lunes, 26 de abril de 2010

MEDIA DE LERIDA

Extraña y para mi desconocida esta media de Lérida. Yo no la conocía, y me hablaron de ella el pasado jueves unos compañeros de trabajo, cuando ya estaba inscrito a la 10K de Alcañiz con mis amigos José Mª. Miguel y Raúl. He de reconocer que las 10K no me gustan, a no ser que sean por el monte, así que como en esta ocasión no habia jornada gastronómica por medio (otro buen motivo para compartirla), decidí apuntarme a esta media de Lérida por distancia, cercania a casa, y porque si no conozco el recorrido me entretengo en la carrera y me gusta mas.
Así que llamé a Pacorrinco (que se apunta a un bombardeo) y allí nos dirigimos los dos. Una vez allí, otros dos Barbastrenses (que alegría): Sergio Sanmartín y Luis Ruiz.
También entrañables saludos con mi buen amigo Juanjo Garra, con el que compartimos expedición al Manaslu en el Himalaya, y Josep Antoni, con el que participe en la maratón de Sables, y Dani Delgado con Olga animándonos en la meta. Que alegría reencontrarse con todos ellos. Esta media, no es maravillosa, pero tampoco tan fea como la pintan o me habian dicho. Quizás el recorrido no es el mismo que otros años. Un recorrido urbano por la parte este de Lérida de unos casi nueve kilómetros que se hace muy amena, cruzando el espectacular nuevo puente sobre el río Segre , para después por un camino vecinal algo rompe piernas (mucho sube baja), hasta Torrefarrera (km 14-15), y regreso hasta la meta en Lerida. Una media no para marcar grandes registros por el relieve del terreno, pero si para pasar una buena mañana entre amigos. Un día perfecto, casi de verano, la ilusión, el esfuerzo y sobre todo las ganas de disfrutar acompañan en estas condiciones . Mis ojos al frente, hacia delante y mi corazón marcando el ritmo sin sufrir. Como a mi me gusta. Me encuentro bien durante toda la prueba, pero me noto falto de ritmo de piernas sobre todo del kilómetro quince hasta la meta. Ha sido un año de muchísimo fondo, pero a ritmos bajos, y eso se nota.
finalmente contento, porque me noto con una comodidad que no había notado desde hace mas de un año. Antes de mi lesión en la Yukón Artic Ultra. El deporte nos une, nos hace compartir cosas hermosas, y que merecen la pena compartirse; nos hace mejores, nos ayuda a superarnos a nosotros mismos, a conocernos, a respetarnos, y sobre todo a respetar a los demás.
Unos 300 participantes iniciales.
Clasificaciones: 39 - Javier Subías Olivan 01:27 MONTAÑEROS ARAGÓN BARBASTRO 142- Paco Jordan Oncins 01:40 Club Atletismo Barbastro 174- Luis Ruiz Lopez 01:46 PEÑA FERRANCA 175- Sergio Sanmartín Bispe 01:46 PEÑA FERRANCA-CAB

miércoles, 21 de abril de 2010

MOMENTOS MAGICOS:

Cuantas veces llegamos satisfechos de entrenar porque hemos disfrutado, hemos hecho mas distancia o llevado mejor ritmo. Otras veces, es por las emociones, que también son elementos de la experiencia, y pueden ser muy efectivas y un claro referente de tu estado anímico y físico, las que hacen que un día de entrenamiento sea inolvidable. Muchas veces he relatado mis sensaciones cuando a las siete de la mañana me calzo las zapatillas y mientras amanece en el horizonte, arranco a trotar casi a oscuras por el camino viejo de Cregenzan, al lado de mi casa. Ese instante mágico en la corona mas alta del monte cuando el sol ya ha cobrado asiento, y se ve todo el paisaje del Somontano en maneras misteriosas, y Barbastro dominado desde lo alto. Paso una y otra vez, un día tras otro, y siempre me regocijo igual. Siempre lo mismo, nunca igual. Este lunes, cuando descendía aun embriagado por el paisaje trotando dirección oeste por la quebrada hondonada que forman las vides antes del pequeño repecho que remontar al pueblo de Cregenzan, viví un momento de esos mágicos.... De pronto escuché un vertiginoso ruido de matorral a unos veinte metros frente a mi, a la izquierda del camino, y emergieron dos esplendorosos ciervos franqueando el camino pausadamente, mirándome de manera serena, y de un brinco para vencer el desnivel de la margen derecha, se perdieron en las fajas superiores de carrascas dirección este. Una hembra en cabeza, y un macho de cornamenta moderada atrás. Me detuve de golpe y me quedé embobado y boquiabierto. ¿ciervos aquí?...Nunca había visto, ni había escuchado que nadie hubiera visto, ni que hubiera. Se que en algunas zonas mas al norte de Guara si hay, pero... ¿aquí? Reanudé mi trote un poco desconcertado pero aún deslumbrado por la asombrosa imagen, y analizando el monte a un lado y a otro por si los veía de nuevo, pero no. Alcancé el pueblo sin ver ninguno mas. Termine mi carrera una hora después algo mas feliz que otras mañanas. Es mas, los días siguientes he realizado el mismo recorrido a la misma hora con la esperanza de volverlos a ver, pero no. Agradecí al infinito ese momento mágico....¿fueron instantes, fueron minutos? ¿Era real o era un sueño que vivía con los ojos abiertos?. Fue real, pero qué poca diferencia hay entre los sueños y la realidad, a veces....
Dicen que soñar con ciervos es un buen augurio, y la verdad que la aparición de estos dos coincide con un gran momento en mi vida. Sufrir desilusiones y penas es pasajero e inevitable en la vida. Incluso al final acabamos presumiendo de nuestras cicatrices, pero en ocasiones, un instante extraordinario dentro de lo ordinario, nos ayuda y nos lanza en la dirección de nuestros sueños y nos motiva de verdad. Debemos escuchar al niño que fuimos un día, y que aun existe dentro. Ese si sabe de momentos mágicos.

