viernes, 21 de mayo de 2010

VÍNCULO Y REALIDAD

Para este Post y esta historia, voy a transcribir uno de mi buen amigo Julio Becerra de Cádiz, sobre mi también amigo Gerardo, con los que coincidí en la 23 maratón de Sables, y que explica muy bien ese espíritu Ultra que me cautivó en aquella carrera y que mueve a estas grandes personas: "Para ser fuerte en lo grande hay que hacerse fuerte en lo pequeño" Esta es la historia de un ganador, pero la singularidad de estas pruebas es que no hay uno sólo, cada uno de los que se enfrentan a sus límites lo es. He sido testigo emocionado, esta vez desde fuera, de sus historias. Va la primera de ellas... Recordar: del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón. Traigo a mi mente, desde el corazón, la historia de unos grandes deportistas, anónimos, discretos...grandes. Mi hermano Gerardo (para los que aún no lo sepan es hermano del desierto, allí donde se fraguan fuertes vínculos), tenía ganas de competir; sólo habían pasado varios días desde que llegó del desierto en donde había hecho una enorme carrera. Aún sin recuperar se enfrentó a la Breña, a la dura Breña, arena, cortafuegos, subidas y bajadas...iba cuarto a las pocas vueltas; aprovechó una oportunidad y, cuando los que iban por delante estaban bebiendo agua y comiendo, salió con su tuperware de pasta y se la comió por el camino...pero tuvo un problema físico y el que iba detrás, el segundo, Rafa (Fali el coleta, el hombre de la eterna sonrisa en la boca) se paró, pasó de la clasificación y le ayudó a estirar, pues los calambres de Gerardo eran serios, se quedó con él hasta que estuvo bien. La carrera siguió, eterna, vuelta tras vuelta y Gerardo consolidó su primera posición sacando a Fali cerca de 50 minutos o más de diferencia. Eran las 6 de la madrugada, la humedad, el frío eran intensos, agotado, después de tres días de casi no dormir, Hugo, el segundo director de carrera me obligó a echar una cabezada, no había dormido ni una hora cuando Hugo llamó a la puerta de la autocaravana. - Julio, tienes que ver esto. Mi hermano "El tito" Gerardo se había sentado a 100 metros de la meta, llevaba allí un buen ratos, tenía calambres muy dolorosos, su mujer Carmina le animaba a que entrara en meta, él negaba una y otra vez: "Tengo que esperar a Fali, él me ha ayudado y es el ganador", cuando vi a mi Hermano, después de haber recorrido 153 kilómetros sin parar la emoción me embargó, me abracé a mi buen hermano.-Me vas hacer llorar, me dijo. Se pudo tomar un café muy dulce que le llevé, antes todo lo había vomitado. Pasaron muchos minutos, eternos, hasta que Fali asomó por la vaguada, fueron momentos de una intensidad emocional enorme, no sólo se estaba materializando el sueño, la carrera estaba llegando a su fin sin graves incidencias médicas...y ahora este final...del todo imprescindible, si tal cosa pretendiéramos, que cumplamos con nuestra parte del mejor trato posible, el que se resuelve en reciprocidad. Estamos hablando, por tanto, de capicúas, caminos de ida y vuelta, o de la equivalencia entre los dos lados de la moneda. La que, caiga como caiga, hace ganar a las dos partes. Esta es la Historia de dos atletas de talla sin igual; Gerardo el hombre discreto, competitivo y a la vez capaz de ceder su puesto, tan duramente conseguido, a quien le ayudó. De Fali el hombre que siempre sonríe, siempre dispuesto a ayudarte. Esta es la historia de una leyenda, la leyenda que queda en nuestros corazones, la leyenda que hace que este noble y duro deporte sea fuente de inspiración para que otros sigan la senda del buen deportista y del ser humano que da lo mejor de sí mismo...en busca de el límite que nos hace mejores... ¡Quien resiste vence! " Con esta pequeña historia que relata Julio, se evidencia ese sentimiento de grupo, que anima el espíritu de cooperación con fines comunes. Ese no pretender sobresalir, sino disfrutar de la actividad que compartes y ser parte de un conjunto (no ser vanidoso, ni soberbio).Ese olvidar el yo para pasar al nosotros. Ese pensar en los demás. Ese abrir página a la amistad. Ese en definitiva, “ejemplo”.

domingo, 16 de mayo de 2010

MEMORIAS DEL MAR BALTICO (Cap.5)

