuento:


LOS PÁJAROS DE MI CABEZA

Había una vez un niño normal, que nació un mes de otoño en una familia corriente.
Aunque según cuenta su madre, cuando era un bebe de pocos meses, reveló unas habilidades poco comunes.
Al rato de dejarlo en su cuna aparentemente dormido, aparecía gateando y sonriendo en la cocina de casa.
No lo entendían; La barandilla de la cuna era muy alta, pero de alguna forma se las apañaba para  salvarla, saltar sobre la cama a la que esta estaba arrimada, y bajar al suelo sin hacerse daño, para después ir gateando en busca de sus papas.
Por el peligro que suponía, y para estar tranquilos, sus padres decidieron colocar una red sobre su cuna, que bien asegurada con nudos alrededor haría de techo, e impediría su fuga.
Pues bien, aun así, se las componía con sus diminutos deditos, para deshacer algún nudo y escapar de nuevo.
Incluso una vez, tras evadirse de la cuna, destrepó las irregulares y enormes escaleras de la casa de sus abuelos, y llego hasta el patio ante la atónita mirada de su madre y su abuela que estaban allí sentadas cosiendo...
Poco a poco, el bebe fue creciendo, y aunque su infancia era la normal de un niño: jugar, reír, reñir, hacer alguna pequeña travesura, y aprender, sus ganas de aventura y de descubrir el mundo a su alrededor, también crecían con él.
Le gustaba mucho trepar a los árboles, saltar de sitios altos, brincar en los charcos de agua y barro, o en invierno los de hielo para romperlo; le encantaba atravesar el largo pasillo de su casa encaramado entre las dos paredes sin tocar el suelo; incluso alguna vez, su madre lo encontró colgando con el viejo y largo cinturón de su abuelo del perchero que había sujeto tras la puerta del baño, fingiendo que escalaba una enorme montaña... 
Cada día, al terminar los deberes del cole, bajaba corriendo a la calle a jugar.
Allí con sus hermanos y amigos, protagonizaban grandes aventuras de indios, vaqueros, exploradores o piratas como los que veían en la tele o el cine.
Un buen día, su mama lo apuntó junto con sus hermanos a un club juvenil llamado Boy Scouts.
Los Scouts son una agrupación juvenil, un club de ocio cuyo medio de educar es la naturaleza.
Nada podía haberlo hecho más feliz...
Le gustaba estar allí con sus amigos cada fin de semana y aprender lo que le enseñaban sus monitores: nudos, hacer hogueras, preparar la mochila, hacer excursiones por el campo, dormir en tienda de campaña o al raso, hacer rápel o tirolinas.
Un verano, tras un campamento en el que habían realizado muchas y diferentes actividades como subir una montaña, o descender su primer barranco, comenzó a notar que algo se movía dentro de su cabecita; sentía unos ligeros golpecitos dentro de ella... Pero no le dio importancia.
Era feliz, porque a su manera, vivía, revivía las aventuras de sus héroes, el trampero David Crockett, Robin Hood o Tarzán,  mientras soñaba con las suyas.
En el colegio, sus profesores lo apreciaban, pero uno de ellos, un dia le dijo a su mama:
-“Este niño, tiene muchos pájaros en la cabeza”...
Él se quedó pasmado y no entendía...
-“¿Qué será tener pájaros en la cabeza?”...”¿Será malo?”... Se preguntaba mientras regresaba a  casa.
-“¿Serán ellos los que causan esos golpecitos que siento algunas veces dentro de ella?..."
La idea de tener pájaros anidados dentro de su cocorota no lo dejaba tranquilo...
Una noche mientras dormía, mientras soñaba, comenzó a sentir de nuevo esos ruiditos dentro. Pero esta vez más agudos.
De repente, tuvo la misma impresión que cuando se le calló su primer diente, y notó como algo brotaba de su cabeza.
Se incorporó de un salto, encendió la luz de la lámpara de su mesilla, y quedó petrificado.
