martes, 29 de mayo de 2012

APRENDER

El domingo (aún sin apurar) por fin pude correr mas o menos normal tras las tres semanas de lesión y resignación. Subí al Pueyo, (16 km desde mi casa), y disfruté muchísimo del correr, del pensar, y sobre todo del monte.
Fui solo, y tras la prueba del viernes (10 km), ya corría sin miedos. Eran las siete y media de la mañana, y en algún instante fui tan feliz que hasta cerré los ojos. Sentí los silencios, y esos rumores ocultos que transmite la satisfacción. Sin camino... Sin rumbo...
Ya sabéis cuanto me gusta correr y pensar; reflexionar y correr. Es como una maniobra de figuración y.... ¿de esperanza?.
Muchas veces, intento recordar y escribir mis reflexiones y al hacerlo se me figuran los atolondramientos, los pasmos, de un soñador sin solución: "La belleza, el futuro, las metas, "los unicornios", etc.... Al final, todo lo que imaginas, todo, está al otro lado de un tabique, de un imaginario muro que hemos de atravesar.
Un tabique ficticio que en realidad emerge el día que nosotros nacemos, y nos acompaña para siempre.
Durante nuestra vida, se van presentando estos muros que nos parecen infranqueables en forma de enfermedad, desafío, amenaza inesperada o pretendido reto : Apostados frente a ellos, miramos hacia arriba; miramos hacia abajo; a un lado, al otro, y al final... terminamos mirándonos nuestro propio ombligo.
Aún así, creo que en alguna etapa de la vida, "SI" es necesario mirarse un poco al ombligo para poder comprender nuestra propia naturaleza. Si entendemos mirarse al ombligo, por mirar dentro de uno mismo para analizarse, y para posteriormente salir y poder alcanzar lo que hay detrás de ese tabique que queremos atravesar. Sabiendo, siendo conscientes, que una vez atravesado, al otro lado siempre habrá un nuevo muro que traspasar.
Ya sea en lo deportivo o incluso en lo personal, algunos muros asoman con puerta; incluso algunas veces estas están abiertas (que facil); pero otras, la mayoria se encuentran cerradas. "Si una puerta se cierra, o si no se abre, abre una ventana"
Los que no levantan nunca la vista de sí mismos, los que no dejan de mirarse nunca el ombligo, acaban o acabamos confundiendo la sabiduría con la egolatría, y la independencia con la obsesión. Gran error.
Hay que aprender a pararnos, a pensar. Aprender a usar ese imaginario tabique como un desafío a someter, y no como el problema a zanjar.
Incluso siempre hay que pensar que si alcanzo mis metas, NO soy superior al que no lo hace "todavía". Si consigo esto, si lo conseguimos, entenderemos que nadie puede dar lo que no tiene, y que sólo la búsqueda, el futuro, nos llevará a dejar de mirar nuestro propio ombligo y reinventarnos como personas, como amigos, o como deportistas. "No siempre lo que tenemos en frente es todo lo que nos queda por andar" .
Con los años, "mirándome el ombligo", he aprendido cosas buenas y malas de mi mismo; pero al levantar la vista, ha aprendido mucho más de los demás. Y la mayoría de los que he aprendido, por no decir todos, no son personas "iluminadas", ni grandes filósofos o intelectuales. Son como yo; personas normales.
Pienso que una gran filosofía en la vida, es desarrollar la capacidad de aprender de esas personas normales que "aparentemente" no tiene nada que enseñar. Todas esas que sin decirte nada, te lo dicen todo; te hablan de humildad".
Me queda tanto por aprender, por hacer, por correr, por someter...
El domingo llegue a casa con una enorme sonrisa que me duró todo el día.
Tan solo tres semanas parado y como echaba de menos correr, cavilar mientras lo hago, y a continuación sonreír. La sonrisa es una alteración que no hace daño al alma, sino todo lo contrario, la enaltece.

miércoles, 23 de mayo de 2012

UNA SEMILLA.

