miércoles, 30 de junio de 2010

El barranco “mágico”

Correr, andar, escalar, ir al monte muchas veces es dogma. Ilustración. Es en definitiva vida. Pensaba en ello hace poco mientras hacia una de mis rutinarias rutas de entrenamiento por el excepcional paisaje del Somontano (está primavera/verano está increíble). Todos los días es una forma fácil y asequible de sentirme libre y dichoso.
Correr, o andar por el monte me hace sentir de una forma especial durante todo el año. Dejas atrás el desordenado mundo cargado de complicaciones, y en pocos kilómetros te formas e involucras con el paisaje. Miras arriba y abajo, y te ves a ti mismo desde fuera hacia dentro. Eres tan sólo un personaje que progresa entre caminos y senderos movido por unos pulmones, un corazón y unas piernas. Cuando llega el buen tiempo en esta época del año, y desde hace ya... bufff... muchos años, una de las actividades que me hace sentir, sentirme privilegiado y me hace disfrutar de una manera muy dificil de explicar, es el descenso por mis queridísimos barrancos de Guara. Es mágico. Es como una pequeña batalla que creíste perdida y finalmente ganas, y que sigue reeditándose como desearías que ocurriera en otros aspectos de la vida. Puede ser por la soledad (aunque ahora, según a que horas cuesta encontrarla), por la manera en que el agua murmura vanidosa mientras corretea libre por esta amplificación excitada de naturaleza ; puede ser apasionamiento de lugareño, o por todo al mismo tiempo, pero lo cierto es que en los cañones y barrancos de Guara habita una paz que es difícil de encontrar en cualquier otro lugar donde halla estado en mi vida. Allí tengo la misma sensación que al escalar una montaña... cuando llegas a una cima, de pie, quieto, absolutamente quieto, y contemplas toda la magnitud, escuchando, sintiendo y llevando tus pensamientos a una abstracción total. Es bonito sentirlo, pero también transmitirlo y hacer participes a los demás; disfrutarlo en compañía. Descender un barranco, al igual que escalar una montaña, o en definitiva correr una carrera, no es una batalla que haya que ganar, es un placer que hay que disfrutar. Un barranco es para mi un ambiente “mágico” con efectos excepcionales que actúan sobre nosotros conformando o intentando ajustar nuestro mundo interior con el exterior que nos rodea.
Si lo haces bien, engloba tanto el consciente como el inconsciente, y puede llevarte a un estado de fuerza tal que todo se someterá a ese estado de ánimo exteriorizando tus emociones. La naturaleza... el contacto con ella posiblemente sea la mejor escuela de vida que existe, desarrolla valores ya extintos y fortalece pero sensibiliza a la vez. Al final del día cuanto mérito... con vértigo, con miedo, con torpeza, con nula voluntad de sacrificio, o con ambigüedad por desconocimiento, pero acorde a tus posibilidades consigues conectar tu alma con ese mundo de extraños contrastes, de fríos y calores, de miedos paralizantes y alegrías indestructibles; de vida y de muerte. Aun hoy en día, siempre intento hacerlo ya sea solo, con mis grupos o mis amigos lo mas solitariamente posible (madrugando)... sin la masificación que ahora nos sacude, para conseguir sentir y hacer sentir la sensación que tuve cuando contemplé por vez primera la parte oculta de una de estas gargantas de la Sierra: Me recorrió, y aún me recorre el cuerpo una extraña combinación de fascinación, asombro, desconfianza y temor.
Al progresar poco a poco por el corazón de uno de estos barrancos, te cuestionas a ti mismo imaginando en silencio que sobresalto asomará tras el siguiente recodo, después de la siguiente poza, o tras la siguiente enigmática roca...pero poco a poco, paso a paso, el temor disminuye, la confianza aumenta y te asalta la embriaguez del entusiasmo, el respeto y la admiración. Regresas año tras año con tus sentimientos, con tus nuevas o antiguas vanidades que se descomponen al contacto con la primera de las gélidas pozas... y una y otra vez te recorre ese mismo escalofrío, y cada vez emerges de estas oscuras aguas, como mas fuerte, como mas noble, como mejor persona. ¿Están los barrancos cargados de esos sentimientos, o los traes tu escondidos y se manifiestan en este lugar?. Por un día, por un instante, nos manifestamos capaces de maniobrar en una frecuencia más alta de conciencia, voluntad, compañerismo y valor. Si entras en ellos para sentir, sentirás emociones nuevas o que creías perdidas.“Es un misterio” Si tu corazón y tus sentidos no están abiertos, será simplemente un parque acuático natural, una excursión a un lugar pintoresco con cuantiosos peligros que contarles pedante a tus amigos con una cerveza en la mano. No es sólo la paz lo que me atrae de los barrancos o las montañas, sino también esa magia que los envuelve y hace de estas líneas un texto desierto, incapaz de recoger en sus letras este grandioso y magnífico entorno. Pero, está bien, porque siempre he sentido que los mejores sitios son aquellos que no se pueden describir con palabras ni mostrar con fotografias.

5 comentarios:

  1. la verdad que la masificación le quita parte de su encanto al barranquismo. Cuando veo tantísima gente, me digo a mi mismo para no enfadarme demasiado, ¿no tenemos todos derecho de hacer barranquismo? Yo este año al empezar pronto a hacer descensos he tenido la suerte de hacer 2 veces el Mascún sin ver a nadie, tranquilamente, a la marcha, disfrutando de lo lindo. También un chimichas+vero sin ver a nadie, en abril, con el Vero alegre y los caos absolutamente preciosos. Una delicia para los sentidos. Un Formiga por la tarde, con media luz y también en absoluta soledad. Esa media luz aun hace más misterioso el descenso. Fue un Formiga anocheciendo y me parecía no haber estado nunca allí, solo por la oscuridad y la paz. Era como sino me lo conociera. Pero vamos esto me pasa igual cuando subo un Aneto y hay 30 personas en la cima, o haces cualquier otro pico y no ves a nadie. Esa soledad te permite estar más contigo mismo. Centrarte mas en ti y esa comunión con el entorno. En fin... no haréis barrancos este domingo? :D jejeje

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  2. Pues... tengo que hacer un reconocimiento rápido a la Peonera, pero no se si el sábado o el domingo, porque tambien tengo que hacer un reconocimiento al trazado de 40 km de la nueva Trail de Guara..., asi que no se ni como, ni cuando...

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  3. Leyendote dan ganas de tirarse a uno de esos barrancos. Tienes razon, los mejores lugares son los que no se pueden describir ni fotografiar porque la realidad siempre supera

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  4. Cascadas, saltos, buceos y alguna sorpresa más te esperan dentro de uno de estos barrancos. Aconsejo hacerlo siempre acompañado de un buen guía (yo lo he hecho varias veces con uno grandísimo, contigo Javi cuando comencé hace unos años) . Describes muy bien lo que se siente. Sientes en tus carnes la fuerza del agua, emociones, y en tu retina se almacenarán imágenes increibles y completamente desconocidas si nunca has descendido un barranco. Trasmites tal seguridad que desde luego se disfruta. Un abrazo

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