Allí frente a él, posados en el cabecero de su cama, había tres pequeños pájaros que lo miraban fijamente meneando sus pequeñas cabecitas de un lado a otro: Uno era azul, otro verde,  y otro  rojo.
Al principio, no podía articular palabra, pero después, se armó de valor y dijo:
-¿Sois los pájaros de mi cabeza?
A lo que el pájaro rojo contestó: -“Sí”
Al poco,  meneando sus alitas añadió: -“¡Hola!, me llamo Armonía, el pájaro azul se llama Audaz, y el verde Tenaz. Nacimos aquí dentro de tu cabeza, y hemos crecido porque tu nos has ido alimentando... Ahora, hemos engordado tanto, que necesitamos salir de aquí y volar. Y... para ello, pedimos tu ayuda”.
-“¿Mi ayuda?”... Dijo confuso con los ojos como platos...
–“Pero... ¿Cómo puedo ayudaros?”....
Armonía, lo miro con dulzura y le explicó:
- “Es fácil; tan solo actuando como siempre has imaginado. Audaz, necesita que, como siempre has soñado, lo subas muy alto. Que lo encarames a la montaña más alta que sueñas con subir”
Alucinado, recordó que en los campamentos de verano había descubierto las montañas del Pirineo, y si eran difíciles, la escalada para llegar hasta su cima.
Y si, era cierto, siempre soñaba con ascender las mas altas que veía en el horizonte.
Así que si,  decidió ayudarles, y se puso a ello.
En su tiempo libre, ascendió todas las montañas de cerca de su casa.
Pero siempre que ascendía una, desde ella, veía otra mas alta que ansiaba escalar. Así que también la coronaba.
Conforme las escalaba fue creciendo y preparándose; fue aprendiendo y disfrutando de ello.
En esos años aprendiendo, había hecho muy buenos amigos que como a él les encantaba subir montañas. Y aunque nunca hablaron de ello, sospechaba que tenían el mismo propósito de liberar los pájaros de sus cabezas.
Se asoció con algunos, y juntos escalaron montañas más altas cada vez en otros países:
Primero fue el Mont Blanc, una montaña de casi cinco mil metros,  y otras al lado suyo. Después, conociendo que al otro lado del mar había montañas de casi siete mil metros, fueron primero al Aconcagua en los Andes, para después llegar hasta los siete mil metros de altura en el Khan Tengri; una montaña en un lejano país llamado Kazajstán.
Pero aún así, Audaz seguía anidado en su cabeza.
Llegó a la conclusión, de que solo podría liberarlo, si ascendía alguna de las montañas más altas de la tierra.
Lo liberaría si subía por encima de los ocho mil metros de altura, que era con lo que siempre había soñado.
Así que un día, logró formar parte de una expedición a una de las montañas más altas de la tierra. El Manaslu en el Himalaya.
Pero tras escalar y disfrutar allí durante mas de un mes, el mal tiempo les impidió alcanzar los ocho mil metros.
Así que al regresar, Audaz seguía dentro de su cabeza.
No se rindió, y dos años después lo intentó de nuevo, y por fin alcanzó los ocho mil cien metros de altura en el Cho Oyu.
Allí, tan cerca del cielo, miró abajo, después arriba, abrió sus manos, y Audaz, el pájaro azul que llevaba en su cabeza desde niño, salió volando.
Al llegar a casa, pensó: - ¿ Ahora qué?.
Armonía, el pájaro rojo, le habló de nuevo: - Debes liberar a Tenaz; Y para liberar a Tenaz, el pájaro verde,   deberás tratar de hacer realidad otro de tus sueños: “Participar en la carrera más dura del mundo”.
La verdad es que le encantaba correr y llevaba igualmente haciéndolo casi desde niño.
Y aunque no le gustaba competir, participar en una carrera a pie por el desierto del Sahara, le parecía una gran aventura, y desde hace años le atraía esa idea.
