lunes, 31 de agosto de 2015

20 Años del KHAN TENGRI (7010 m)





Temer o cuestionar son señales de sensatez.
Un trece de Agosto de hace “ya” veinte años, tres chavales cumplieron un sueño manejado por la emoción y la osadía de los que se sienten aspirantes aun no sé muy bien a qué; ¿A madurar?;
Ascender el Khan Tengri (7010m) en la cordillera del Tiang Sang en  Kazajstán.
Una cima que por su forma piramidal perfecta, denominan el K-2 de los siete miles.
Dos años antes, en 1995, habíamos realizado nuestra primera expedición “trascendente”, al Aconcagua (Argentina) por el glaciar de los Polacos, donde el azar y el mal tiempo se unieron y establecieron que termináramos abriendo fortuitamente una nueva variante a la ruta clásica, que denominamos “Variante Alto aragonesa”.
Independiente y lógicamente, hasta llegar a este punto, los tres desde jovencitos habíamos pasado en nuestros respectivos clubes de montaña (El mío Montañeros de Aragón de Barbastro), por nuestros particulares destetes, aprendizajes y formación.
HELICOPTERO RUSO
Mucha de esa formación de la de entonces, de la que se imparte a pie de montaña de veteranos a noveles compartiendo escaladas. ¡A mata caballo!
En mi caso, a estas alturas  ya poseía titulación de instructor de escalada en roca y alpinismo, e incluso tres años antes había rehusado formar parte de una expedición conjunta con Peña Guara de Huesca al Nanga Parbat, por no considerarme aún capacitado para dar tan enorme salto (Del Mont Blanc, a un ocho mil...).
Así que tras mucho Pirineo, algunas incursiones a los Alpes, que en su día nos figuraron igualmente grandes expediciones (Mont Blanc, Mont Maudit, Cervino, etc...), llegamos al Aconcagua.

Ahora tocaba el Khan Tengri. Eran ya palabras mayores. Era aunar altitud (7000m) y técnica. 
Hoy cuando lo recuerdo, a mi mente llegan más palabras y emociones que hechos o episodios:
divinidad, anhelo, ingenuidad, obstinación y riesgo; pero sobre todo compromiso y experiencia.
KHAN TENGRI 7010M
Según la Biblia, Moisés ascendió al monte Sinai y bajó cambiado. Así nos sucedió a nosotros allí; ascendimos siendo unos, y descendimos siendo diferentes. No digo mejores ni peores. Diferentes.
La madurez exige un saldo. 
En toda evolución hay algo que dejamos atrás, que sacrificamos. Aqui no fue diferente.
A los tres de algún modo nos cambio esta montaña para siempre.
Fueron días de crecimiento, aventura, convivencia extrema, supervivencia, realidad y muerte.
Sí, también muerte.
Mientras nosotros estuvimos allí, fallecieron cinco alpinistas en esta montaña:
Un Coreano pocos días antes de nuestra llegada había muerto fruto de algún edema o agotamiento, y después congelación.
Pudimos comprobarlo posteriormente, porque yacía metido en su estrecha tienda en una repisa, junto a nuestra vía de ascenso camino de la cumbre a casi siete mil metros.
Otro, un Japonés, hizo cumbre simultáneamente a nosotros.
Llego rendido. Caminaba visiblemente extenuado y como desorientado.
Al llevar las gafas de ventisca elevadas, recuerdo sus ojos ausentes. Era la única parte visible de su cara.
Al interrogarle por su estado, lo recuerdo diciéndonos:
GLACIAR DEL CAMPO BASE
- “¡Sleep!   ¡Sleep!”, al mismo tiempo que gesticulaba con sus manos unidas afirmadas sobre la mejilla, mientras tratábamos de convencerlo para que bajara con nosotros. Ya había oscurecido y no hubo forma. En ese instante, todos corríamos peligro. Eran las diez de la noche, y estábamos a siete mil metros.
¿Os preguntareis porque no lo obligamos a la fuerza?.
En un lugar como ese, de noche, a esa altura, cuando por otra parte el descenso es muy técnico y con numerosos rápeles, no puedes ir más allá de exhortar o azuzar, porque corres el riesgo de quedarte allí con él...
Ante su invariable negativa, le dejamos una cantimplora y una manta térmica, y se acurruco bajo una gran piedra a pasar la noche. Nosotros descendimos muy poco a poco.
Dos días más tarde, con nuestras indicaciones, fue avistado por otra expedición que hizo cumbre, confirmando que murió en aquel lugar.
Asimismo, nosotros aún nos hallábamos en el campo base tras haber hecho cumbre, y otros tres, no recuerdo de que país, cuando ascendían por la ruta normal (cara Sur), los sepultó una avalancha.
Allí comenzamos a entender, y de golpe, que la montaña te da mucho, pero también puede quitártelo. 
Como decía Bonatti, : “La montaña no es como los humanos. La montaña es sincera”.
Y si, hay que tenerle admiración, apego y devoción, pero sobre todo respeto.
Como anécdota, cuando regresamos al campo base tras haber hecho cumbre, llegó allí invitado por el gobierno Kazajo Reinhold Messner (primer hombre en coronar los catorce ocho miles), para publicitar este hermosos pico en todo el mundo.
Como nosotros acabábamos de descender la cima, quiso conocernos y conversar para que le describiéramos las vicisitudes de esta escalada. Nos reunimos amigablemente, cenamos juntos e incluso le invitamos a productos de nuestra tierra.
CON REINHOL MESSNER
Ya en la sobremesa, guiado por su cordialidad, me atreví a  mostrarle  una viñeta sobre él que dibujé esa tarde en mi diario. Le hizo tanta gracia que me la autografió junto a mi firma, e igualmente mi banderín de cima.
 La pasada semana, tras dieciocho años, recuperé gracias a José (uno de mis compañeros), espectaculares fotos de esta aventura que creía perdidas.
Los hombres y mujeres se hacen, sin embargo las montañas ya están hechas.