Miércoles 10 de Marzo: Algunas personas miran al mundo y dicen ¿Porque?. Otras miran al mundo y dicen ¿Porque no?. Eso fue lo que nos preguntamos nosotros hace unos meses mientras preparábamos esta expedición.... ¿Por qué no? Noche espantosa. Al dormir en la litera mas alta arrimado al techo de la cabaña, casi no puedo respirar de aire caliente, carbónico y humo. O esa es mi incómoda percepción. Tanto, que a mitad noche me he levantado desnudo (vaya imagen) a abrir un poco las puertas de la cabaña para que entrara aire fresco. Mi cabeza no ha dejado de prever y ajustar kilómetros y horarios. Especulo y especulo tácitamente en duermevela las horas que nos costaría llegar si aceleramos.: -¿Y si pudiéramos llegar hoy a pie de vía del rompehielos de Röyttä? ... Nos encontramos bien y la pierna de Kike parece aguantar. Suponiendo que nos queden cuarenta kilómetros hasta allí, si lográramos una media de cinco kilómetros a la hora y sin ningún contratiempo, partiendo a las cinco de la madrugada, podríamos intentar llegar en unas nueve horas deteniéndonos lo justo para avituallarnos e hidratarnos; o diez si la media es mas baja. Es una jugada decidida a la que hay que apostar si o si. Las cuatro. Toco diana y soñolientamente Arcadi y Kike van desperezándose un día mas. Hoy nos costará menos partir gracias a hallarnos en esta sencilla pero eficaz cabaña. Tan solo prepararnos, desayunar, y disponer la pulka, sin las apreturas y embarazos de la tienda, y ponernos rumbo este hacia Seskaro, cuyo litoral podemos ver desde aquí laureado por unos minúsculos (vistos desde aquí) modernos molinos de viento sobre un estirado bosque. Así lo hacemos: Desayunamos, nos equipamos bien ya en un ritual conocido, y prácticamente a las cinco de la madrugada estamos reforzando la puerta de la cabaña bien sujeta con la piedra tal cual la encontramos. Comienzo a avanzar ascendiendo por la sutil depresión de nieve que nos dirige casi instantáneamente a la pendiente entre árboles hacia mar abierto, y la punzada que siento en mi tobillo a cada paso es como un intenso bocado con un afilado dolor casi insoportable, consecuencia de haberlo majado ayer durante tantas horas con el pliegue de la bota. La punzada es tan rabiosa e insufrible que me obliga a cojear aparatosamente. Si no mengua el dolor con la marcha, va a ser muy jodido el avance hoy, pienso. Por ello, me quedo atrás e incluso me rezago cuando poco a poco Arcadi y Kike van perfilando en la nieve y el hielo ese surco hacia el horizonte. El día, como mis ojos, está nublado pero de momento no nieva, y la temperatura como nos pronosticaron está comenzando a descender. El cielo grisáceo, arrastra la resaca de la nieve, y condensaba el frío ambiente. Un mosaico de tonos blancos, de ligeros declives de hielo fracturado junto a la ausencia de civilización en la zona, procura un silencio entre tenso y agradable, solo quebrado por el punzante dolor de mi bota que poco a poco, paso a paso parece aplacarse, o simplemente amansarse conforme el tiempo pasa. Casi tres horas caminando sin darnos realmente cuenta, cautivados por el espectáculo del entorno y nuestra propia abstracción, advertimos que estamos cerca de las exuberantes costas hendidas por los formidables molinos de viento de Seskaro, y hacemos un giro dirección sur para rodearla pasando entre dos islas repujadas con unas humildes cabañas con aspecto de estar habitadas, o por lo menos mas visitadas que la que habíamos dejado atrás esta madrugada. La curva que hace la isla, no nos dejaba divisar todavía nuestro siguiente propósito al otro lado y eso nos mantiene con la incertidumbre de la ubicación real de nuestro destino final consultando el GPS y despertando cada vez más nuestra curiosidad por hallar fielmente la situación de este rebaño de menudas islas en el mapa. La nieve inestable, variable y profunda , y se hace largo y desalentador. ¿Cuándo íbamos a llegar al mar abierto de nuevo? Es insoportable, y si la superficie no mejora, no podremos avanzar mas de tres kilómetros a la hora....Arcadi va en silencio delante, yo cuando hago mis relevos, me noto hoy muy agotado y gastado por la mala noche pasada, y Kike aguanta como puede con el intenso dolor de su pierna que tangiblemente le esclaviza. Paramos a descansar y tomar aliento brevemente y sin pensarlo mucho, decido sacar mi perfil de héroe protector, subyugar la inercia que me señala que pasito a pasito hacia delante es un pasito menos, e insisto de nuevo a Kike para distribuir algo de su carga entre las Pulkas de Arcadi y la mía. Kike finalmente accede. Nos partimos algo de su peso, y cuando arranco de nuevo me retraigo en silencio avasallado por la obesa y pesada pulka, sobre el ingrato sembrado de nieve profunda y rigurosa; - “intentaré aguantar como sea, haber si el terreno mejora” pienso. Mi doloroso estado físico, mi fatiga y quizás un algo de ego y fanfarronería me hace recapacitar: me doy cuenta que quizás no era el mejor día para el favor, para hacerme el superhombre y cargarme con este exceso, pues mis energías hoy andan mas bien dudosas. Siempre concibo que la generosidad se recompensa por si misma casi al instante, y que si haces un gesto de favor, de alguna manera quizás moral, este acto te aviva y te hace crecer... pero. ¡Ufff! Menos mal que Arcadi se encuentra bien, y con gesto disciplinado, pétreo en su manejo y su tez encendida de esfuerzo y frío va abriendo huella delante. Tras un par de curvas advertimos el hielo azul del mar, disminuye el espesor de nieve y se avanza mejor. La nieve acentuada es de color triste oscuro, casi negro, igual que las pocas rocas que asomaban entre el hielo cerca del litoral. A la izquierda el paso se cierra con un lejano puente que acuna la singular cala que atravesamos. Torcemos mas a la derecha, bordeando la orilla, y al frente se extienden varias islas y un cielo mortecino, sobre el mar. Las horas pasan y las fuerzas se tambalean cada vez mas. De pronto, Kike nos grita por detrás:- ¡Se ha roto mi pulka! Se ha partido completamente uno de los brazos o varas de anclaje de su pulka. Una de esas perchas que ensamblan y articulan desde el arnés de tu cintura hasta el frontal de la pulka, y la está remolcando sujetándola difícilmente con su brazo para mantenerla vertical y que no se ladee. Al ver la barra partida en dos, pienso en silencio en la dificultad de ensamblar dos expeditas barras sin fisuras y de plástico recto y liso (como el palo de una moderna escoba), e inmediatamente y sin dar demasiadas explicaciones actúo. La experiencia del pasado, me hace llevar siempre conmigo y en cualquier situación dos cosas básicas de reparación que me han sacado de mas de una situación comprometida: Cinta americana y una bolsa de bridas. Efectúo en cada lado de la unión a unos cuatro centímetros de cada extremo de la fractura dos bolas bien ceñidas dando vueltas de cinta americana, para que hagan de obstáculo o traba, y las bridas no se deslicen al tira de nuevo de la barra, partiéndose de nuevo. Conecto dos bridas en forma de argolla alrededor de cada barra al otro lado de estas bolas de cinta, y estos dos anillos aún flojos, los voy enhebrando con bridas horizontales paralelas a la barra y rodeándola completamente. Una vez hecho esto, aprieto fuertemente los dos anillos apresando en su interior todo el manojo de bridas, y una por una las voy cerrando y tensando alrededor de la barra. Cuando está bien prieta toda esta artesanal madeja de bridas, la cubro bien con cinta americana alrededor de la percha. - ¡Creo que funcionará!. Mientras lo reparo, Arcadi me filma en video, y Kike con su cándido interés y su voraz apetito de instruirse y aprender, me da bombo con tanta gracia que hace de este rato, un rato de relajamiento y descanso. Me encantan todo este tipo de improvisados recursos de fortuna. Aprovechamos esta breve y accidental parada para comer algo, recalcular la ruta y recuperar algo las fuerzas. Llevamos casi siete horas y media de marcha continuada y si hoy echamos el resto, podríamos llegar a pie de la refinería de Röyttä, justo donde llegaron las expediciones que cruzaron con esquís, pero a pie. Después del breve descanso continuamos. Algo del peso que esta mañana le he quitado a Kike, se lo he devuelto y lo carga de nuevo él. Lo agradezco; él se encuentra mejor, y yo hoy no estoy para tirar cohetes, ni correr ningún encierro. Comienza el ocaso y nos adentramos por una especie de bahía llena de depresiones de nieve y hielo, donde una especie de manto cubre la superficie de todo con una sutil