viernes, 20 de febrero de 2015

BARCELONA



Esta vez el pretexto, era mucho más preciado que acercarnos simplemente en familia a pasar un fin de semana a Barcelona. Incluso más que correr yo una carrera... (No sé cuantas he corrido en mi vida... no las cuento)...
El argumento principal, era el deseado debut de Rosana en una media maratón.
Todos recordamos lo imborrable e ilusionante de esa primera, en este caso media maratón.
Cuando se decidió a hacerlo, yo le insistí para que su debut fuera allí o en una media similar y no en la de Barbastro.
Pienso que es mejor hacerlo en una  gran carrera rodeado de casi 14000 personas heterogéneos de muchísimos niveles, donde sentirte totalmente cobijado y distraído, y además amparado en el anonimato que no tienes en tu pueblo, con la intimidación adicional que ello supone. Bastante tienes ya con todos los miedos, como para añadirle algunos adicionales.
Siiii, también de paso, era la primera que yo corría tras la operación de menisco de noviembre; mi primera carrera tras la rotura del menisco en septiembre, y además, cabezón de mí, “ya que estaba en harina”,  una vez mas (por si acaso decido ir), se me puso en la cabeza auto imponerme el lograr la marca para entrar directo sin sorteo en el maratón de Nueva York 2016.
Pero... al llegar la cita mis sensaciones físicas, eran muy malas, porque arrastraba un catarrazo desde el miércoles que me dejó tocado, y casi hundido.
Así que en la salida tenso, subyugado y resignado a tomármela como un entrenamiento, y si fuera necesario como en otras ocasiones, pararme (no será la primera vez); esta vez con el aliciente de esperar a Rosana y terminar tranquilamente con ella.
Salía del primer cajón, así que la salida fue muy rápida, y porque mentir, salí dispuesto a intentar ir lo más rápido que pudiera, determinando fuerzas y evaluando sensaciones kilómetro a kilómetro... a ver qué pasaba...
Sobre el kilómetro cinco o seis, no marchaba cómodo, y eso me inquietaba; Desazón en el compás, y la zancada con sensación de ser un pedazo de madero en vez de un corredor, aunque me mantenía en ritmos de 3’50/55”, cosa que me sorprendía.
Decidí disminuir el ritmo un punto buscando un orden físico que nunca llegó. Así que me dispuse a marcarme objetivos parciales.
“A ver si llego al Km. 10...”. Paso el Km. 10 en unos 39 m, y decido intentar llegar hasta el 15 y finalizar de apurarme. ... 12, 13,...
Kilómetro 15. Aunque desalentado y mustio, sigo rodando justo por debajo de 4’ el Km. Así que para
motivarme, intento vislumbrar la posibilidad de que si resisto, puedo conseguir algo que a priori había descartado.  “Hacer hoy mi marca para NY 2016”. En mi margen de edad (de 45 a 49 años), menos de 1h 25 m, y llevo el ritmo justo para ello...
Me voy exhortando a mí mismo, pero sin lanzar las campanas al vuelo.
Km. 14, larga recta. ¡Aguanta! me reitero una y otra vez....
Es hora de disponer mi mente para ser más fuerte que mi cuerpo.
De quitarme esa vehemente mala disposición, y no dejar pasar oportunidades.
Miro atrás en el giro, y veo lejos a los prácticos de la hora veinticinco....
Así que decido aguantar. ¡Solo son cinco kilómetros más!... El último no lo cuento, porque ese sé, que por mal que estés, de repente te entra el estimulo del regocijo de la  victoria, y misteriosamente aparecen fuerzas de flaqueza. 
Aguanto y asomo apretando los dientes a la recta de meta, y veo como en el crono brinca justo la hora veinticuatro, así que me guarnezco de orgullo y pretensión, y subo el ritmo lo mas que puedo para pasar la línea antes del minuto veinticinco. ¡¡¡Lo logro!!!.  No hay mal que por bien no venga....
Llamo enseguida a Rosana. Está cerca del km 14, anda con Rafa y José Mª, y va bien.
Me cambio de camiseta gracias a Eva que nos aguarda en meta ejerciendo de guardería con Juan (su hijo) y Nayra (mi hija) (¡Gracias Eva!), Me coloco de nuevo el dorsal, para disimular en carrera, y me dirijo trotando contracorriente hasta el Km. 17 donde me topo con ellos.
Antes me he cruzado con varios amig@s a los que he ido animando. Que ambientazo y cuanta gente.
Que cara de felicidad lleva Rosana. Va sobrada, y muy distraída con la fluida conversación del bueno de Rafa (Gracias Rafa), y se la ve feliz. José Mª ya los ha dejado hace poco para darse él un poquito de caña (Gracias José).
¿Cuántas veces nos ponemos infinidad de metas, o nos prometemos a nosotros mismos que este año sin falta será el que las llevemos a cabo esto o aquello?. Muchas.
Y muchas veces esos proyectos, esas ilusiones acaban convirtiéndose en frustraciones, porque nunca las llevamos a cabo.
Hoy solo hay que contemplar a Rosana, para darse cuenta de lo contrario.  De las veces que si estamos en la fase de hacer, de conseguir lo que queremos, lo que habíamos soñado e imaginado.
¡Se lo merece!. Una actitud positiva y buena, consigue no solo su objetivo, sino disfrutar del proceso.
Su actitud, sus pensamientos, fuerza y determinación, han sido sin duda el motor que la ha llevado a ello.
La actitud es el motor de las ilusiones. ¡Ha sido un gran día!.
Muchas veces la felicidad no viene servida por ti mismo y tus circunstancias, entonces te la ofrece alguien a quien quieres, y notas feliz.
Si un sueño se frustra, puedes quedar herido. Herido por decepción. Otro absurdo juego de márgenes y batallas irresueltas, al que nos gusta jugar.


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