domingo, 18 de abril de 2010

PEQUEÑOS PASOS GRANDES METAS

Un leñador un buen día le dijo a su hijo: Hijo, tienes ya 12 años y debes hacerte cargo de tus responsabilidades, así que te entrego esto: y le dio un hacha.
El pequeño, eufórico de ser considerado ya mayor, se emocionó.
- Gracias Papa!! Soy muy feliz.
El padre, le indicó un grueso tronco y le dijo:- Estrénala y corta ese tronco!!
- No sabría como cortarlo papa! es demasiado grande para mí !!, expresó con pesadumbre y confusión el chaval.
El padre le dijo: Nunca lo sabrás si no lo intentas.
El joven era consciente que era un tronco demasiado recio para sus fuerzas, pero pese a eso, para no decepcionar a su padre, alzo con esfuerzo el hacha y encajó el golpe más fuerte del que era capaz. El hacha quedó clavada en el tronco y el muchacho hacia esfuerzos impotentes por liberarla sin lograrlo.
Con una sonrisa, su padre le puso la mano en su cabeza y le dijo: Hijo, lo primero que tienes que aprender es que la verdadera fuerza no está en tus brazos. Esta en tu cabeza. Con inteligencia y esfuerzo conseguirás lo que te propongas.
No tienes que fijarte objetivos desmesurados y fuera de tus capacidades para lograrlos de inmediato. Todo será más sencillo si regulas tus fuerzas a tu nivel y usas tu inteligencia. Tomó el hacha y, dándole una pequeña inclinación dio un golpe suave en un sentido y otro más en el sentido contrario produciendo una pequeña muesca en el tronco. Luego, pasó el hacha a su hijo, y lo invitó a que continuase haciendo lo mismo.
El joven, dando golpes en un sentido y en otro empezó a profundizar el corte, y al cabo de una obstinada y esforzada hora, el grueso tronco con un fuerte ruido de fractura, cayó al suelo en dos pedazos.
Feliz y dolorido de cansancio, el muchacho se dirigió hasta donde estaba su padre y le dijo: Lo entendí !!, cuando una tarea es demasiado grande para terminarla de un solo golpe, debo encararla dividiendo la misma en objetivos más pequeños !!, y si soy constante y no cedo terminaré siempre por lograrlo. "No basta dar los pasos que te puedan conducir hasta la meta, sino que cada paso debe ser una meta, sin dejar de ser solo eso, un paso"

miércoles, 14 de abril de 2010

MEMORIAS DEL MAR BALTICO (Cap.3)

