lunes, 26 de octubre de 2015

RESUMEN-RECUERDO



Se dice que una imagen vale más que mil palabras , y que una mirada precisa es más efectiva que mil cartas de amor.
Y como es bueno vivir, aún mejor es soñar, y despertar a ese sueño.
La expedición al Machu Picchu ya no es un sueño, si no una feliz realidad en la retina y el corazón de un grupo de gente.
Mientras estoy en proceso de escritura del guión para realizar “mi documental casero ”, que espero tener listo en diciembre, os dejo premeditadamente, como divulgación de una gran experiencia humana, de contagiar anhelos, pero sobre todo de gran recuerdo, un resumen de lo que será el audiovisual de lo vivido estas dos semanas allí en Perú.




miércoles, 21 de octubre de 2015

CAMBIAR-CRECER




Si me atengo a las horas que dedico a ello, mi deporte, como ya expliqué en una ocasión, es “Corrilosofar”; término que discurrí para definir el correr por el campo absorto meditando sobre tu vida, tus vivencias, lo divino e incluso lo humano.
Ayer mientras corría, reflexioné “una vez mas” sobre porque no me apetece “a priori” repetir nunca montañas, aventuras o carreras, a no ser que el objetivo sea distinto al de la primera vez.
Primero, y como algo positivo, desde hace algunos años jamás abandono o termino  nada con la sensación de que debería haber hecho las cosas de manera diferente resulte como resulte.
Desde entonces soy consciente de que en esta vida nunca se termina de aprender, y que la verdadera razón de casi todo se encuentra en nuestra propia naturaleza.
Todo tiene un aprendizaje y una razón.
La primera vez que hacemos algo (“deportivamente hablando”), es única, especial,  y nunca se repetirá de la misma forma.
Nuestra primera escalada, la primera vez que subimos a esta u otra montaña y percibimos la poderosa acción de la altura sobre nuestro cuerpo, la primera media maratón cuando esa distancia nos parecía quimérica e inalcanzable, la primera maratón, o distancias superiores...
La primera vez se queda en la pupila, y vale pena darle la importancia necesaria para que se convierta en un recuerdo inolvidable. Entonces ¿Por qué repetir?
Si repetimos, la mayoría de las veces actuamos primero por principios, y después por planes preconcebidos resultado de esas experiencias pasadas.
Más tarde, cargados de esperanzas y dispuestos a arrasar con todo, nos damos cuenta de que eso tan especial no guarda ninguna semejanza con lo que recordábamos o habíamos imaginado.
Pero nosotros, leales a nuestras convicciones y respetuosos a los planes tan trabajosamente concebidos, proyectamos sin tener en cuenta esos “cambios” de disposición.
Contra todo eso, hay que mantenerse fiel a sí mismo, y cambiar.
Siempre nos resistimos a los cambios. Somos animales de costumbres (en mi caso mucho).
La mayoría de los mortales nos resistimos a cambiar o a probar cosas diferentes porque implica abandonar aquello que conocemos nos es familiar y controlamos, por algo desconocido.
Dar ése paso nos llena de indecisiones y hasta atemoriza, porque fuimos educados en el pesimismo y la inercia, y se nos ha repetido hasta la saciedad que si algo va a ocurrir en nuestras vidas no podremos impedirlo; que las cosas son así y no se pueden cambiar, y que hay una sola forma de hacer las cosas bien.
Ese tipo de doctrina nos ha dejado sin opciones, sin la flexibilidad y sin la instrucción necesaria para saber elegir frente a los cambios, olvidando que, en nuestro mundo, si bien un día debe inexorablemente suceder a otro, estos no tienen porqué ser iguales.
La vida cambia, el tiempo y el clima cambian, cambian las personas y los afectos, e incluso nosotros mismos no somos iguales a hace unos cuantos años atrás. Así que realmente “lo único permanente es el cambio”.