tristeza que ensombrece el ambiente por la ausencia de sol. Al poco, en una islita que dejamos a nuestra derecha, vemos una pequeña acumulación de casas de tablones corroídos y descoloridos, mostrando sus decadentes entrañas entre los maderos desnudos. Es la viva estampa de un pueblo fantasma, tal como uno se lo imagina. Se muestra desierto, sin más, como si sus habitantes hubiesen huido precipitadamente presos del pánico, o esa es la sensación que a mí me produce al mirarlo de reojo al pasar. Parece como si el tiempo se hubiese detenido, en este rincón escondido. Es entre turbador y fascinante. Movidos por el instinto, y por lo misterioso de este escenario, propio de una película de terror, dejamos poco a poco atrás el decrépito poblado, y asomamos la cabeza seguida de todo el cuerpo arrastrando los trineos, de nuevo en mar abierto, para escuchar el frío eco de nuestra propia respiración. El paraje es cautivador. Estamos en un lugar recóndito en medio del mar y si te paras a pensar, hasta resulta inspirador. “Quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia adentro realmente despierta”. Tras unas dos horas mas de marcha, en silencio medito sobre este condenado y bello momento que hoy nos guía . Estoy muy muy cansado, y el frío no parece dejar de aumentar conforme acontecen las horas, y al fondo, por fin se distingue nuestro objetivo. Se ven claramente los humos de la refinería de petróleo, y la isla de Torne-Furö (Parque Natural) en la frontera con Finlandia, donde pretendemos acampar, y... ¡Mierda!... Un barco va desgarrando el paisaje desde la refinería dirección sur hacia mar abierto, y con el paisaje seguro que está mutilando el pavimento congelado del mar.... ¡El rompehielos!. ¡Bueno!, era lo que esperábamos ¿no?. Ahora toca invocar la suerte para que sea su última travesía hasta mañana por la mañana, y que esta noche haga mucho frío para que se congele y podamos atravesar su ruta de hielo en nuestro camino hacia Kemi. Cerca de la isla salvamos zonas de caos de hielo, bordes rotos por la fuerte presión y acumulación de nieve, (superficies en la que se hace muy trabajoso avanzar con las pulkas). Tras un día muy duro en lo físico, hemos llegado al destino previsto para la mejor previsión de la etapa, en la costa de esta isla de Torne-Furö, habiendo avanzado unos cuarenta kilómetros y unos cien o ciento diez desde que partimos de Brandön hace cuatro días . El viento comienza a soplar de sur algo mas fuerte, con lo que la sensación térmica empieza a ser muy baja. Me gustan estas sensaciones de supervivencia y soledad, crean un vínculo necesario con mi alma y si estas en verdadera consonancia (como es el caso), también un vinculo con tus compañeros. Disponemos montar el campamento y la tienda directamente sobre unas placas de hielo en la superficie misma del mar. Para esto, traje unos tornillos de hielo. Mientras vamos preparando el equipo, de repente, por detrás asoman dos motos de nieve que se acercan rápidas hacia nosotros. Son dos policías con significadas motos de nieve de policía con su rotativo y todo. Se detienen a nuestro lado, paran los motores y se retiran los cascos dejándonos ver sus robustas y sonrosadas caras. ¡Esto si es nuevo!. Primero nos entra la inquietud de que no nos permitan acampar aquí, que nos llamen la atención por algo, o imaginas inmediatamente que te van a decir: - ¡A ver!, ¡carné de conducir Pulkas, seguro obligatorio y certificado de la ITV!... Además, tras el palizón de hoy, estamos como para continuar... Muy al contrario, después de esta imaginaria y errónea sacudida, son muy cordiales, y están impresionados por hallar en su trillada y despoblada ronda fronteriza (La refinería es objetivo militar), en medio del helado mar, a tres desequilibrados intentando acampar sobre el hielo a veinte bajo cero, y tan solo nos interrogan para saber desde donde venimos, asombrándose casi cara de incredulidad tras nuestras explicaciones. Les relatamos nuestra aventura con nuestro abreviado pero suficiente (no gracias a mi) ingles, y nuestro propósito de llegar mañana a Kemi. Los interrogamos sobre la posibilidad o no de cruzar la vía del rompehielos, y su dictamen no es muy tranquilizador: Primero nos confirman lo que ya habíamos visto, (acaba de pasar el barco), y nos puntualizan que mañana, muy temprano, teniendo mucho cuidado y comprobando bien el piso golpeando fuertemente con los bastones, podemos intentarlo, pero que si no hace mucho frío esta noche, lo ven difícil. Nos hacemos una foto con ellos, o ellos con nosotros, y despidiéndose simpáticamente, se ajustan los cascos y los guantes, arrancan las motos, y aceleran casi derrapando como cuando de joven querías impresionar e interesar a la chica que te gustaba con tu “ciclomotor”. Mientras los miro partir, escucho gritar a Kike: - ¡Eeeeeeeeeyyyyyyyyy!. Con su ostentosa maniobra de arranque, con el envite, a uno de ellos se le había caído una señal indicadora de STOP en forma de pala de ping pong. Se distancian dándonos la espalda tan rápidamente, y con el bullicio de los motores, que no se advierten los gritos ni los aspavientos de Kike; así que, Kike adquiere una señal de STOP gentileza del mar Báltico y de unos amables pero despistados policías. Tras esta inesperada y sorprendente visita, continuamos con el montaje de la tienda y la engarzamos en un santiamén al suelo con los tornillos de hielo. Coloco primero uno, y así tanto Arcadi como Kike que desconocían esta cilíndrica herramienta que normalmente utilizamos para escalar en hielo; ven su funcionamiento, colocación, y su elemental modo de anclaje por medio de un mosquetón a la ligadura de la tienda, y colocan ellos el resto en los demás vértices para practicar. Después, se acomodan dentro y recogen en bolsas de plástico nieve para fundir, mientras yo cubro los faldones de la tienda con las propias pulkas, pues ha empezado a nevar y mover algo de viento, y si este se introduce bajo la tienda podría desgarrarla y dejarnos literalmente “con el culo al aire”. Una vez acomodados, hidratados y comidos. Nos hemos permitido el lujo de comer mas de lo habitual, porque mañana de una u otra manera llegaremos a destino y no tenemos que reservar; ya sea hasta Kemi, o como les ocurrió a las otras expediciones, si no podemos atravesar el hielo abierto, a algún punto cercano de la refinería a este mismo margen. Embutidos en nuestros sacos de plumas y tomados de frío, enchufamos el teléfono satélite y conectamos con Santi en Brandön, y con Rosana en España. Ambos nos felicitan y manifiestan lo mismo:- “No será posible atravesar la ruta del rompehielos” . Santi, Iván, Rafa y Rosa (nuestro equipo de apoyo), habían pasado el día en Kemi, y mientras fotografiaban en el puerto un barco rompehielos, casualmente, observando su filmación, les había abordado el dueño del propio barco. Ellos le habían relatado nuestra aventura y el propósito de preparar un documental, y este los había invitado a visitar el barco y filmarlo desde dentro. Habían disfrutado de una visita a un rompehielos guiada por su propio capitán. Incluso les había mostrado unas cartas de navegación de las rutas. Tras ello, las previsiones de cruzar, pesimistas. Según el capitán, “ninguna”, nos cuenta Santi.Aún así, proyectamos con Santi, las diferentes posibilidades para mañana: Primero, intentar llegar a Kemi, atravesando la gran ruta abierta que circula desde la península de Roytta hacia el sur, siguiendo la línea imaginaria de la frontera entre Suecia y Finlandia. El plan para ello, madrugar y cruzarla si está helada, y antes que transite ningún otro barco. Si esto no fuese posible, entonces me explica que tendríamos que acabar en Roytta (un pueblo al noroeste de la refinería) la aventura. Yo le explico, porque así lo hemos previsto y discutido entre los tres, que si encontramos el mar roto, subiremos por esta orilla dirección norte, para intentar bordear por la refinería, o si es necesario pasar por tierra aunque sea por el muelle del propio puerto, para regresar de nuevo al mar al otro lado ya en Finlandia, y llegar a Kemi a primera horas de la tarde. Santi, tras escucharme, abiertamente y con voz afectuosa me manifiesta: -Eso quería escuchar; tener mucho cuidado y ya me informareis. - Nos vemos en Kemi. Le preciso que madrugaremos mucho, y si lo logramos, podrán verlo en el ordenador por medio del Spot, y que aun así, les mandaré una señal de “ok” para que lo sepan con seguridad. Tenemos que descansar. “El futuro no es un regalo, es una conquista”. Mañana debemos conquistarlo.