Lunes 8 de Marzo: Tengo el sueño muy ligero. Son las cinco menos cuarto de la mañana.. Abro los ojos y en la oscuridad del saco ilumino la esfera de mi reloj. El cerebro humano es algo asombroso, y está lleno de misterios por entender. Siempre o casi siempre me despierto diez minutos antes de la hora señalada sin la necesidad de ningún tipo de despertador. Les dije a Arcadi y Kike que los llamaría a las cinco para intentar ponernos en marcha lo antes posible. No sabemos lo que podemos encontrar durante la travesía, o si un contratiempo, una infranqueable vía de agua que debamos evitar, grietas, un obstáculo, o cualquier adversidad, nos hará perder un buen rato, y por eso, contra mas horas tengamos por delante mejor. Acurrucado dentro del saco, palpo y enciendo la lámpara frontal, me coloco mi gorro de lana, abro la cremallera y asomo la cabeza fuera. Hay un atisbo de escarcha en el techo de la tienda producida por la condensación de nuestra respiración y calor corporal. Kike, al escucharme llamarlos valerosamente, (quien sabe como puede reaccionar una persona al ser despertada a estas horas), asoma con cara risueña, y al poco se incorpora y comienza de nuevo a “freír nieve” para preparar el desayuno y reponer en las cantimploras lo que hemos bebido durante la noche. Arcadi también parece haber dormido bien, e igualmente va preparando su ropa y el equipo. Asomamos fuera. Esta amaneciendo y es precioso. El sol comienza a dibujar, en la extraña ondulación de la quietud de este mar blanco, los trazos anaranjados de un extraordinario amanecer, y tras hacerte una composición del lugar donde te encuentras, no puedes mas que imaginar bajo esas misteriosas congeladas aguas, el profundo eco de la vida que se esconde detrás; su aliento. Lo que menos miente es un paisaje. Lo espontáneo y natural no tiene ni dobles interpretaciones, ni aspiraciones a ser nada que no se sea ya. Por eso es tan beneficiosa la contemplación de un hermosos paisaje o de cualquiera de sus elementos. Son poquísimas las personas que al contemplar un hermoso lugar no sienten algo parecido a placer. Ahora, con esta vista, los tres nos estamos deleitando. Desayunamos un colacao y algo de chocolate con almendras (sobredosis de chocolate), y poco a poco, enredosa, incomoda y perezosamente vamos recogiendo todo y preparándonos para la marcha. Equiparte y vestirte en un espacio tan limitado como el interior de una tienda de campaña cuando en el exterior hace unos once bajo cero y está cubierto de hielo y nieve que quieres evitar tocar hasta encontrarte completamente enfundado de ropa y bien calzado, es muy laborioso. Pero bueno... el roce hace el cariño. Cuando estás a punto de coronar una gran montaña y madrugas casi trasnochas, para dirigirte hacia la cima, te lleva casi una hora equiparte completamente. Aquí, por lo que estoy observando hoy, es casi lo mismo. En cuanto pisas la superficie nevada fuera de la tienda sin raquetas en los pies, te hundes hasta las rodillas. Está mas que claro que las raquetas van a seguir siendo vitales. A alguien como yo acostumbrado al esquí de travesía mas que a las raquetas, le cuesta esta mudanza, y en mas de un instante se acuerda de los esquís, como agilizarían nuestro avance, y cuanto esfuerzo nos evitarían. pero... el desafío era cruzar a pie este mar... Mientras el sol acaricia el mar, nosotros desmontamos el campamento y repartimos la carga en nuestras tres pulkas enganchándolas después a nuestros arneses.
Comenzamos a caminar a las seis y media, bordeando la isla por su parte norte, e intentando evitar las partes fracturadas del hielo donde podamos llevarnos la desagradable sorpresa de meternos en el agua. Arcadi abre huella y tras el para relevarlo en cuanto se canse me coloco yo. La nieve en este tramo es profunda, y ayer nos dimos cuenta que a Kike le era mas trabajoso abrir huella en este terreno porque sus raquetas tenían la base algo mas pequeña que las nuestras y se hundía mas de la cuenta. Así que en estos terrenos, intentamos abrir entre Arcadi y yo, y cuando en mar abierto haya menos nieve, pasará Kike a relevarnos. Hay una ligera bruma en el llano horizonte del mar, pero hacia el norte, se ve perfectamente el espectro velado de algo parecido a una lejana isla que nos puede servir de referencia para seguir la dirección que nos marca el GPS . Hace un frío tremendo, pero nos acomodamos embutidos dentro de nosotros mismos mirando el horizonte; que bonito se ve todo a esta hora. Un espectáculo grandioso que saboreamos con intensidad. Poco a poco, en unas dos horas de caminata dejamos atrás la isla, salimos a mar abierto, y se hace efectiva la previsión del tiempo. En el ancho y redondeado horizonte, el eco de un profundo y largo aúllo del viento comienza a azotarnos con fuerza, con unas ráfagas tan intensas, tan heladas que parecen surgir de los abismos y meterse incluso bajo el casco de la pulkas y la desplazarlas arrastrándonos también a nosotros. Estamos atravesando la zona que en el parte de hielo marcaba como delicada, tenemos que estar bien atentos, y como si camináramos por un glaciar lleno de grietas, tomar distancia entre nosotros para no poner sobrepeso en la superficie. Esta idea se repite periódicamente en mi cabeza, y es una cuestión que les he dejado clara a mis compañeros: - Cuando dudemos si es hielo es frágil, caminar distanciados; si nos detenemos, no agruparnos, quedarnos cada cual en nuestro sitio; e incluso si el terreno es clarísimamente frágil, sacamos la cuerda y nos encordamos . Cuando atraviesas una grieta un puente de nieve sobre ella, en un glaciar, lo haces encordado, atento, con mucho cuidado y pensando que tan solo te separan unos centímetros de hielo de una oquedad con una profundidad desconocida. Aquí, prefiero no pensarlo, porque todo el terreno es una inmensa grieta llena de agua helada con profundidades de hasta cuatrocientos metros. Un enorme puente de hielo. Dice el tópico que “La experiencia es la madre de la ciencia” y con frecuencia es un valor decisivo para afrontar retos difíciles o “sobrevivir” en un lugar hostil. Eso si, el conocimiento adquirido por el estudio o la educación, permite aumentar de categoría el conocimiento adquirido por la experiencia, y acrecienta tu capacidad reflexiva, tu serenidad y la perspectiva a la hora de tomar una decisión en caso de peligro.
Ensimismado mientras camino pensando en la experiencia, me viene a la mente una historia que siempre me gustó: “Un maestro muy sabio, pero también muy pedante y presumido por su conocimiento, concertó los servicios de un barquero para que lo cruzara a la otra orilla de un lago con su barca. Al poco de haber empezado la travesía se avecinaron unas nubes negras y amenazadoras. Inquieto, el maestro le preguntó al barquero si creía que traerían mal tiempo. - Os lo entendería no se decir - dijo el barquero.Extrañado por aquella manera de hablar el maestro le preguntó:- ¿No habéis aprendido nunca lingüística?- No. Respondió el barquero.- Pues... ya podéis decir que habéis perdido la mitad de vuestra vida, le replico el maestro. El barquero se quedó en silencio. Al poco aquellas nubes, se hicieron más espesas, y se puso a soplar un viento terrible. Las aguas del lago empezaron a moverse, y pronto llenaron la barca en la que iban los dos. Entonces el barquero preguntó al maestro:- Decidme: ¿no habéis aprendido nunca a nadar?- No, respondió el maestro.- Pues entonces, maestro, ya podéis decir que habéis perdido la vida entera, porque nos hundimos”. Espero que aquí no nos hundamos, y si lo hacemos, podamos salir con facilidad. Arcadi que va abriendo huella por un terreno donde ya hay mas hielo que nieve, y se avanza con facilidad, de repente se para. Yo instintivamente me detengo también en mi sitio sin acercarme. Advierto que observa el suelo, clava su bastón hasta el mango y nos grita: - ¡Se ve el mar por una grieta!, ¡tan solo hay dos dedos de hielo!. Súbitamente, Kike, con la curiosidad, inquietud y ansia de un niño, corre hacia él para admirar la grieta, como si bruscamente se fuera a cerrar y no la fuera a ver después al pasar. Arcadi lo mira paralizado, confuso y sin tiempo de reacción. ¿Qué haría un niño al descubrir la superficie helada de un charco?¿que hemos hecho todos cuando éramos niños?. Kike, sin recapacitar, actúa como lo haría un niño. La curiosidad y el anhelo le pueden, y para colmo se detiene junto a Arcadi contemplando entusiasmado la grieta, y sonriendo da unos saltitos para comprobar si el hielo resiste... No puedo creerlo, y por lo que veo Arcadi con la boca abierta e inmóvil, tampoco. Sin moverme de mi sitio les grito:- ¡Alejaros, no os pongáis juntos en un sitio con el hielo tan fino! . Arcadi sale disparado alejándose de Kike, mientras exclama: - ¡Pero....Kike! . Mientras, Kike comenzando a razonar su precipitado, imprudente e infantil arrebato, se ríe a la vez que también se aleja de la grieta. Si el hielo llega a ceder, el susto y el chapuzón de agua helada le hubiera hecho entender la lección. “la letra con sangre entra”. El que no haya ocurrido nada, es mejor, porque nos hemos ahorrado el susto y la práctica de rescate, y también la ha aprendido.... Continuamos marcha, y al pasar veo lo que Arcadi ha visto cuando paso sobre ella. Una grieta de unos cinco centímetros de anchura que se pierde a izquierda y derecha a lo lejos como si no tuviera fin, deja ver a tan solo tres o cuatro centímetros de espesor de hielo un mar esmeralda y tenebroso. Esta visión te devuelve al escenario real donde te encuentras y sus peligros, porque cuando llevas horas marchando por esta llanura blanca acabas olvidándolo. Esta grieta, según nos explico Lowe, es una rotura de una placa que se habrá resquebrajado hace poco rato, y posiblemente en pocas horas arrastrada por las corrientes marinas, lo que era una pequeña grieta se convierta en una gran vía de agua de varios metros de anchura. Recuerdo como Lowe nos explicó que en cualquier momento, al pisar en el hielo, este podía