LLEGANDO AL CII
LEGANDO AL CI
HACIA LA CUMBRE
CIMA DEL CHAPAEV 6.130m
CUEVA DE HIELO 6200M
RAPELANDO SOBRE GRIETA
TRAVESIA A 6800m
CORREDOR HACIA LA CUMBRE
7010M




martes, 25 de agosto de 2015

ENTREVISTA



El otro dia, haciendo limpieza en mi correo, hallé una entrevista que Laura Cermeño, una periodista local, me realizó para una revista de la comarca hace casi tres años.
No me acordaba.
La releí con curiosidad, y me gustaron mucho sus sugestivas e interesantes preguntas. 
No es que me hayan hecho miles de entrevistas, pero a lo largo de los años llevo unas cuantas. Y esta es una de las mejores. 
A dia de hoy, seguiría afirmando prácticamente lo mismo que contesté entonces:



¿Qué mueve a un ser humano a batirse constantemente frente a la adversidad?
Me han hecho muchas veces esta pregunta, y no sé bien que nos mueve.
Imagino que buscarle un sentido a la vida; a cada paso que damos en ella. Después, interpretamos la vida de acuerdo a los parámetros que atesoramos en ese camino.
Es pasión. Se siente y en cierta manera se desafía.

¿La vida es una aventura, o hay que tomarse la vida como una aventura?
Creo que la vida en si misma es una aventura apasionante, y además es provechoso tomársela como tal.
Cada día nos enfrentamos a problemas y retos inesperados, los cuales debemos sobrellevar aferrándonos a su solución.
La felicidad y la vida van de la mano, y son o deberían ser el trayecto y no el destino.

En qué momento de su trayectoria llegó a la conclusión de que “Uno es lo que cree que es”
Tarde; muy tarde. Al principio, la juventud, que va hermanada con la ambición, el egocentrismo, y el creer que lo sabes todo, te alientan aunque no seas consciente de ello; posteriormente por suerte, y aunque sea a golpes, maduras un poco, o al menos te lo parece.  Y solo entonces eres realmente consciente de que cada cual, a través de obstáculos que la vida te pone,  escoge su propio destino.

Cuándo decide iniciar una de sus aventuras, ¿en qué se basa para elegirlas?
Pese a lo que pueda parecer, la mayoría de las veces han sido ellas las que me han  elegido a mí.
Eso sí, estaba totalmente dispuesto a toparme con ellas.
Soy curioso, apasionado e impulsivo por naturaleza. Y cuándo eres de esta manera es fácil. Donde unos se preguntan ¿Por qué?, tú te preguntas ¿Y por qué no?.
Surge un proyecto, y eso...¿Por qué no? 