miércoles, 12 de mayo de 2010

SUPERHÉROES

Un superhéroe es un personaje cuyas características superan las del héroe clásico (D’Artagnan, Rovin Hood...), y generalmente con poderes sobrehumanos. Se podría pensar que los superhéroes nos fascinan porque poseen aquello que nos gustaría lograr a todos; esa capacidad de superar de una manera u otra las barreras de la naturaleza y enfrentarnos a nuestras propias limitaciones rebasándolas. Sin embargo, yo creo que va a ser lo contrario: “los superhéroes nos fascinan porque, sencillamente, nos representan y los admiramos”. Viven a nuestro alrededor y cada vez hay mas y mas. Fijaros atentamente y podreis reconocerlos: Las características típicas de los superhéroes son: Un origen o momento en el que se convierte en superhéroe, ya sea por ser el momento en que obtuvo sus capacidades especiales, el momento de ese trauma que le obligó a ello, el momento que un amigo cercano lo animó a.... , o lo que sea. Poseen una o varias capacidades especiales o superpoderes: : fuerza sobrehumana, invulnerabilidad, habilidades atléticas, resistencia brutal o gran inteligencia. Se caracterizan por su lucha desinteresada y estructura de valores morales: generosidad, sacrificio, autocontrol, amistad, etc. Una identidad secreta (doble identidad o álter ego), una de "civil", aparentando ser una persona corriente, padre/madre de familia o amig@ fiel, y otra bajo la que actúa como superhéroe, como Clark Kent (Superman), o.... Paco Jordán (Ornitorrinco). En muchas ocasiones, posee un uniforme, generalmente “muy ajustado” y de colores llamativos, que le identifican como superhéroe... ¿Os suena todo esto de algo? En realidad, es la historia de la especie humana y de cada ser humano en particular; es la historia de una lucha por romper los límites, tus propios límites, e incluso por sobrepasarlos... Eso si....todos, no lo olvidemos, todos, albergan alguna debilidad, un punto flaco, algún defectillo o talón de Aquiles. Son frágiles. Y ello los hace todavía más cercanos, humanos y queridos. Como ejemplo, ya que representa a muchísimos que tenemos todos alrededor, Paco J. Paco, no posee poderes sobrenaturales, aunque poco a poco va descubriendo capacidades extraordinarias que todos tenemos ocultas. Pertenece a esa legión de superhéroes hechos a si mismos, o nacidos de algún conflicto personal desconocido que los enfrenta con su entorno, transformándolos sin remedio poco a poco, con un afán de superación imparable. Carrera de fin de año, 10K, triatlón, media maratón, maratón entera, Ultra trail, y ahora.... ¡Un Ironman! Tal es el caso de Batman, José Mª, Miguel, Javi Sam, Tom, Toño, Marcel, Juanma, Fernando T, Yago, Aracadi, Kike, Dani, Salva, Jordi, u otros muchos imparables superheroes que conozco... Unos que están ya consagrados, y otros que comienzan su andadura. (Todos seguro conocéis alguno, o incluso, sois vosotros mismos). Muy diferente es el caso del Spiderman o Superman, por ejemplo, cuyos poderes provienen o de accidentes de ciencia, o de su nacimiento en otro planeta, y eso no tienen tanto merito.
Paco es el modelo clásico de superhéroe: equipación perfecta y “ajustada”, y adaptación a los diversos campos de batalla (aire, mar, tierra, ¿espacio exterior?, o lo que se meta en su cabeza) ¡Suerte Paco...!, perdón Ornitorrinco (este sábado nos representas en tu primer Ironman).
Aprovecho para desear suerte a todos estos superhéroes que me rodean en sus futuros proyectos. Sé que lo sois.... pero vuestra identidad secreta esta a salvo conmigo...