Entonces, entrenó muy duro y marchó a La maratón de Sables. Una carrera en autosuficiencia alimentaría, que recorría mas  de doscientos kilómetros por el desierto de Sahara. Y con esfuerzo y sobre todo mucho entusiasmo, la completó.
En aquel lugar, de nuevo conoció gente con pájaros en la cabeza (aunque nunca hablaban de ello).  Esa gente le dijeron, que el verdadero desafío, la verdadera aventura, era participar en dos carreras mas de la misma condición, pero en otros climas distintos y extremos: una en el frío hielo del ártico canadiense, y otra en la espesa y húmeda selva del Amazonas en Brasil.
Sin pensarlo mucho, decidió participar en la  Yukon Arctik entre Canadá y Alaska. Y allí, aunque se lesionó, recorrió igualmente mas de doscientos kilómetros y su satisfacción fue total.
Antes de participar en la tercera, la que liberaría a Tenaz el pájaro verde, optó con lo aprendido y junto  con otros amigos, por recorrer la superficie del mar Báltico helado caminando, porque le pareció otra gran aventura.
Finalmente participó en la tercera de las carreras en la selva, y al terminarla, al cruzar la pancarta de la línea de meta en Brasil, observo como Tenaz, el pájaro verde, salía volando de su cabeza diciéndole: -“ Hasta la vista” .
Al regresar a casa, miró a Armonía, el pájaro rojo, y le preguntó:
-“¿Y tú?... ¿Qué debo hacer para liberarte a ti?.
Armonía lo miró con expresión afectiva y le explicó:
-“Durante todos estos años has aprendido muchas cosas, y nunca olvides que te quedan muchísimas mas por aprender. Has conocido mucha buena gente. Gente que como tú, buscaban desatar los pájaros de sus cabezas, y gente que ya los habían liberado, y sin daros cuenta, lo que hacían era ayudar a que los demás pudierais hacerlo”...
Pues bien, para liberarme a mí, deberás ayudar a otros a cumplir sus sueños, y liberar a sus propios pájaros.
De repente, entendió la satisfacción que sentía cuando durante estos años, compartiendo lo aprendido mientras trazaba su propio camino, ayudo a otros a ascender montañas, o descender barrancos.
Y por suerte, destino, o planeado por su pájaro rojo, unos amigos le propusieron organizar viajes para llegar a sitios soñados por muchos. Y los organizó a África, Nepal, Perú o India.
Y cuando en cada viaje, alcanzaban el objetivo soñado, observaba satisfecho como emergían libres pájaros de las cabezas de los que le acompañaban.
Pero... Armonía, el pájaro rojo, seguía sin abandonar la suya.
Un día estando en casa, se levantó como cada dia temprano. Hacia unos pocos años que había sido papa, y lo primero que hacia al levantarse de la cama cada día, era ir a la habitación de su pequeña hija, arroparla, y darle un beso en la mejilla.
Pues bien, ese día, se quedó un rato embobado mirándola, pensando que pájaros anidaban y crecían ya en su pequeña cabecita. Y... por primera vez en su vida, sintió miedo.
Miedo por que a ella pudiera pasarle algo. Miedo de su miedo.
En aquel momento, fue consciente  del enorme valor que debería tener para superar ese miedo el resto de su vida.
Mucho más que para subir a ocho mil metros, atravesar un desierto corriendo, o cruzar un mar helado.
Súbitamente, de su cabeza emergió Armonía batiendo sus alas, y le dijo:
- “Acabas de descubrir la mayor de tus aventuras”.... El ser papa, o mama, el educar a un niño o niña, es la mayor aventura que podrás experimentar nunca jamás”...  Y voló.
Ahora, viviendo esa, la mayor de las aventuras que ha vivido, el niño del cuento sigue deseando ayudar a otros a liberar sus propios pájaros (aunque nunca hablen de ellos)...   y es consciente, que probablemente también ayuda a su hija a alimentar los suyos que van creciendo.
Pero a un tiempo, no deja de notar como en la suya crecen otros, que algún dia le pedirán salir.
FIN