crujir bajo nuestros pies con un fuerte estrépito, y como si fuera un reguero de pólvora o una reacción en cadena de tenebrosos y agudos crujidos, podía iniciarse una grieta de cientos de metros a ambos lados. ¡Glub!... Esperemos no encontrarnos con alguna mas adelante. El viento se desata mas si cabe. Las partículas heladas de nieve chocan como fríos perdigones en nuestra cara, y el mismo viento impide incluso el que nos oigamos cuando a gritos nos hacemos alguna indicación de la marcha, corrección en la dirección o el descubrimiento de alguna otra grieta en el hielo. Nos tapamos bien y continuamos. En mi pecho descansa un latido agudo y continuado causado por la bajísima sensación térmica. El viento ahora por lo menos sopla a cien kilómetros por hora, puesto que alguna de sus violentas rachas, te coge distraído o inestable, y te hace perder el equilibrio y casi caer al suelo. Me pongo el buf sobre la boca y la nariz porque se me está congelando, bajo la cabeza y gravando el paso asentado en los bastones continuamos adelante. Por lo menos sopla de sur y nos da casi de espaldas. Otra cosa será cuando al llegar al punto que hemos prefijado para cambiar dirección este, nos sople de costado. Recurro a mis amuletos o sortilegios mentales: imaginar, soñar, recrearse, mi gente y poco a poco, me evado y acomodo mi paso. Pasan las horas, todo va bien. Con las piernas ya encasquilladas de fatiga, por fin hemos alcanzado la costa de la apartada isla. Realizamos una parada para reponer fuerzas y comer con feroces dentelladas una secallona que partimos en tres trozos, y algún fruto seco, porque hemos avanzado casi veinte kilómetros en unas seis horas. El siguiente punto y objetivo final de hoy, una islita a unos seis kilómetros mas al este en línea recta, que ya podemos divisar sabiendo que nos costará alcanzarla unas dos horas mas. Así que por un fosco y prieto terreno inestable donde agradeces dar tres pasos sin hundirte cuando abres huella, el silencio tan solo es quebrado por el sonido de nuestras pisadas y ruidosas pulkas, y del viento que curiosamente a cambiado y sopla de oeste dándonos de nuevo la espalda (que suerte). El psoas de la pierna izquierda, el que me lesioné el año pasado en la Yukón Artic y me tuvo cinco meses rehabilitando me está acongojando con un leve achaque. Si lo pienso bien, tiene una explicación lógica, muchísimas horas andando, poca hidratación, regular alimentación y nada de descanso. Ante una situación extrema, el peor enemigo son los nervios y tu mismo. Hay que pararse a pensar y analizar las cosas primero antes de actuar precipitadamente o mal. Como siempre digo, si la cosa tiene solución ¿por qué te preocupas?... y si no la tiene ¿por qué te preocupas?.En un sitio así, la precipitación o los nervios te pueden llevar a situaciones muy peligrosas. En un par de horas acamparemos; intentaré no gravar excesivamente la cadera ayudándome lo mas que pueda de los brazos, y cuando esté en la tienda, relajarla y hacer estiramientos. Kike también tiene un fuerte dolor en la zona tibial de su pierna derecha desde hace un buen rato. A un nivel menos físico y más agudo y reflexivo, los tres parecemos tener un estado de ánimo sosegado y optimista. Personalmente me siento completo, en paz; muy agotado, pero radiante con la embriaguez del momento, mientras camino de nuevo por este excepcional mundo glaciar. Mi única inquietud, el tenue balbuceo de la cadera, aunque ya soy consciente que en este tipo de considerables aventuras físicas de palizas frecuentes de varios días encadenados, el segundo día es el peor (por lo menos para mi). Es el que se te acumula el cansancio del primer día y comienzas la adaptación tanto física como mental. A partir del tercer día, todo va mejor; si no es así, algo no va bien. Todos tenemos el instinto de supervivencia. Todos en algún instante experimentamos ese vago y amenazador temor que te avasalla, te bloquea, y te induce a objetarte todo, incluso a ti mismo. A querer huir, gritar, desaparecer. ¿Quién no se ha sentido así en algún momento de su vida física o emocionalmente?. La pauta es descubrirte en esos instantes, mirarlos a la cara, serenarse y subyugarlos. Con todo lo que ello supone de lección, lucidez y vivencia. Mar helado por todas partes. Mar quieto. Soledad y compañerismo; todo asociado. En dos horas mas de esfuerzo, la nieve cercana a la isla de nuevo comienza a hacerse ingrata y desigual, y el viento mas insufrible. Me voy exhortando e incitando a mi mismo mientras caminamos ya como tres almas errantes. Queremos localizar cuanto antes algún escenario resguardado del flagelo del aire entre algunos árboles en la parte este de la pequeña costa, para así cobijarnos, y que por la noche podamos descansar. Tras tantas horas de paliza, no se tiene ninguna gana de palear nieve y montar el campamento, pero es algo que tienes que hacer si o si, así que mejor hacerlo en algún sitio lo mas adecuado y ventajoso posible. Por fin, en un recodo que parece una pequeña caleta, en un recoveco, hay un buen espacio entre algunos arbolitos, y el viento rompe contra la islita y no nos alcanza... Aplanamos y comprimimos el suelo, montamos la tienda y nos vamos acomodando en ella. Mientras Arcadi y yo nos vamos asentando, Kike, llevado por el ímpetu de la situación, y con la pala en la mano, obra un pequeño caminito muy bien trazado y profundo de unos tres metros de largo desde la puerta misma de la tienda que termina en un profundo hoyo. Entonces nos grita riendo: - ¡Ya esta hecho el cagadero! (Que en castellano quiere decir, “el recipiente conectado con una tubería de desagüe y dotado de una cisterna de agua, en el que se orina y se hace de vientre). Por si su grito no hubiera sido suficiente, y por si no lo hubiéramos entendido ya, gesticulando en cuclillas nos hace indicación y nos muestra la postura que se emplea durante su uso. La verdad es que yo, voy a hacerle aprecio ya que se lo ha currado. Jajaja. Nos ajustamos bien y cómodos dentro de la tienda. Kike y yo en ambas puertas con los dos hornillos operativos para deshacer nieve y avanzar mas, mientras Arcadi nos prepara algo de comer sólido con algún embutido enrollado con “Rolls Bimbo” (tortitas de harina), y nos lo va pasando. Este tipo de pan es similar a los “chapatis” que nos preparan los cocineros en las expediciones al Himalaya, y los descubrí así preparados y comercializados, en la maratón de Sables cuando mis compañeros de Jaima, Jorge, Luis y Joaquín que traían, lo repartieron conmigo. La verdad que en este tipo de sitios donde echas de menos el pan, es un buen sustituto. También como las lecciones de ayer las tienen tan aprendidas como si lo hubieran hecho todo desde siempre, les explico algún truco como colocar el hornillo, el cartucho de gas de este, sumergido dentro de un recipiente con el primer agua caliente de la nieve que derrita, para que caldeando el cartucho, agilice la combustión del gas y active mas la llama aligerando el deshielo de nieve. Son las cinco y comienza a atardecer. Con la luz rojiza del ocaso, da la sensación de que cada uno de estos árboles que nos arrullan a los lados de la tienda han sido modelados por algún espíritu celeste. No se me ocurre otra manera de describir tanto esplendor en este paisaje cristalizado que ilumina los corazones, los alegra y los llena de vida. Entre bromas y risas que denotan la buena consonancia y ambiente que se está creando, admiramos este paisaje increíble desde la tienda, cuando de repente nos aturdimos con un “espejismo”: Kike ha salido por detrás de la tienda dispuesto a hacer acopio de nieve en una bolsa grande, para así tener suficiente hasta mañana. Ha salido bien equipado con su chaqueta de plumas, pero… ¡no puedo creerlo!, y por las risas Arcadi tampoco; de cintura para abajo, tan solo lleva las botas. Valla estampa Navideña; por lo de la nieve y “las bolas colgando”. Debemos estar a diez bajo cero y el tío medio en pelotas. Se denota el buen ambiente y le relajación tras un día tan duro, pero en el que todo ha salido bien, y no paramos de bromear y reír. La risa sólo puede florecer cuando el ser está bien por dentro y no tiene temor fuera. Cuando ves reír a alguien o tú te ríes de verdad, tu cuerpo entero dice: “estamos bien, estamos tranquilos, no hay peligro”. Básicamente se abre la armonía y, sobre todo, se abre el corazón a el de enfrente; por eso es bueno hacer unas risas en estas ocasiones. Hemos conectado con Santi con el teléfono satélite (con el normal no hay cobertura), y hemos dado y recibido todas las crónicas y detalles. Nos ha confirmado una méteo algo mas indulgente para mañana, que hará que los “globeros” se embarquen en su travesía, y nos explica que sino pudieran hacerlo mañana, ya no podrán en toda la semana porque el tiempo empeorará. Terminamos todas las tareas. Ha oscurecido ya y nos vamos apagando y aplacando de cansancio. Han sido mas de ocho horas ininterrumpidas de marcha y brega, en las que conceptuamos con el GPS que hemos cubierto algo mas de veinticinco kilómetros. Mañana ansiamos por lo menos lo mismo, pero sabemos que debemos atravesar dos o tres previsibles rutas de rompehielos, aparte de las probables zancadillas que puedan aparecer sobre la marcha. Cierro los ojos con esa visión recurrente de un rostro que siempre me vela, y que siempre se me antoja indescifrable pero muy calido. Sólo en este minuto tan efímero, puedo hallar, con la naturalidad con la que el viento barre las copas de los árboles que nos cobijan, serenidad y sosiego para resolver cualquier cosa. Silencio. No hay ni almas con las que conversar. La pureza de este mar helado, permanece inalterable pese al frío y la nieve. Al final del día, cuando ya no podemos más, pero es necesario el reposo de todo, de deseos, de búsquedas, un descanso profundo, buscado, querido, es un arte que no consume nada, ni se vende en ningún sitio. Soltar y desapegarse tiene mucho que ver también con el buen humor; soltar, callar, descansar, recuperar.