domingo, 9 de mayo de 2010

ENVIDIATE A TI MISMO

Debemos aprender a afrontar el éxito o el fracaso. La
envidia con frecuencia se produce en situaciones en las que se compara tu propio éxito o fracaso con el que obtienen personas a tu alrededor. Últimamente, algunas mañanas he compartido encantado mi rodaje con una gran persona, Fernando Torres, y durante el mismo terminamos conversando afablemente de diversos temas lúdicos, deportivos, laborales, vitales, o lo que sea. Es un gran conversador. Tras estas charlas, cuando me tumbo en casa en el suelo a estirar sobre la alfombra, suelo reflexionar y ello me lleva a escribir sobre lo reflexionado. Conviene aprender de la forma que sea a valorarse a si mismo, sin infravalorarse ni sobrevalorarse. Aprender a definir tus fracasos como obstáculos, analizando qué cambiar para mejorar los resultados obtenidos, aprendiendo a valorar cualquier progreso por pequeño que este sea. Aprender a colaborar, a dar y “pedir ayuda”, es un medio muy eficaz para esto . Plantearnos objetivos realistas, y emprender acciones adecuadas para alcanzarlos esforzarnos por superar los obstáculos que surjan en ese camino. La comparación con uno mismo, contigo mismo, te permite adquirir un sentido de progreso personal. No es bueno compararse con los demás. Aun así, el observar o reconocer que algunas situaciones o personas nos provocan envidia es "positivo", ya que te ayuda a reflexionar sobre tus propios recursos y a aceptar tus propias limitaciones. No confundir Envidia y admiración. La admiración a determinadas personas, no significa tenerles envidia, es simplemente saber valorarlas.
Sentir envidia puede llegar a ser para algunas personas un sentimiento vergonzoso para reconocerlo como propio. Sin embrago la envidia es humana y todos en uno u otro momento la hemos sentido. Escribiré como a mi tanto me gusta un cuento que relata muy bien la dinámica de la envidia o del que envidia: En un lugar no muy lejano, en un hermoso palacio vivían dos hermanas: la mayor era una niña muy hermosa y se llamaba Envidia, y la hermana pequeña que se llamaba Sol. De repente, un día, mientras jugaban en el jardín del palacio, apareció un hada madrina y se dirigió a Envidia, le dio un beso y le dijo: -"Querida Envidia, vengo a concederte un deseo. Pídeme lo que quieras. La hermana pequeña, Sol, al escuchar lo que el hada le dijo, se quedó boquiabierta y tocando al hada, le preguntó: -"Querida hada ¿a mí no vas a conceder ningún deseo?" A lo cual el hada contestó: - "No te preocupes Sol, a ti te voy a conceder el doble de lo que pida tu hermana". Envidia encrespada por lo que escuchó le exigió al hada: -"¡Hada! ¿ por qué le vas a dar a mi hermana el doble de lo que yo te pida? ¡No es justo! El hada con un tono dulce le contestó: -"No tienes porque preocuparte, a ti te voy a dar todo lo que me pidas. Todo lo que quieras. Todo, todo..." - "Pero hada, no es justo! ¿por qué a Sol el doble?... El hada volvió a repetirle a Envidia: -"Te voy a dar lo que quieras. Todo lo que me pidas. No te preocupes por tu hermana, porque tú vas a tener todo lo que me pidas". Pero Envidia seguía enojada, y tenia una cara mezcla de odio, impotencia y resentimiento, y le preguntó al hada: -"¿Hada, seguro que le vas a dar a mi hermana lo doble de lo que yo te pida?" El hada contestó: - "Sí, seguro". Envidia entonces replicó: -"Se lo que quiero: "te pido que me saques un ojo"...
La envidia es mala consejera.
Tanto en la vida, como en el deporte, cuando uno se extravía en su cartografía interna, cuando uno no sabe cómo definir lo que experimenta, el plano que puede guiarlo e indicarle dónde se encuentra y qué camino seguir puede encontrarlo en sus propios sueños.
- Hoy un gran día para correr en la media maratón de Zaragoza. Enhorabuena a todos, pero sobre todo a los debutantes Pedro y Miki. He disfrutado de la carrera, y sobre todo de la compañia despues de ella. (1h 25m15s)
- Muchísima suerte el próximo fin de semana a Pacornitorinco en el Ironcat. Lo envidio de una forma sana, y le deseo lo mejor en este su sueño. Hagas lo que hagas, "Lo has hecho muy bien Paco" ¡Enhorabuena!.