martes, 9 de febrero de 2016

2016 LAS FUENTES DEL GANGES


2013: Kilimanjaro (Tanzania) “El viaje físico”
2014: Kala Phatar (Nepal) “El viaje mental”
2015: Machu Picchu (Perú) “El viaje mágico”
2016: Las fuentes del Ganges (India) “El viaje espiritual”

En el hinduismo, el río Ganges está representado con la forma de la diosa Ganga.
Por esta razón el río Ganges posee un carácter divino en la religión hindú, y se cree que cada inmersión en este río sirve para expiar un pecado y adorar a Ganga, además de evitar el ciclo de reencarnaciones del difunto cuyas cenizas son arrojadas  a sus aguas.
Acudir a las fuentes del Ganges, es imaginarse de nuevo en las montañas del Himalaya donde nace este río sagrado, pero también observar, comprender a las gentes que peregrinan por estos elevados senderos buscando un sentido a la vida.

El mito de la creación del Ganges.
El dios Brahmá creó el río Ganges, que en su origen solo recorría el Cielo, a partir del sudor recogido del pie del dios Visnhú.
Años más tarde, el rey Sagar tuvo 60.000 hijos, y un día mientras celebraba una fiesta, el dios Indra, celoso de él, le robó un caballo.
El rey, furioso, ordenó a todos sus hijos ir en busca del caballo. Lo encontraron en el inframundo, al lado de un sabio que realizaba penitencia.
Los hijos de Sagar, creyendo que era el anciano el autor del robo, lo insultaron e incluso golpearon.
El sabio se limitó a mirarlos en un principio, para después hacerlos arder a todos.
Entonces, las almas de los 60.000 hijos de Sagar quedaron vagando por la Tierra.
Uno de los descendientes de Sagar, el rey Bhagiratha, fue quien rogó al dios Brahmá que permitiera a la diosa Ganga descender desde el Cielo y tocar con sus aguas purificadoras las cenizas de los difuntos hijos de Sagar, para que estos pudieran por fin ascender al Cielo.
Brahmá aceptó, y ordenó a la diosa que descendiera a la Tierra.
Esta, le advirtió del peligro que suponía que tal masa de agua cayera sobre la Tierra desde el cielo, pudiendo destruirla. Así, que ante esta posibilidad, el rey Bhagiritha le pidió al dios Shivá que amortiguara su caída.
Así lo hizo, y Ganga cayó sobre la gran cabellera de Shivá dividiéndose en siete torrentes diferentes, aunque aún así, produjo un enorme caos en la zona de los Himalayas, donde se encontraba meditando el rey Yajnú. Este,  enfurecido, se tragó las aguas del río.
Los dioses y Bhagiratha oraron al sabio rey Yajnú para que soltara a la diosa, y finalmente lo hizo. De esta forma, Ganga pudo salvar las almas de los hijos de Sagar purificándolas con sus aguas.
Desde entonces, el río nace en el Himalaya occidental, en el estado indio de Uttarakhand, y tras 2510 km de recorrido desemboca en el golfo de Bengala, siendo considerado sagrado por los hindúes, que lo han adoran como a la diosa Ganga.
Pretendemos con este viaje, contagiarnos de esta cultura, caminando hasta la fuente más lejana del río, llamada Bhaguirati, que nace en el Himalaya occidental, en el glaciar Gangotri. A 210 km de esta fuente, se une con el Alakananda (que desciende de la montaña Nanda Devi, a 7800 m), cerca de Deoprayag. En esta confluencia pasa a llamarse Ganges.
El río allí en su nacimiento, ha formado una escarpada garganta, que conduce hasta el sagrado templo de la diosa Ganga Mâi, en Gangotri.
En este templo edificado en el siglo dieciocho, se venera la figura de la diosa representada en una joven hermosa vestida de blanco.
Desde su mítico nacimiento, el Ganges limpia de toda culpa a quien se acerca a sus aguas. 


LAS FUENTES DEL GANGES 2016

(HIMALAYA INDIO)

 ITINERARIO del 10 al 24/09

Sábado 10/09 DELHI
Salida desde Barbastro- Barcelona, y vuelo a Delhi.
Recogida en el aeropuerto de Delhi (generalmente por la noche).
Traslado y noche en el hotel.