domingo, 11 de abril de 2010

La risa, un gran entreno.

"La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son". Winston Churchill. " La risa es la distancia menor entre dos personas, además del abrazo y el beso ". El estilo de vida, el extrés, las imposiciones de la sociedad hacen que perdamos en parte esa manera de vivir y sentir desde y con la alegría. - 5 minutos de risa es equivalente a 45 minutos de un ejercicio aeróbico. - Una hora de tristeza equivale a cinco horas de trabajo físico en cuanto a la cantidad de energía consumida. - Las risas verdaderas, explosivas, hacen mover 400 músculos en todo el cuerpo. - Desde que nacemos hasta los 6 años reímos unas 300 veces al día. Ya de adultos, los muy risueños tan solo 100 veces al día y los menos, apenas si llegan a 14, cuando llegan. - La risa con sus movimientos incontrolados mueve los músculos y los estimula de tal forma, que ejercen un masaje sobre los órganos internos, provocando la posterior relajación y su consecuente sensación de placer. - Desde la relajación y la respiración está íntimamente conectada con el Yoga. - Existen vocales de la risa que movilizan determinados centros energéticos. - Libera endorfinas. - Regula la presión sanguínea. - Incrementa el sistema inmunológico. - Es analgésica, evita la conexión con el dolor, alivia. - El buen humor y la risa favorecen, mientras dura, la capacidad de pensar con flexibilidad y con mayor complejidad, con más amplitud. - Favorece la sexualidad. - Combate el estrés. - Optimiza el rendimiento. - Facilita y favorece la creatividad y la expresión, provocando cambios fisiológicos y actitudinales importantes. Asi que a entrenar... y a reír. Un gran entrenamiento.
PD: Enhorabuena a todos los participantes en la 25 maratón de Sables que ya ha finalizado. En particular a Joge Aubeso mejor Español en cuarto lugar.

miércoles, 7 de abril de 2010

MEMORIAS DEL MAR BALTICO (Cap. 2)