Fotos: Pacornitorrinco

miércoles, 5 de mayo de 2010

MEMORIAS DEL MAR BALTICO (Cap.4)

Martes 9 de Marzo Volver a la vida cada día de modo diferente. Nunca se vuelve a ser el mismo cuando la vida nos pone ante situaciones que nos sacian completamente. Por más que queramos y lo intentemos, nunca, nunca podremos volver a ser iguales después de algunas experiencias. Llevamos dos noches en el hielo sobre el mar Báltico. Son las cuatro y cuarto de la mañana. La noche ha pasado perezosa, el viento ha cesado, y hemos dormido bien. A las cuatro y media toco diana, para intentar nuevamente, y observado que a las cinco ya hay luz, partir lo antes posible y ganar horas de marcha. Desayuno y equipación mas resuelta que el primer día (empezamos a tener práctica). Vamos bien. De repente, escucho renegar a Kike porque no le entra una bota. Se le ha congelado con la caña algo arqueada, y le está siendo imposible ponérsela. Salgo de la tienda, y... ¡mierda!...mis botas están igual, y no hay forma humana de hacer pasar mi pie. El botín interior lo ponemos cada noche en lo mas profundo del saco junto con nosotros para mantenerlo caliente y secarlo, pero las carcasas exteriores de las botas, como en otras ocasiones siempre he hecho, las dejamos ordenadas a un lado entre la puerta y el doble techo de la tienda; dentro ya estamos bastante apretados. Para evitar que entrara nieve o hielo en el interior, dejé colocadas las polainas, y las doble hacia un costado sin tener en cuenta que estas carcasas son de cuero, y también se curvo la caña de la propia bota. Pues bien, tremendo error. Se han congelado completamente en esa posición, y ahora obligándolas con todas mis fuerzas, no consigo separarlas lo suficiente para que mi pie se deslice dentro. ¡Vaya novatada!. Siempre he utilizado botas de carcasa plástica, y evidentemente este problema no existe. Forcejeo recordando lo muchísimo que en alguna ocasión me ha costado ponerme una bota de esquí de travesía, a la par que Kike, mientras Arcadi pliega la tienda y nos mira de reojo. Dentro del aprieto del instante, pienso que merezco el escarmiento de esta inédita lección que jamás olvidaré... No me volverá a pasar. Después de un rato y gran esfuerzo conseguimos ponernos las botas y emprender la marcha. En mi bota izquierda noto un pliegue interno aun tieso, que se clava intensamente en el exterior de mi tobillo. Espero que poco a poco, conforme la marcha temple mis pies, el cuero valla cediendo y no me atormente durante todo el día. Durante la primera hora de marcha, observo mi antigua lesión de psoas que ayer precia refunfuñar, y parece que no molesta en absoluto. ¡Bien! Tomamos rumbo este, hacia una isla llamada Haru que tendremos que sobrepasar dejándola a nuestra derecha (al sur), y a nuestra izquierda (al norte), la gran isla de Seskaro; aunque dudo que hoy podamos llegar hasta allí (debe haber casi 45 Km.). Hace un día increíble, pero tenemos que atravesar la zona mas extensa de mar abierto sin islas intermedias de toda la travesía con el riesgo que ello supone . Al noreste, podemos divisar , aunque aún muy a lo lejos las fumarolas de las fundiciones, papeleras y serrerías de la región de Ranön. Uno de los mayores recursos de Suecia es la explotación forestal, ya que la mayor parte del territorio está cubierta de bosques, que proporcionan madera para la industria papelera y numerosas serrerías. El subsuelo también es muy rico en mineral de hierro, siendo uno de los máximos productores mundiales de este mineral. Por eso, esta zona del norte, se caracterizada por las serrerías, fabricas de pasta de papel, y algunas industrias metalúrgicas. Durante estas primeras horas de marcha es asombroso observar como la luz del sol ilumina el hielo de tal forma, que hasta donde alcanza la vista, realmente parece que estás mirando la superficie del mar. Un mar inanimado e inmovilizado. Arcadi en alguno de los relevos para abrir huella me lo señala deslumbrado: - ¡Es increíble!. Mar y cielo se funden, son uno. Se divisan lejanas islas hacia el este, y mas al sur un faro descarriado. Arcadi, en los primeros trazados de la ruta quería pasar por ese faro, pero con el parte de hielo en la mano Lowe nos señaló que en estos momentos se encontraba en mar abierto y no seria posible. Vamos escudriñando el horizonte con el anhelo de ver aparecer los globos de nuestros compañeros, y dándonos cuenta de como poco a poco nos acercamos a la confluencia de nuestra trayectoria con el previsible rumbo marítimo de los barcos rompehielos de las fabricas del norte. Allí es donde si tenemos mala suerte, encontraremos alguna vía de mar abierta por estos imponentes barcos. Hemos sabido que medio centenar de barcos, entre ellos seis grandes transbordadores con miles de personas a bordo, encallaron el pasado jueves en la zona de Estocolmo al sur del Mar Báltico, a causa del hielo, y muchos rompehielos han tenido que unirse durante estos días a su rescate. Confiamos tener suerte, y estas primeras rutas de barcos menos asentadas y mantenidas, por este imprevisto motivo, podamos hallarlas tapadas y heladas. Arcadi nos grita: - ¡Por allí van los globos!. En un principio miro atrás, pero no los veo. – ¡Allí!, nos señala. Se ven muy al sur, muy distantes hacia mar abierto. Unos alejados puntitos, y no dos, sino cuatro. ¿Cuatro globos?... Mas tarde nos enteramos que a nuestros compañeros, se les habían unido dos pilotos Finlandeses conocidos suyos con sus globos; al enterarse que estos iban a intentar hacer esta inédita travesía, se debieron sentir un poco ruborizados porque los primeros en abordarla fueran dos globos forasteros, y se acoplaron a la retaguardia del intento. Que gozada, lo van a conseguir!!! ¡¡¡Cuanto estarán disfrutando!!! Nosotros casi con calor por el buen día a unos cinco o seis bajo cero, pero sin viento; con caras silenciosas y expresivas, no sé si tristes o