Domingo 11/09 DELHI
Visita de Delhi, corazón de la India, donde el esplendor del imperio mogol contrasta con el modernismo de la nueva ciudad.
Visitaremos los lugares más destacados de la ciudad.
La capital de la India, fundada en el sitio de las siete ciudades históricas, se compone de lo que hoy es considerada como la ciudad vieja y la ciudad nueva; dos mitades de una caótica y estimulante mezcla.
La ciudadela y el Fuerte Rojo evocan la serenidad y la elegancia del gran Imperio mogol; El animado barrio de Chandni Chowk, conocido por sus mercados de oro y plata; Jama Masjid (la mezquita más grande de la India) y Raj Ghat, lugar donde fue incinerado Gandhi, son algunas de las muchas paradas interesantes que haremos.
Nueva Delhi: una ciudad adornada con edificios altos, grandes avenidas, fuentes y grandes parques.
Noche en Delhi.

Lunes 12/09
Una de las mayores experiencias en la India, es viajar en sus trenes.
Tomaremos un tren hasta Haridwar, "la puerta de los dioses". Importante centro de peregrinación hindú, que es uno de los 4 tirthas, donde cada 12 años se celebra el Kumbha Mela, una de las mayores fiestas religiosas  de todo el mundo.
Visitaremos algunos de sus numerosos templos y ashrams, y asistiremos a la ceremonia Aarti que tiene lugar cada noche a orillas del río.
Martes 13 /09
Viajaremos  hacia Uttarkashi, la principal ciudad de la región de Garhwal en el valle de Bhagirathi.

Miércoles 14/09 TREKKING
Nos dirigimos a Gangotri, uno de los lugares más sagrados de toda la India.
Este será el punto de partida de nuestra caminata.
Aquí está el templo dedicado a la diosa Ganga.
Para comenzar la aclimatación a la altura y al entorno, realizaremos un paseo caminando en el día por los alrededores.

Jueves 15/09 TREKKING
Gangotri - Bhujbasa (5 /6 hrs)
Caminata alrededor de Gangotri, visitando su mítico templo donde los peregrinos vienen a rezar, ya que lo ven como la fuente espiritual del Ganges. ¡Cada año, 150.000 peregrinos vienen aquí a rendir homenaje a la diosa Ganga!
Disfrutaremos de esta mística atmósfera, durante la caminata y pasaremos la noche en una casa de huéspedes.

Viernes 16/9 TREKKING
Bhujbassa - Gaumukh - Tapovan (5 / 6h).
Continuamos subiendo en la dirección de Gaumukh (3.900 m).
Allí seremos testigos de la 'boca de la vaca', término que se refiere al lugar de nacimiento del río Ganges, saliendo de las entrañas del glaciar Gangotri, donde veremos Sadhus semi desnudos en posición de loto junto a los manantiales de agua del glaciar.
Caminaremos rodeados por una serie de picos de más de 6000 m , entre los que se encuentran el Shivling (6.550 m), una montaña mítica para los hindúes, el legendario Meru (6.660 m), o el impresionante Baghirathis.
Atravesaremos el empinado camino de la morrena lateral del glaciar de Gangotri. a 4.100 m de altura, hasta llegar a la orilla izquierda.
A continuación una corta pero erizada cuesta, nos conducirá hasta los prados de Tapovan, el objetivo final de nuestro recorrido.

Sábado 17/9 TREKKING
Tapovan (4400 m) [5 Hrs pie)
Día de reposo o de exploración. Este dia, será opcional:
O bien pasar el dia descansando disfrutando de los paisajes que nos brinda este excepcional lugar, o una caminata optativa en dirección del campo base de Kedarnath Dome.
Caminaremos alrededor del Shivling para llegar a su lado sur, subiendo a la BAMAK Glaciar Kirti para tratar de acuerdo con las condiciones climáticas de subir hasta los 5000mtrs.
Camping en Tapovan.

Domingo 18/9 TREKKING
Tapovan - Chirbasa. (04.05 h)
TREK largo descenso por el mismo camino hasta llegar Cheerbasa. Cruzamos muchos peregrinos en el camino.
Lodge o campamento para pasar la noche.