Domingo 7 de Marzo del 2010: Pasé tan dispuesto la noche, que no logré soñar continuamente y tan solo dormitar. Las horas pasaron lentas, mientras mi cuerpo se adormecía en la cómoda cabaña de madera. No podía evitar sentirme algo triste por las bajas de última hora de Rosana y mi buen amigo Miguel. Cuanto me hubiera gustado que estuvieran aquí. Durante meses soñé con eso. A las 6:00 ha sonado el despertador, pero yo ya estaba levantado. Al despertar y ver como nevaba, me preocupé un poco, pero el entusiasmo terminó dominándome en un día tan especial. Teníamos que partir si o si. Aguardando afuera de nuevo, una combinación de muchas de mis pasiones, exploración, naturaleza salvaje, travesía, montañismo invernal, supervivencia, superación, etc., etc. Fragmentos indescriptibles, en una ceremonia de descubrir cómo transcurre el tiempo, las horas, paisajes que estremecen y te remueven hasta lo más profundo del corazón. Conmovidos con tus sentidos, junto a ellos, en un marco exclusivo y excepcional, bajo la implacable disciplina de un entorno desfavorable, pero a la vez muy generoso. Afuera nieva, y según las mediciones hay un viento de sur de unos 40 km/h, condiciones que han endurecido bastante el ambiente. A pesar de todo, las ganas y la ilusión por partir son enormes por parte de los tres. Nos preparáramos en silencio, ante la atenta mirada de Rosa, como en un ritual litúrgico en el que cada uno se libera y exime de sus deberes. Vestuario: el habitual. Gore Tex completo, encima de una recia ropa interior térmica; guantes con manoplas de plumas sobrepuestas; en los pies doble calcetín y unas botas que habíamos alquilado a Lowe porque nos parecieron mas abrigadas e invulnerables al terreno que las que traíamos nosotros de casa, y sobre ellas unas polainas de gore tex; en la cabeza pasamontañas, la capucha para protegernos del viento, y las gafas de ventisca. Santi nos indica que pasemos por su cabaña a almorzar antes de partir, y así mientras llegará Lowe con su moto de nieve para por medio de un remolque/trineo con asientos, intentarnos acompañar un tramo y poder animarnos, filmarnos y fotografiarlo todo. Santi es primeramente un amigo (en mayúsculas) y a continuación, alcalde de Alquezar. Había venido con nosotros utilizando sus vacaciones para hacernos de apoyo. Carismático e inmediatamente querido, de trato afable, y cuya capacidad de concertación es solo superada por su enorme predisposición, respetando las opiniones contrarias, siendo solidario y sobre todo, repito, gran amigo de sus amigos. En esta ocasión, Santi se ha metido estupendamente en su papel, incluso cubriéndose la cabeza con el típico sombrero con cola de mapache al fiel estilo Daniel Boone. En la cabaña vecina, nos agasajan “de nuevo” con unos apetitosos huevos fritos con jamón. Menudo desayuno de lujo para comenzar, mientras detallamos el plan del día y bromeamos sutilmente. Ya fuera esta Lowe, así que acto seguido, aún con el regustillo de huevo frito en la boca, cada uno prepara su pulka, adapta las raquetas (ya hemos comprobado que sin ellas es imposible andar por la cantidad de nieve acumulada), se ciñe el arnés, los bastones a las muñecas, y como en peregrinación nos dirigimos junto al mar por una tibia pendiente lechosa. Al fondo de esta estrecha pista delimitada por taludes de nieve a un lado, y la vereda del mar Báltico al otro, se vislumbra lo que será el punto de partida en el que ya nos aguardan nuestros compañeros para despedirnos. Es un momento emotivo para todos. Muchos ánimos, abrazos y deseos de que todo salga según el guión soñado. Es mejor planear las cosas para que ocurran como queremos, pero siempre, bien es cierto que los sucesos inesperados nos producen más emoción. Nos alineamos delante de la canasta de un globo como en la salida de una carrera. Arcadi de azul, Kike de Verde y pajizo, y yo de rojo (parchís completo). La respiración se hace más profunda, la piel más impresionable y los sentidos se afinan. Sientes como tu propio aliento se confunde con todas las demás sensaciones que circulan a través de la piel mientras miras alrededor intentando evaluar. Santi frente a nosotros, sin dejarnos ni analizar la situación, realiza un breve y cariñoso alegato, y con una impetuosa sacudida bajando su brazo a modo de conmutador, nos da la salida e inicia esta aventura. En los flancos nos aplauden y animan el resto del equipo de apoyo: Rosa , Ángel y Miquel junto a todos sus acompañantes, Rafa Ariño disparando sucesivamente su cámara, e Iván filmándonos con su dispositivo de alta definición. Abrirse al mundo para internarse y conocerse verdaderamente a sí mismo. ¡¡¡Arrancamos!!! Nuestra motivación es excelente, la preparación también, pero si nos detenemos a pensar concienzudamente en el clima, las grietas o vías de agua, los rompe hielos, y las condiciones que “yo ya conozco” y que producen arrastrar unos veinticinco o treinta kilos de material durante unos 140 kilómetros con una pulka, la empresa va a ser bastante complicada, y se tendrá que conjugar con ella como siempre la buena suerte. Mientras doy mis primeros pasos anegados en la nieve, y nos vamos ordenando para alternarnos en la tarea de abrir huella, todo alrededor me parece una sobrenatural tierra de fantasía. Otra vez... Nos dirigimos dirección sureste hacia el primer punto GPS que hemos marcado en una pequeña isla, a unos diez kilómetros mar adentro, usando como referencia visual otra pequeña isla que se perfila lánguidamente en el horizonte nacarado de hielo y nieve. El sol no brilla, sigue nevando, y el cielo está empañado y turbio, pero de nuevo emocionados, de nuevo otro sueño cumplido. Nos lanzamos más allá de nuestros límites, y corremos el respetable riesgo de aniquilar con nuestra propia vida todo lo superficial que nos rodea como lo conocemos, y transformarnos en aquello que imaginamos. No es locura lo que aborda este deseo de ser, sino la sensación de ser el mismo hombre que sueñas ser. Durante la primera hora de marcha, nos van dando alcance con la moto de nieve unida a al trineo con asientos Lowe, Rosa, Santi, Iván y Rafa. Nos alientan, filman y fotografían. Después de un par de paradas, el hielo no debe ser ya seguro mar adentro para el peso de la moto, el trineo y sus ocupantes, así que se despiden definitivamente y desaparecen a nuestra retaguardia para regresar de nuevo a la costa. Nos quedamos solos. Pasan las horas, y la victoria del sol no termina de llegar, mas bien al contrario y hace mucho mas frío. Si te quitas las manoplas de plumas, y dejas solo el guante interior, al poco acabas por volvértelas a poner pues las manos se adormecen por el frío. La humedad helada de la respiración cubre los buf o las mascaras de neopreno con una fina capa de escarcha. Me aíslo contemplando todo tras Arcadi que abre huella, y delante de Kike que cierra el grupo. Ahora nos esperan dos días de lo que yo llamo ajuste y adaptación. Para pasar el rato miro al suelo, y como siempre hago pienso en todas las personas que me vienen a la mente y les dedico un paso o dos. Así me distraigo. Han pasado algo mas de cuatro horas desde la salida, y aún no habíamos parado relevándonos en la tarea de abrir huella, y nos hemos aproximado a una superficie postrada entre dos islas con nieve virgen y algo de agua bajo ella. Ya estamos observando y comentando que en este tipo de terreno se avanza con mas dificultad, y hay que acometerlo con mucha mas cautela, intentando penetrar en el como Lowe nos aconsejo trazando una línea muy próxima a alguna de las islas, y no el centro donde como consecuencia de las corrientes marinas el hielo puede ser mas delgado, frágil y peligroso. Esta maniobra, aun haciendo algo mas de distancia, nos otorga mas seguridad en el recorrido, pero, eso si, nos lo complica la evolución, pues como el viento tiene como único obstáculo en el mar estas diminutas islas, acumula la nieve en sus orillas. Ya cansados de turnarnos para abrir huella casi hasta las rodillas, paramos junto a unas rocas a la orilla de esta isla para avituallarnos, beber, reponer las cantimploras que llevamos a mano para no parar, con las que llevamos de reserva en las pulkas, y configurar de nuevo nuestra dirección con el GPS. Es la una del medio día, y tenemos un margen de unas tres, máximo cuatro horas para intentar llegar a la isla en la cual pretendemos pernoctar, que según el GPS tenemos a poco mas de diez kilómetros. Los tres estamos de acuerdo en que si terreno no mejora, va a ser una operación imposible, pues la marcha será muy lenta, y nuestras fuerzas para hoy ya andan algo ajustadas. Estoy fortalecido y muy contento con mis dos compañeros, y abrigo, percibo, muy buenas impresiones respecto a ellos y nuestra afinidad. Conocí a Arcadi y Kike por mediación de Santi. Él, nos puso en contacto ahora hará mas de un año, para sondearme e interrogarme sobre la posibilidad de unirme a ellos para organizar una Ultra Trail en la Sierra de Guara. La primera vez que me reuní con ellos en Barbastro, lo hice con el firme propósito de decirles rotundamente que no contaran conmigo, y delicadamente que dejaran “mi Sierra” en paz. Al poco de escucharlos hablar y conocer sus anhelos, y sus perspectivas incluso de vida, cambie radicalmente de opinión. Durante la conversación, la carrera paso a un segundo plano, y terminamos hablando del futuro, de barrancos, de los sueños, y de los instintos que nos empujan a realizar nuestras