felices, pero aferrados ya al mar este tercer día, y está claro que no querremos ya encontrarnos con el mundo de los hombres. Eso se llama adaptación y armonía. Kike tiene un fuerte dolor en la parte tibial de su pierna derecha, y camina evidentemente con paso desigual y complicado por la dificultad del terreno, y se aprecia su sufrimiento. Yo hoy me encuentro muy bien y sobrado, así que me detengo para comentarle que reparta su carga con Arcadi y conmigo, pero no quiere. Intento censurarle un poco esta actitud, pero.... nada. ...Finalmente si es Aragonés... Mi impresión es que resultan, o están mas habituados a la competición, y lo entiendo, pero esto aquí no es así. - Si mañana soy yo el que tiene un problema, espero que tu te ofrezcas para compartir mi carga, le explico: – “Hoy por ti, mañana por mi”. Creo que lo entiende, pero prefiere seguir llevando el peso de momento. Intentaremos turnarnos con Arcadi para abrir huella, escrutando las zonas aparentemente mas benignas, pues si no se hunde en la nieve, parece que le duele algo menos la pierna. Sobrepasamos no una, sino dos evidentes rutas de rompehielos. Rutas visiblemente indicadas con unas grandes bollas ahora adheridas en el hielo a cada orilla, como si fueran los malecones de una carretera cuyo pavimento está armado con vastos mazacotes de hielo. Esta claro que si nos cruzamos con una ruta abierta, será imposible cruzarla sino esperamos a que se congele. Seria insensato intentarlo y caerte al agua entre los enormes y pesados pedazos flotantes de hielo grumoso apelotonado. Literalmente, “te aplastarían”. El obvio reguero de bloques refundidos por el frío, tiene unos sesenta metros de anchura, y se pierde en la lejanía hacia mar abierto rumbo sur. Seria imposible rodearlo, a no ser que lo hiciéramos por la costa. En este lugar, recobras la noción de donde te encuentras. Es increíble, pienso de nuevo, que un mar lleno de vida yazca oculto bajo una capa de hielo sobre el que después se ha acumulado un manto blanco que forma suaves ondulaciones. Hasta donde alcanza mi vista se extiende interrumpida su blancura, a excepción de las líneas oscuras que serpentean lejanas en el litoral moldeando la lejana costa. Tranquilizados por haber atravesado uno de los puntos críticos de la expedición sin ningún contratiempo, hacemos una breve parada para comer un poco, re hidratarnos, y nos introducimos en una amplia zona de nieve mas profunda, que por lo tanto ralentiza nuestra marcha. El sendero no existe, tan solo existe en la mente del que abre huella, pero no hay pérdida. Hemos andado unas horas mas en silencio, bajo la luz indecisa del atardecer donde las impetuosas prominencias que forma la nieve en el suelo, como si fueran olas de mar interrumpidas, salpicadas por un sinfín de relucientes losas heladas, modela un paisaje fiel a lo que esperábamos: ¡Alucinante!. Me sorprende, como se incrementa rápidamente la intensidad del frío en cuanto el sol baja un poquito. Ya debemos estar a diez bajo cero. Mientras caminas en silencio, vas incluyendo lo visto y lo vivido en tu interior, y a buen seguro que estas querencias, contribuirán en buena parte a crear una mejor versión de nosotros mismos. Mas tarde, ya extenuados divisamos claramente nuestro objetivo de hoy a unos seis kilómetros de GPS. Nos hacemos alguna foto, y Arcadi y Kike filman recíprocamente con la cámara de video que llevamos . Pese al cansancio, y Kike a su maltrecha pierna, los dos sacan buena cara, parecen felices y totalmente adaptados... En cabeza abriendo huella, y con una nieve algo mas profunda por acercarnos a la isla, voy incrementando lo que puedo el ritmo con la intención de llegar a buena hora. Hoy hacemos aproximadamente treinta kilómetros. Nos había referido Lowe, que la mayor distancia que habían conseguido cubrir en un día una expedición intentando cruzar este mar, había sido de treinta kilómetros, utilizando esquís y tirados por cometas; Así que podemos estar muy satisfechos, pues nuestra media en tres días, prácticamente es de veinticinco, a pie y sin ningún medio de arrastre. Mis fuerzas parecen no tener fin. No es por amor propio, sino por fuerza, por libertad. Todo ha salido bien hoy, y los tres somos entusiasmo y sueños. El alma se agita cuando las cosas salen como deseas, pero hay que intentar serenarse. Yendo todo bien, faltan dos o tres días mas. El suelo serpentea entre sucesiones de ligeras elevaciones blancas hasta esa pequeña y vaporosa isla. Un poco más al norte, y en la lejanía se pueden distinguir difusas hileras de pequeños bosques de la costa, que parece la guirnalda del horizonte. Llevo muy a mano, dentro de mi ropa, comida y líquido. Una pequeña botella de plástico llena de líquido embutida bajo el forro polar junto a mi tripa, para poder acceder a ella cómodamente sin detenerme e hidratarme con un sorbo cada rato; en los bolsillos alguna barrita que voy consumiendo cada quince o veinte minutos, y continúo con un frenético ritmo apoyado por los bastones dinámica y técnicamente como si estuviera haciendo esquí de montaña. ¡Que espectáculo!. Hoy el sol se ha conciliado con nosotros disipando todas las nubes, y eso que la previsión nos daba nevadas a partir del medio día. No puedo dejar de sentir escalofríos recurrentemente que salen desde mis entrañas, y cada vez que a mi mente acude una persona querida, me estremezco y abro huella con mas y mas fuerza todavía , conmoviéndome una y otra vez y ruborizándome al descubrirme así. Son imágenes del pasado y de nuevo sueños de futuro, fragmentos de mi vida. Hoy en mi pensamiento una nueva armadura que me da mas alas; en mi móvil traje una reciente foto en blanco y negro con aspecto de alubia, que contemplo cada noche y me hace conmover por dentro y regocijar por fuera; una nueva motivación que estreno aquí, y que presiento me servirá de estimulo, de aliento, el resto de mi vida. Si existe la