Había una vez un escritor que vivía en una casita junto a una apacible playa, contigua a un pueblo de pescadores. Todas las mañanas, caminaba por la orilla del mar, para inspirarse, y por las tardes permanecía en casa escribiendo.
Un día vagando por la playa, observó a un niño que se dedicaba a recoger estrellas de mar que había varadas en la arena, y como una por una, las iba devolviendo al mar.
-"¿Por qué haces esto?" -le preguntó el escritor.
-"¿No lo ve?" -dijo el niño-. "El marea está baja y el sol calienta mucho. Las estrellas se resecarán y morirán si las dejo en la arena".
-"Pero..., hay miles de kilómetros de costa en el mundo, y cientos de miles de estrellas de mar desperdigadas por sus playas. ¿Piensas que vas a conseguir algo con este pequeño gesto?...sólo devuelves al mar unas cuantas estrellas. La mayoría morirán de todos modos.
El niño recogió otra estrella de la arena, y la lanzó al mar, miró al escritor indiferente y le dijo:
-Al menos, habrá valido la pena para "ESTA" estrella de mar ¿No?.
Aquella noche el escritor no pudo dormir ni había conseguido escribir nada durante toda la tarde.
A primera hora de la mañana siguiente, se dirigió a la playa, se juntó con el niño, y los dos juntos prosiguieron devolviendo estrellas de mar al mar.....

¡¡¡Me encanta esta historia!!!.
Hace tres semanas, me invitaron a dar una charla sobre deportes en el que hace muchos años fue mi colegio, los Escolapios; y la semana pasada me invitaron de nuevo, pero esta vez a acompañar a Paco Jordán en otra charla en el colegio de la Merced donde estudian sus hijos.
En la primera hablé sobre la maratón de Sables; en la segunda, centrados igualmente en la maratón de Sables en la que ambos hemos participado, hable sobre mi trayectoria deportiva en general desde mis comienzos. En ambas al final, hablamos sobre lo primordial: superación personal, espíritu deportivo, valores humanos, sueños, etc....
En las dos charlas les recordé que hace más de treinta años, cuando yo estudiaba en los Escolapios, un día vinieron unos chicos a proyectarnos unas diapositivas y darnos una charla sobre una montaña que habían escalado en los Andes. Ese día no lo he olvidado nunca; quizás porque aquella charla, aquellos chicos, plantaron en mi una semilla que.... muchos años mas tarde era yo ese chico que acudía a un colegio a hablarles a otros niños sobre mis experiencias, escaladas y vivencias.
Los seres humanos al final, estamos concebidos para entendernos, para transmitirnos, para aprender unos de otros y finalmente para comprendernos. Sería lo más corriente. Así se concibe la transmisión de la cultura, los valores, etc
Los niños por general aprenden imitando a sus padres.. Pero todos podemos contagiar a los demás nuestros estados de ánimo, aficiones, o gustos tanto positivos, como negativos, y claro, ellos nos pueden contagiar a nosotros.
Quizás solo hay que hacer uso de "la conciencia de uno mismo", Responsabilidad de uno hacia los demás, y capacidad para entender también a los demás.
¿Cuánta gente cercana hace deporte (u otras cosas) gracias a vosotros, a vuestro ejemplo, a vuestra filosofía?
Con las palabras emocionas, con el ejemplo seduces e impulsas.

martes, 15 de mayo de 2012

SPARTATHLON - La carrera más larga del Mundo.

Cuando estás lesionado, parado, tu cabeza no para de hacer planes... Somos así...
Me gustan los desafíos, siempre me han gustado; eso ya lo sabéis; En realidad a casi todos nos gustan.
Y además, como dicen, la única probabilidad de averiguar los márgenes de lo posible, es arriesgarse a ir un poco más allá, hacia lo que parece imposible, porque al final, es intentando eso, lo imposible, como se efectúa lo posible. 
Hace ya algunos años que escuché hablar de una carrera que desde un principio me pareció imposible y quimérica.
Ahora, años después lo imposible se torna posible quizás por irracionalidad (como casi siempre). Lo irracional, por disparatado parece absurdo. Me gusta mucho lo disparatado, irracional y absurdo; casi siempre son los mimbres con los que se cimientan en tu interior los sueños; así que he añadido definitivamente esta carrera a mis sueños. ¿2013?... Podría ser.