aventuras. ¿Habéis sentido alguna vez esa sensación de familiaridad al cruzaros, o conocer por primera vez a alguna persona desconocida?. La razón no alcanza a comprender esto, pero de alguna manera tu alma sí lo entiende. Comunicación, complacencia, un hondo sentimiento de conexión, afinidad intensa, son algunas de las emociones que parecen invadirte cuando te encuentras con estas personas afines. Existe una expresión que reza "almas gemelas". Desde el primer encuentro existe una afinidad, y la sensación de conocerse desde siempre. La Ultra Trail se llevó a cabo con gran honra y resultado, y de allí surgió su invitación, para asesorarles por mi mayor experiencia en climas fríos y condiciones árticas, conocimiento en alta montaña y participación en la Yukón Artic, y para que formara parte de este proyecto que en un principio ellos habían planteado como una preparación para otro que realizaran mas adelante participando en una carrera por etapas en la Antártida, como remate a su proyecto de “Los cuatro desiertos” (Sahara, Atacama, Gobi y Antártida), en el que llevaban metidos tres años. Durante estos meses de información, investigación, y preparación, poco a poco ya nos hemos dado cuenta que mas que un preámbulo del proyecto, por si solo era un reto mayúsculo. Seguramente tan duro en lo físico como el que vienen a preparar, pero evidentemente mucho mas duro, comprometido y audaz, en el objetivo en si y el escenario virgen e inacabado, pues no es una carrera con infraestructura y organización, si no una expedición. Arcadi, lo podría describir fácilmente basándome en cualquier reseña de un súper héroe de comic: “Aparentemente un hombre apacible, tranquilo, y sin pretensiones, que secretamente se convierte en el Hombre de Acero cuando el mundo a su alrededor corre peligro”... Una persona luminosa, de las que suelen sobresalir, con una sólida formación deportiva y se nota en su compostura y su integración a cualquier terreno. Analista. Solícito y correcto, de trato muy afable y cordial; un gentleman, en su más apropiada definición, que reparará antes de partir en la correcta colocación de todo el equipo y si es posible su pelo jajaja. Kike, Kike es el reverso, y no por eso peor, menos efectivo o enérgico. Aventurero, inquieto, dinámico, alegre, y clara y eficazmente trata de mantener vivo dentro de sí a una especie de "niño grande" . Su alma es de niño. Aparentemente, para él, la vida es una continua aventura y el mundo un territorio inexplorado, donde los héroes triunfan con las armas de la imaginación, el valor y la bondad, en tanto que los villanos, a los que hay que temer, terminan siempre derrotados. Está ansioso por aprender...y se le nota. La verdad que en ambos me veo reflejado en muchas cosas, y me gusta su compañía, o ser yo la suya. Nos esforzamos de nuevo con un balanceo casi esotérico al caminar clavados en la nieve, para salir hacia mar abierto, porque allí el avance es siempre algo mas fácil por haber menos nieve. Al fondo, muy al fondo vislumbramos la que por distancia debe de ser nuestra isla. En ella, al sur de la misma, nos ha dicho Lowe que hay un diminuto pueblo de pescadores, y por ello y por encontrarse perpendicular a la costa de Lulea, quizás pudiéramos tropezar con alguna huella de moto de nieve a la que podernos incorporar, y sobre ella, avanzar mas fácilmente. Llevamos hora y media en línea recta hacia la isla y ni rastro de huellas ni de nada. Son las tres y veinte y está disminuyendo la luz. El ahora intenso frío y una extraña luz domina todo. El hecho se traduce en un frío desagradable, acrecentado por el cansancio de toda la jornada. Estamos agotados y vemos la costa de la isla que en un principio debíamos rodear por el sur para sortear una zona de hielo inestable en su parte norte. Venciendo la apatía del cansancio, pero sobre todo siendo prudentes, decidimos intentar llegar a la parte sur de la isla a la que nos dirigimos para intentar acampar en su costa. Sacamos las cantimploras y bebemos matemática y mecánicamente. Estamos bastante cansado. Es el primer día, no estamos adaptados del todo, y ya llevamos mas de siete horas y media sin parar para cubrir estos casi veinte primeros kilómetros de travesía. Vemos el bosque como se va haciendo mas grande conforme nos acercamos, pero parece no llegar nunca. Los límites de la tierra y el mar están bordeados por un limitado cerco de sotos y bosque. El cielo es una gran bóveda de material sombrío y frío, arqueado sobre nosotros y la tierra. Si bordeamos la isla hacia el sur nos va a sorprender la noche. Paro para hacerles saber a Arcadi y Kike este pormenor que me va lacerando la cabeza, y curiosamente estábamos pensando lo mismo. Además mañana tenemos que remontar desde el sur en dirección norte por el otro flanco de la isla. ¿y si nos arriesgamos y cruzamos la isla mañana por su extremo norte que tenemos mas próximo, aún a riesgo de cruzar un tramo de hielo inseguro? “El que no arriesga no gana”. Los tres estamos de acuerdo, y decidimos acampar en los sotos que tenemos enfrente, a la orilla Oeste de esta isla, y mañana ya descansados y madrugando aventurarnos a atravesar un poco en diagonal hacia el norte buscando la ruta que habíamos proyectado. El hielo cerca de la costa esta roto y hundido bajo la nieve. Como una trampa. Al romperse una capa de hielo y hundirse un poco hacia abajo, crea cuencas irregulares de forma cóncava, como si fueran un platos de sopa, y por sus bordes, que es justo donde está la grieta o falla del hielo, sale agua de mar y entra en estos invisibles hundimientos, formando entre el hielo inferior y la nieve superior charcas de agua que no aprecias hasta que has metido el pie dentro. Tras meter el pie varias veces buscando los mejores sitios para cruzar, conseguimos enclavarnos en un pequeño descanso entre los árboles que parece un buen lugar para acampar. Arcadi y Kike están a expensas este primer día de mis indicaciones para montar el campamento. Además ese era el compromiso. –Hay que aplanar bien la nieve y hacer una plataforma sólida y regular para plantar la tienda y dormir cómodamente, les digo. Así que los tres nos ponemos manos a la obra, y con ayuda de las raquetas que nos facilitan enormemente la labor, hacemos en un momento una utilizable plataforma en la nieve. Mientras hago esta operación, no puedo evitar recordar los campos de altura durante las expediciones cuando agotados como hoy, paleabas nieve durante un buen rato y la pisabas para compactarla. Mientras me asisten, Kike y Arcadi se fijan en todo examinando mis maniobras, el equipamiento, o creo que incluso mi talante, y en cuanto deducen la maniobra que hay que realizar, inmediatamente se ponen manos a la obra sin yo indicarles nada. Yo, concentrado pensando por si hay algo que se me escapa. Escudriñando lo que pueda recordar o incluso aprender improvisando sobre el terreno como tanto me gusta; utilizando esos atajos reflexivos, para que la memoria repase momentos concretos de la experiencias aplicables al momento presente. Utilizando como anclajes las propias pulkas y las raquetas clavadas en la nieve, en un santiamén hemos montado todo en armonía entre la experiencia y el aprendizaje,... inteligencia al fin y al cabo. Ser inteligente es estar con la mente abierta; y no creer que lo sabes todo. Siempre hay cosas que se escapan, siempre hay cosas que aprender. Nos acomodamos en la tienda, si por acomodarse se entiende a meterse tres personas con un montón de equipo y material en una tienda de 1´45 por 2 y poco. Pero bueno, es lo que tiene hacer una travesía ligera, y además la tienda de expedición que nos ha proporcionado Trango es verdaderamente muy buena. Extendemos las esterillas, y nos quitamos vertiginosamente la ropa húmeda de sudor para escondernos en el saco casi tiritando En el fondo del saco, algo de ropa, los botines interiores de las botas para que no se cuajen con el frío, y cualquier cosa que quieras que se seque con el efecto de calor que emane de tu cuerpo. Antes de acomodarnos, hemos cogido con la pala nieve en una gran bolsa, y Kike que le hace ilusión como él le dice “freír nieve”, se ha emplazado voluntariamente junto a la puerta que está operativa con vista al mar, donde se pueden disponer bien los hornillos entre la puerta y el avance del sobre techo sin peligro a pegar fuego a la tienda, y comienza la trabajosa y paciente labor de hacer agua e ir rellenando todas las cantimploras, a la vez que entre medias preparamos alguna sopa para ir temperando el cuerpo y templando el espíritu. La otra puerta está muy pegada a un tronco y hoy no la podremos utilizar para esta labor. Mañana la montaremos mejor, y así podrán hacer esta tarea dos personas, una por cada lado. Con las cantimploras por fin rellenas de agua, comida en el estómago, y dispuestos en el saco bien calientes, bromeamos mirándonos el semblante cansado y gestionando los planes para mañana. Hemos hablado con Santi por el teléfono satélite para confirmarle nuestros planes y las previsiones para mañana. Para mañana se prevé fuertes vientos y los globeros no van a poder salir. Tambien, al hallarnos cercanos a islas habitadas, hay cobertura de móvil y he podido hablar con Rosana. Arcadi ya ronca, mientras el sueño y el calor intentan socorren mi cuerpo. Me tomo una valeriana, e intento dormir con mis dos manos juntas y apretadas en el interior de mis muslos, como quien se dispone a renacer de nuevo.