Lunes 19/9 TREKKING
Cheerbasa – Gangotri
Regreso a Gangotri Trek última mañana.
Tarde libre en Gangotri.
Noche en casa de huéspedes

Martes 20/9
Gangotri - Uttarkashi [100 Km - 4 a 6 horas en coche]
Tras la mañana de relax y descanso disfrutando de este lugar mágico, uno de los más sagrados en la India, partiremos a Uttarkashi, una animada ciudad que se extiende a lo largo del Ganges. Noche en casa de huéspedes.

Miércoles 21/9
Rishikesh - Dehradun - Delhi [1 hora en coche - 6 horas en tren]
Traslado a la estación de tren de Haridwar, para coger un tren a Delhi.
Llegada y traslado al hotel.
Tiempo libre.

Jueves 22/9
Por la mañana, tomaremos rumbo a Agra.
Allí, por la tarde, visitaremos el Fuerte Rojo, y antes de la puesta del sol, el fabuloso Taj Mahal, templo de la pasión, mausoleo al amor, y una de las maravillas del mundo, construida por el
emperador mogol Shah Jahan en 1631 como proclamación de su amor inmortal por su reina Mumtaz Mahal.
Noche en el hotel.

Mark Twain divide la humanidad en dos categorías: los que vieron el Taj Mahal y todos los demás.
Durante 22 años y hasta 1653, 20.000 trabajadores, toneladas de mármol procedente de Rajasthan transportados por camellos y elefantes, y toda la fortuna de los emperadores se utilizaron para construir este fabuloso palacio mausoleo en forma de pirámide de 73 mts de altura y flanqueado por cuatro grandes minaretes.
Una de las siete maravillas del mundo actual.

 Viernes 23/9
Visita, de nuevo, al Taj Majal al amanecer para despedirnos a lo grande de este continente Indio, y regreso a Delhi para tomar el vuelo destino Barcelona.

Sábado 24/9
Llegada a Barcelona. Traslado en bus a origen y fin.

NOTA:
Abrimos la preinscripción para las 18 plazas que compondrán el grupo.
Así que si te gustaría venir, ponte en contacto con MODO VIAJE” en Barbastro, ellos te informaran, y te agregarán a la lista de preinscripción, que en pocas semanas se corroborará y consolidará de forma definitiva.