El Spartathlon:
Es una carrera non-stop (topalantesinparar) de 246km. que une Atenas con Esparta, y que debes realizar en un tiempo máximo de 36 horas (día y medio).
Sin duda es una de las carreras más duras del mundo (otra mas....) en la que el cuerpo y tu mente están destinados a malograrse, a fracasar, y sólo el entusiasmo y el ímpetu puede empujarte hasta la meta para terminarla.
Se disputa cada mes de septiembre y evoca, de acuerdo con lo narrado por el historiador Herodoto el 490 a.c. la ruta que realizó Filípides, un soldado mensajero, a quien los Generales Atenienses, ante la inminente invasión Persa, ordenaron correr hasta Esparta para pedir refuerzos para la batalla de Marathón al Rey Leonidas (el de 300).
En el mito de la gesta de este soldado se encuentra el origen del actual maratón. La leyenda apuntaba que habría muerto de fatiga tras haber corrido unos 40 Km. desde Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa, pero en realidad, como antes he relatado, Filípedes recorrió el camino desde Atenas hasta Esparta para pedir refuerzos, lo que serían estos 246 kilómetros. Así si se explica que al llegar muriera....
Aún así este falso mito sobre lo que realmente sucedió ganó mucha popularidad, y en honor a este hecho se creó la competición con el nombre de "maratón", que fue incluida en los juegos olímpicos de 1896 de Atenas inaugurados por el Barón de Coubertin.
La verdadera historia según el historiado Herodotus, Filípides salió con la primera luz del día del último viernes de septiembre del año 490AC y llegó a Esparta con la última luz del día siguiente, lo que equivale en términos modernos a 36 horas. Por tanto, el Spartathlon tiene como tiempo límite 36 horas para cubrir esos 246 Km., que engloban el paso por dos zonas montañosas entre Atenas y Esparta.
Con base a este relato, el comandante John Foden de la Royal Air Force y otros cuatro oficiales viajaron a Grecia en 1982 en una expedición oficial para probar que si era posible cubrir esos casi 246 kilómetros en un día y medio.
Tres corredores tuvieron éxito en completar la distancia, probando así que si era posible. Años después nació esta carrera basándose en la descripción que el historiador Herodoto hizo de la ruta que habría seguido el soldado Filípides hace 2500 años. Según los organizadores de la carrera, actualmente se sigue exactamente la ruta histórica que él realizó. De manera que se cruzan autopistas, instalaciones urbanas, campos de vides, olivares, y se asciende al monte Parthenio de 1200 metros.
La salida se efectúa a los pies del Partenón de Atenas, y la meta esta ubicada en el stadium de Maratón, donde los corredores al llegar deben tocar los pies de la estatua de tres metros del rey Leónidas.
La carrera parte a las 07:00 de la mañana del último viernes de Septiembre desde Atenas.
El recorrido de 246 km incluye carreteras asfaltadas, caminos y senderos de montaña.
La carrera es muy exigente, no sólo por la distancia, el terreno y las condiciones meteorológicas, sino también por los 75 puntos de control, que tienen sus propias limitaciones de tiempo y en caso que un corredor llegue más tarde de la hora de cierre oficial es eliminado.
El desafío más extenuante se sucede a los 160 kilómetros, cuando debes ascender el monte Partenio, sobre Tegea durante 13 Km. que asciende hasta 1200 mts. Una montaña, cubierta de rocas y arbustos, que te recibe en la soledad de la noche, con fuertes vientos y temperaturas de 4°C, por un sendero señalado por una batería de luces en el suelo.
Más allá de la montaña las últimas secciones no son menos, ya que sigues un camino que serpentea hacia arriba y hacia abajo por colinas antes de descender hacia Esparta.
El grueso de los participantes corre más de 34 horas, y en los mejores años los índices de finalización rara vez superan el 40 por ciento de los participantes.
Todos los que terminan esta agotadora carrera son considerados vencedores, y se les entrega de forma solemne y ritual el agua sagrada de Olimpia, y se les premia con una corona de laurel y un medallón. Que quimérico y brillante colofón.
Para poder participar hay que cumplir al menos uno de los siguientes requisitos:
1. Haber terminado una carrera de 100 km. en menos de 10h30m.
2. Haber competido en la Spartathlon y alcanzado el control "Nestani, 172km, en menos de 24h30'.
3. Haber competido en Spartathlon y alcanzado la meta.
4. Haber competido y finalizado una carrera de más de 200km.
Este último punto tendré que aclarar si es non-stop, o vale por etapas. Si vale por etapas cumplo este requisito, sino, me plantearé realizar una de 100 km en menos de esas 10h30m.
En definitiva: "Sueña lo que te atrevas a soñar. Haz lo que debas hacer. Ve donde quieras ir. Sé lo que quieras ser.¡Vive!"