domingo, 4 de abril de 2010

PETER GABRIEL

Cada vez que escucho cantar a Peter Gabriel , su voz me transporta a muchos momentos de mi vida, a cualquiera de mis primeras expediciones, a la maratón de Sables, a la Yukón, al Báltico. Me cautiva. Escucho una combinación melódica o tejido sonoro que me inunda de una forma que nadie hace, me embriaga y me traspasa. “Y eso que no sé Ingles....” Forma parte mas que ningún otro de la banda sonora de mi vida. Lo descubrí gracias a mi amigo Javier cuando teníamos apenas 14 o 15 años. Él con gran anhelo me pinchaba los sorprendentes e innovadores vinilos de su hermano mayor José Antonio y un día me pinchó una maravillosa canción del que me dijo era creador de Genesis, pero que había comenzado su carrera en solitario. Desde entonces me hipnotizó y durante los siguientes años me hice con todos sus discos (los primeros en vinilo e incluso los re compre en CD). Después, cada vez que sacaba uno nuevo, una de sus impresionantes bandas sonoras, o incluso los alucinantes DVDs de sus conciertos (sueño con acudir algún día a uno), para mi era un acontecimiento y allí estaba esperándolo con ansia.
Ahora, “siete años después” de Up, acaba de sacar un nuevo disco. Scratch my back: Un disco de versiones: Paul Simon, Radiohead, Lou Reed, Arcade Fire, David Bowie, Talking Heads... Un disco muy personal obviando guitarras y batería, y apoyándose únicamente en una orquesta, un piano y su inconfundible voz amable y quebrada, que siempre me dirige a ese universo especial, asociado de ritmos tribales y alucinantes habilidades sonoras. Este nuevo disco ha sido mi banda sonora en el Báltico. Scratch my back es otro de sus increibles experimentos; una colaboración entre artistas, capitaneados por él.
Todos a los que Gabriel ha pedido que le cedan una canción para versionar en este nuevo disco, harán lo propio del repertorio de Gabriel, y próximamente habrá otro disco con este propósito compartido. Su título será I'll scratch yours.
El para mi maestro de la música, sigue inspirado y es un mago. Que no pare. Scratch my back es un disco sobresaliente. Ahora espero con ansia ese disco de versiones del repertorio de Gabriel, para que forme parte de la futura banda sonora de mi vida.
¿Cual es la banda sonora de la tuya? ¿Que sueles escuchar cuando corres?