miércoles, 3 de febrero de 2016

COMIENZOS



Este pasado domingo, mi hija comenzó su primer cursillo de esquí.
Este hecho me ha evocado la primera vez que yo subí a esquiar:
Fui por vez primera, hace ahora treinta y cuatro años.
En el verano de 1981, durante las vacaciones escolares, trabajé en una piscina local para ahorrar dinero, y así poder pagarme mi primer cursillo de esquí en enero del siguiente año 1982. Ocurría el año en el que se sucedió el mundial de España de fútbol con Naranjito, la guerra de las Malvinas, o la primera visita de Juan Pablo II a España.
Por “entonces”,  el cursillo organizado por Montañeros de Aragón Barbastro era de cinco domingos, y recuerdo ese primer día como si fuera ayer.
Salíamos muy temprano desde Barbastro en un opaco minibús de color sufrido  y olor a rancio, cargados de entusiasmo, y los novatos de expectación.
A cargo de la cuadrilla, tres leyendas del Club: Manolón, Turmé y Ramón (El bandido).
Yo me había dispuesto con ropa de montaña, remozada con unos pantalones de chubasquero prestados, y un equipo de esquí alquilado en la tienda de deportes/armería “Dos Cañones”. Esta tienda nos lo alquilaban para los cinco domingos, y podías guardarlo en tu casa hasta el último día.
Me acuerdo, que mientras subía por vez primera junto con mi amigo José Mª en la vieja silla biplaza del Molino de Cerler siguiendo sus indicaciones, (él ya había esquiado), en el segundo ramal sobre la pista verde que llegaba hasta la cafetería de la cota 2000, miraba para abajo a los que descendían, y pensaba: -“Esto está chupao”.
Así que dicho y hecho: Al llegar arriba me calcé los esquís, y sin dudar me precipité por la pequeña pendiente contigua a la cafetería que en forma de embudo servía de preámbulo a la pista verde.
No tarde casi nada en darme cuenta que esos artilugios encerados que llevaba en mis pies, no incluían pedal de freno, y que si existía algún modo de actuación o técnica que permitiera hacer esa maniobra, por prepotente, expeditivo y torpe, yo no la conocía.
Atravesé la explanada cobrando cada vez más velocidad, y justo enfrente, en la ladera limítrofe de la pista, me empotré contra unas enormes piedras haciéndome un corte en la espinilla de la pierna derecha.
¡Menudo estreno!.
Y menos mal que me lancé en esa dirección y no en la contraria donde el extremo de la pista lo señalaba un barranco protegido por una etérea red asegurada a unos palitos de madera...
Me saqué los esquís con mi mejor cara por fuera, pero herido en mi orgullo por dentro, y en ese preciso instante, soy consciente, que si no hubiera estado inscrito a un curso de cinco domingos, hubiera finalizado mi trayectoria como esquiador...
Pero bueno... Llegó el cursillo, y poco a poco, en un par de domingos, junto con Alfredo Vives, que también comenzaba, éramos ya cinturón negro de cuña, y los “putos amos” de la pista verde.
Subrayo,  que la pista verde por entonces era un estrecho camino forestal con nieve encima, con lo que ello supone: pendiente, curvas cerradas, pinares y troncos en el flanco de la montaña y barranco en la parte del valle...
Dominando con tu cuña esta pista verde, podías bajar sin temor azules e incluso alguna roja.
De aquellos años recuerdo con cariño elementos como la percha del Cogulla, que al arrancar te levantaba un par de metros en el aire, y si no tenias bien colocada la “cigarrera” entre las piernas, tus testículos corrían peligro de abandonar el nido; O la percha del Ampriú, cuando cruzar al Ampriú era como irte de expedición a un lejano e indómito lugar.
Había gente que no volvió jamás y nunca mas se supo de ellos...jajaja.
Aquella percha también era para valientes y para nota:
Si habías conseguido descender hasta el llano del Ampriú, el regreso era o bien “lait” por medio de una silla biplaza (ahora bautizada como “la silla del amor”), o los valientes, lo hacíamos en esta insegura percha que te transportaba por un carril con curvas y algún descenso que te obligaba a sacar la percha de entre tus piernas, llevarla asida en tu mano y ponértela de nuevo en cuanto terminaba la pendiente.
La percha discurría por una larga zona virgen e inhóspita. O al menos así me parecía a mí.
Si tenias la mala suerte de caer, debías descender por fuera de pistas hasta el inicio... Y como no, mas de una vez me tocó...
Recuerdo la pista de “El tubo” (el de entonces), totalmente embarrancado y con algún paso que tan apenas te cabían los dos esquís.
O las pistas vírgenes de las pilonas del telesilla biplaza para bajar al Molino.
Volviendo a el primer cursillo, el cuarto domingo, considerándonos  autónomos y auto reconocidos, incluso nos permitíamos picarnoslo e ir por libre, adquiriendo vicios que después me ha costado pulir años... (somos hombres)...
En tan solo cuatro domingos, hacíamos comentarios arrogantes como que esquiar con las piernas juntas no era esquiar... jajaja.
Aunque en mi defensa diré que éramos casi adolescentes, ahora sé que hay que tener mucho cuidado con las máximas de pedantería y el exceso de vanidad, porque en la vida conoces a tantos idiotas que se creen los reyes del mambo, que quien me asegura a mí que no soy uno más de ellos...
Bueno, al final, años, algún cursillo más, y que era totalmente cierto; Si aprendías en Cerler, no tendrías el mejor estilo del mundo (eso dependía de tú paciencia, dedicación y tus mentores), pero eras capaz de esquiar en cualquier pista.
Hoy en día, se ha modernizado, se ha suavizado, o más bien adaptado a los tiempos y una mayor masificación, pero para mí Cerler, siempre será Cerler.
Mi pista favorita; la que me hace sentir en mi casa.
Con el tiempo, con paciencia y eso sí, humildad, algo mejoré. Sobre todo haciendo esquí de montaña.
Estoy seguro que mi hija no cometerá esos errores de principiante adolescente (es chica, y… tiene cinco años) ….jajajajaja ;)