felicidad, debe ser algo parecido a esto... ¿Me estoy volviendo moñas? ¿otra vez?... ¡Ojalá pudieran percibir y comprender lo que siento en momentos así! Aquí, el paisaje se convierte en un personaje en si mismo, lleno de espíritu de principio a fin. Imágenes desbordantes de poesía en medio de la nada, y en realidad en medio de todo, donde te fundes con la naturaleza para aprender a escucharte en el silencio. Conforme me acerco a la diminuta isla, diviso oculta entre unos árboles una pequeña cabaña. Alcanzo la islita, y aguardo a que en breve lleguen Arcadi y Kike caminando sobre mi trazo. Cuando llegan, les reseño que he visto esa pequeña cabaña entre los árboles, y decidimos ir a explorar. ¿Y si está abierta y podemos apostarnos allí para descansar hoy? . No tendríamos que descansar incómodamente, y nos ahorraríamos la hora de trabajo extra de montar el campamento. Al superar un pequeño declive nevado entre árboles, la pequeña cabaña encarnada, y el límite al mar de la minúscula isla, surge ante nuestros ojos. Arribamos enseguida a la cabaña, comprensiblemente añeja y algo desvencijada por fuera, con unos ceñidos peldaños de madera ante la puerta. Obligando un poco la puerta de madera, nos damos cuenta inmediatamente que si esta abierta y nos entusiasmamos por ello. Tan solo está atrancada con la nieve que a caído delante, y una gran piedra sepultada debajo. Sacamos la pala, y al poco de palearla, y retirar la enorme piedra, queda abierta. ¿Que secretos guardará dentro?... Tras el soportal de entrada, de frente una ventana, abriga e ilumina este pequeñísimo pasillo de entrada con una puerta a cada lado. Tras la puerta de la izquierda una especie de cuarto trastero o leñera sin ventanas, con leña y algún sobrio aparejo colgado de sus paredes: - “Nos vendrá de perlas para guarecer las pulkas”. En la puerta derecha, una pequeña habitación con dos ventanas. El interior se encuentra casi vacío. Tan solo una achacosa y mugrienta chimenea; como menaje, una mesa, y dos sillas que están en decadente estado por aislamiento, y el bastidor metálico y desdibujado de una litera de dos alturas con dos somieres de espirales metálicas.. No hay luces, , sin embargo, el interior de la cabaña se ilumina con la poca luz del exterior que se filtra hacia dentro a través de las ventanas. Aquí, hoy, ¡Un verdadero lujazo!. Colocamos las pulkas en la leñera, y con varios troncos prendemos fuego en la chimenea. Adaptamos una cuerda a modo de tendedor para secar ropa frente a ella, y nos asignamos el sitio para dormir: Arcadi elige una esquina en el suelo, así que Kike y yo colocamos nuestras esterillas en las literas sobre los somieres. Kike abajo, y yo arriba. El frío penetra ya por las rendijas de las ventanas y se hace notar, mientras el fuego templa lentamente la habitación. Empleando un cubo de plástico que hemos descubierto en esta obvia cabaña de pescadores, y que hemos llenado de nieve, Arcadi con los hornillos colocados sobre la mesa y sentado en una silla, de forma cómoda, derrite, rellena las cantimploras y prepara la cena, mientras vamos contactando con el equipo de apoyo para conocer previsiones, y hacerles saber nuestra situación y progreso. Los “gloveros”, nuestro amigos de Kon-Tiki, lo han conseguido. Han aterrizado en Finlandia, unos sesenta kilómetros mas al sur de lo previsto, y Lowe en estos momentos está en su búsqueda y rescate. Nos comentan Santi y Rosa, que se habían acercado con el coche hasta la isla de Seskaro con el anhelo de podernos ver pasar desde la costa, pero ya les explicamos que no hemos podido llegar tan lejos, aunque ya la tenemos a la vista, a unos diez kilómetros hacia el este. Mañana si todo va bien la superaremos. La previsión para mañana que me da Rosana, parece que es de “nevadas débiles” y bajada de las temperaturas . Mañana será un día clave para las posibilidades de esta travesía, en el que habrá que poner “ toda la carne en el asador”. Deberíamos tratar de llegar hasta la isla de Torne-Furö, ya muy cerca de la insalvable ruta del rompehielos de la refinería de petróleo de Röyttä, en la frontera con Finlandia, hasta donde debe haber una distancia de casi cuarenta kilómetros (un palizón). Hasta este punto llegaron en nueve días las dos expediciones que con esquís lograron cruzar este mar. Si llegáramos mañana, lo habríamos logrado en tan solo cuatro. Si queremos tener alguna posibilidad de sobrepasar este punto, convendría dormir lo mas cerca posible de la refinería, e intentar cruzar la ruta hacia Kemi muy temprano, subordinados a que no pase ningún barco nocturno, y a que haga mucho frío durante la noche para que se congele esta ruta en las horas entre el previsible barco que pase por la tarde, y el que circule por la mañana. Todos estos triviales planes preñados de voluntad, los hacemos profetizando, pronosticando boyantes junto al fuego, pero sin saber si el tiempo, nuestras fuerzas, y el terreno nos permitirá mañana progresar tanto. No tenemos derecho a conocer el futuro... pero nada nos impide adelantarnos a el ¿no?... Aún así, gracias a lo bien que ha ido nuestro avance estos tres días, hemos conseguido casi un día, apurando dos, suplementarios para intentar llegar hasta Kemi. Estamos a martes, y podríamos apurar hasta el viernes. A mi me gusta pensar:- “Si no intentas grandes cosas, no las lograras”. Al quitarme las botas, mi píe izquierdo aparece con una gran ampolla, y abultado con un amoratado e inflamado bolo en el tobillo, consecuencia del roce de la curvatura que ha hecho la bota al congelarse, Kike con gran molestia en su tibia, y Arcadi se encuentra bien. Oscurece y nos metemos dentro del saco disfrutando del calor como si fuera lo más precioso que había en el mundo, mostrando una sonrisa satisfecha en nuestros rostros traspuestos.Como decía Machado, “Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar” Mañana será otro día.