¿Ha encontrado en ellas lo que buscaba?
He encontrado cachitos, fragmentos de lo que buscaba. Lo mas extraño, y aunque suene trivial es así, al final del recorrido te das cuenta que en todas y cada una de las vivencias simplemente te buscabas a ti mismo.

¿Qué expedición recuerda con más gozo?
Es difícil escoger. Todas y cada una de las experiencias me han aportado cosas muy significativas a mi vida; Unas me han hecho instruirme y aprender, todas madurar para las siguientes, a la par que algo tan importante como el forjar grandes amistades.
Pero si tengo que escoger, fue el día que me di la vuelta a 8.100m de altura en el Cho Oyu  al notarme desfallecer repentinamente en el plató de cima, a tan solo trescientos metros del punto mas alto por una ulcera estomacal que comenzó a sangrar sin yo saberlo.
Ese día salvé mi propia vida, y me demostré a mí mismo y a los demás, que era verdad eso que muchas veces predicamos, de que “jamás antepondrías una cima, un éxito, a mi seguridad, a mi vida”.
A la postre, no cambiaria lo que me pasó, por haber realizado tan fácilmente la cumbre. No hubiera aprendido nada.

¿Y con más tristeza?
Con mucha tristeza y nostalgia siempre recuerdas a los amigos que dejaste por el camino.
¿Qué es el miedo para usted?
Para mi el miedo es una emoción penetrante y punzante que es avivada por la proximidad de un peligro; algunas veces real, y la mayoría de las veces no.
Todas nuestras situaciones ante la vida están condicionadas en gran medida por esos miedos que brotan de nuestro interior, y quizás el gran estímulo, lo que engancha, es vencerlos.

¿En qué momentos concretos de la vida ha tenido verdadero “miedo”?
Pese a lo que pueda parecer, no ha sido nunca en momentos de aventuras deportivas, sino como cualquier persona, en momentos cotidianos y por desgracia frecuentes para todos: Enfermedades, perdidas, frustraciones, reveses, etc, etc....

¿A quién se siente usted muy unido?
Como personas físicas a mi mujer, a mi madre, y a mi hija; como unión quimérica, a mi territorio, al Pirineo, a la sierra de Guara, al río Vero.

¿Reza?
Mucho. Siempre cuando estoy por el monte a solas.
Es como un supersticioso reflejo.
Algunas veces tarareas una canción y otras rezas. Me educaron en la religión católica, y utilizo ese recurso para apelar a... no sé bien... ¿Quizás a la buena suerte?

¿En qué etapa de su vida se encuentra?
En una que me tiene muy enajenado, ilusionado y con mas temor que nunca. La de padre.
Una tarea en la que cada dia tengo la sugestiva sensación de no tener ni idea; que cada dia estoy empezando y aprendiendo.
Imagino que como debe ser.

¿Qué le falta por hacer?
¡Uufff!. Muchísimas cosas; algunas las sé ya, y otras surgirán seguro por el camino. Simplemente aspiro a siempre tener muchas cosas pendientes por hacer, y jamás decir: “No me queda nada por hacer”

¿Cree que ha dejado huella en el mundo deportivo?
No tengo ni idea.
De manera manifiesta, no soy yo quien debe juzgarlo. De manera determinada, me gusta imaginar que a alguien sí.
En algunos casos cercanos sé que si, porque el haber iniciado como monitor a mucha gente en escalar o descender barrancos, o como mentor en correr, lo ha facilitado, y así me lo han indicado.
Pero me gusta creer, que el que yo haya hecho una serie de empresas deportivas “digamos originales”, ha animado o influenciado a gente que no conozco de nada para lanzarse o proponerse también ese. “¿Y por qué no?”; O ese simple: “Si lo ha hecho este “mindundi”, yo también podría hacerlo”.
Nadie es mas que nadie, simplemente algunos son o somos mas precipitados.
Yo también tuve y tengo mis sugestiones. Curiosamente no soy nada mitómano y  siempre ha sido de gente cercana. Aún hoy.
Si dejamos a un lado  rivalidades y envidias mas allá de las sanas, es muy fácil contagiarse de las ilusiones de los demás.