martes, 8 de mayo de 2012

JUGUETE ROTO




Objetivamente, he de reconocer que para el ritmo de actividad física que he llevado desde hace muchos años, no me he lesionado mucho.

He tenido pocas lesiones importantes: Una potente contractura en la espalda debida a la persistencia de la escalada sin tregua (ni calentamiento), hace casi quince años; Menisco y cartílago hace doce años en el Himalaya (mi primer y único paso por quirófano); Una fortísima contractura en el soleo hace cuatro años; la aguda inflamación en el psoas que me produje durante la Yukón Arctic Ultra, que fue la que me mantuvo mas tiempo fuera de juego, "cinco meses de recuperación"; y hace mas de un año una rotura fibrilar en el bíceps femoral de la pierna derecha.

Siempre he sido un poco borrico, lo reconozco, y he soportado sin parar largas temporadas con lesiones evidentes: en las falanges de los dedos de las manos (escalada), en los tobillos, gemelos, alguna tendinitis, como unas que me produje en ambos tobillos debido primero al entreno, y después a la carrera por el terreno irregular de la selva este pasado año y que me han durado hasta hace apenas un mes; e incluso alguna fascitis plantar con la que por su larga duración, ya me familiarizaba.

Con los años, si hay algunas cosas que te otorga la experiencia, y eso .... los años, es a reconocer perfectamente una lesión cuando se produce e incluso su alcance.
El pasado jueves salí a entrenar como siempre, y tras 15 Km. "rapiditos", casi cuando terminaba, noté un agudo y penetrante latigazo de dolor en el gemelo de la pierna derecha, que me paralizó hasta la respiración (la famosa pedrada). Me vi obligado a detenerme inmediatamente, y llegue cojeando a casa.
Evidentemente, era una rotura de fibras en el gemelo.
Sometido y "rendido" en apenas unos segundos. Posteriormente, enojo, hielo, reposo, contrastes de frío calor, levísimos estiramientos, mas reposo y mas enojo, desechando ya de primeras ir a la media maratón de Tarrega a la que estaba inscrito este pasado domingo, y plantándole cara a esa ansia de no querer parar además en un momento tan dulce.
Lo más difícil, como siempre, negociar conmigo mismo esa aceptación, paciencia y rehabilitación.
¿Desandar lo andado?. Por dentro sabes que no es así, pero cada interrupción por inactividad, da miedo y algo de ansiedad. Y no hablo de perder la forma, sino de no poder hacer lo que más te gusta hacer, lo que té serena, té renueva, té contenta.
No quiero mostrarme exageradamente pesimista, pero me debato mentalmente en si participaré o no en la media de Zaragoza este próximo domingo aún deseando enormemente hacerlo (era mi colofón de remate antes del verano), y sabiendo, siendo consciente que será reanudar la actividad antes de lo prudencial para una lesión de este tipo.
Sé que generalmente en quince días, o tres semanas curado, que la paciencia es sabiduría, y el que sabe esperar gana, pero, del mismo modo sé que el que arriesga muchas veces también. Aguardaré a la evolución durante esta semana, y si desaparece la molestia en la que se ha convertido el intenso dolor de los primeros tres días, creo que me arriesgaré, aun a sabiendas de que es demasiado pronto. Sé que habrá posibilidades de que reproduzca la "pedrada" y que tenga que retirarme, pero.... las pasiones, emociones, y los deseos siempre se imponen a la cordura.
"La razón es un monarca condenado a luchar de continuo con las pasiones sublevadas."
(Jaime Luciano Balmes)