Por esa razón en cualquier disciplina, debemos estar dispuestos y preparados para efectuar cambios... y ser flexibles si queremos salir airosos del desafío.
Cuando “no pasa nada”, experimentar, hacer cosas diferentes, es la única vía que, por lo general, conduce a los logros y a sentirse bien consigo mismo, y por tanto con los que te rodean. Este fin de semana, participaré para divertirme en una carrera nueva “para mi” de la que me han hablado muy bien

XVI CARRERA DE MONTAÑA OS FORATOS DE LOMENAS


miércoles, 14 de octubre de 2015

MACHU PICCHU 2015



La complicidad se ambiciona, la amistad se manifiesta, y el cariño espontáneo siempre sorprende.
Palabras casi reiterativas que  año tras año escribo tras el proyectado viaje de aventura con unos siempre fabulosos acompañantes.
Esta vez, con la nostalgia de cuatro inesperadas bajas de última hora debidas a repentinos imprevistos, y otr@s de algunos fijos, que por unas u otras circunstancias, en esta ocasión no podían acompañarnos.
En su nombre, Nuria, África, Fernando, Esteban, Martín, Juan Jaime, Pili S., Pili M., Javier A., Rosana, y yo mismo, Javi, hemos forjado otro año más, gozo, palpitación, aventura y sobre todo gratitud.
Como cada año, muchos sentimientos se aúna en mí tras nuestra experiencia. Esta vez en Perú: Evidencias, ilusiones, deseos, sueños, superación, y asimismo temores, que nos han reportado por el abra de Salkantay, hasta las ruinas de Machu Picchu.
Ahora todo parece un espejismo; Memoria de abrazos, palpitaciones, muchas corpóreas emociones, amparos mutuos, y sonrisas que jamás olvidaré.
Y como no, la confianza y el coraje.
Porque coraje es la disposición a sentir confianza en situaciones desafiantes; y eso, su coraje y su confianza primero en mi, pero después, la mas importante, en si mismos, es lo que han expuesto abiertamente  todos los participantes.
Al finalizar, abrazos sentidos asombrados de emociones que nunca mienten.
Abrazos con rostros arrebatados de conmovido llanto,  que nos mueve por dentro, nos callan el habla, y aviva el corazón y la conciencia.
Esos pequeños pero infinitos instantes donde todos, formando parte de un sueño colectivo, jamás olvidaremos.
Machu Picchu, se presentó como un escenario sublime que ya siempre será, formará parte de esos recuerdos.
En esta región de Cuzco, existen numerosísimas opciones para perderse en la inmensidad de los paisajes o de la cultura inca.
Y aunque la más significado sea la ciudadela de Machu Picchu, uno perfectamente podría invertir mucho mas tiempo en descubrir sus inmensos tesoros arqueológicos y paisajísticos del lugar:
El valle sagrado, los yacimientos que se encuentran ligados a la ciudad de Cusco, la ciudadela de Choquequirao, hermana pequeña de Machu Picchu, etc, etc…
Nosotros llegamos a Cuzco con la ambición de hacer una ruta caminando hasta Machu Picchu por el sendero del nevado Salkantay.
Han sido en total casi 100 Km. atravesando las montañas hasta Machu Picchu, y después por la zona mas aislada de Lares, atravesando paisajes colosales: Seguir el río Blanco desde Soray Pampa hasta los nevados Tucarhuay, Salkantay y Huamantay; Pasar a 4.600 metros (algunos por vez primera), recorriendo preciosas extensiones ; descender por la franja de la selva hasta Llucma Bamba; Deslizarnos por la segunda tirolina más larga de Sudamérica de casi cinco kilómetros de sirga fraccionados en cinco tramos, y subir a pie hasta Machu Picchu.
Machu Picchu increíble, emocionante, estremecedor, apabullante, y si, mágico… no hay palabras porque té quita el habla.
Enmudeces en su presencia como si estuvieras en una esfera de otra dimensión suspendida de realidad.
Creo que esta caminata nos ha redimensionado y nos ha proporcionado una visión de estas montañas en las que cada valle y cada cumbre, para nosotros, forma parte del mismo camino: El camino hacia nosotros mismos; hacia nuestro interior.
Un día, los nativos  del imperio Inca caminaron por cada sendero por los que nosotros anduvimos, para llegar eventualmente en Machu Picchu.  Y durante estos días, les ofrendamos en cierta forma nuestro particular homenaje.
Y nos cautivó hacerlo.